Malvinas: la identificación del soldado Jorge Inchauspe puso fin a la fantasía de sus padres
Jorge Roberto Inchauspe, soldado conscripto de la Armada
A pesar de que vinieron a notificarlos sobre la muerte de su hijo mayor, Selva y Miguel Ángel Inchauspe siguieron alimentando por años la fantasía de que su primogénito, Jorge Roberto, había sido tomado prisionero por los ingleses, trasladado a Europa, liberado, y vivía una vida feliz en Inglaterra junto a su familia.
La mente tiene métodos extraños para alejar el dolor. "Mi papá se murió pensando eso. Mi mamá, en cambio, reconoció hace unos años que ya sabía que él se había ido", cuenta ahora Carlos, único hermano de Jorge Roberto, cuya tumba fue localizada en diciembre de 2017.
Inchauspe es uno de los soldados que fueron identificados en el cementerio argentino de Darwin , donde hay 121 tumbas que desde 1982 permanecían sin sus nombres, señaladas con la leyenda "Soldado argentino solo conocido por Dios". Este caído ya tiene una placa que lo identifica.
El primer hijo de los Inchauspe había nacido el día de Navidad de 1962 y su hermano menor dos años después. Eran muy unidos. "En ese tiempo me acuerdo que adonde estaba uno, atrás estaba el otro. Al llevarnos tan poca diferencia pasamos toda la infancia y la adolescencia muy juntos, íbamos al mismo colegio, teníamos los mismos amigos, todo", dice Carlos.
Inchauspe era buen deportista y desde chico se destacó en el fútbol y en al handball. Tenía muchos amigos que había hecho en el centro comunal, en el colegio y también en iglesia evangélica que frecuentaba con su familia, en su Escobar natal.
"Él tenía más amigos que yo, era el más popular, siempre estaba seguro de lo que hacía", dice Carlos, evocando aquellos tiempos. "El quería ser militar, siempre lo decía, pero éramos tan chicos, y encima en un país donde nunca había habido guerra, no sabíamos de lo que hablábamos", añade.
Desde la adolescencia Jorge ya tenía muy en claro que quería seguir la carrera militar al crecer, pero no dejó que eso se interpusiera con su educación. Por eso, al ser convocado al servicio militar obligatorio, pidió una prórroga para poder terminar la secundaria en la Escuela Técnica.
Una vez recibido, con 19 años, estaba listo para unirse a la Marina. Pero un accidente haciendo deportes lo dejó con una pierna enyesada. Su futuro como soldado corría peligro. "Se podría haber salvado de la conscripción porque estaba enyesado, así que fue y se sacó el yeso él solo, para poder ir. Mis viejos lo querían matar", recuerda Carlos. Así fue que Inchauspe, fiel a sus planes, se incorporó al Batallón Comando de la Brigada de Infantería de Marina N° 1 y marchó a Malvinas.
En la casa de su familia nadie podía creer que Jorge -una persona "muy pacífica"- estaba en la guerra. Su papá prefirió no asumir el dolor y seguir con la rutina, ignorando el peligro que enfrentaba su hijo. Su hermano y su mamá sufrieron mucho pensando en él, esperando sus cartas y las novedades desde las islas.
"Papá querido: son mis deseos que al llegar estas líneas a tus manos te encuentres gozando de salud y bendiciones de nuestro Señor Jesús, quedando muy bien gracias a Dios. Te diré que los días no son muy buenos que digamos por aquí, pues es raro ver un día de sol, de otro modo te quiero decir que no es lugar propicio para unas vacaciones en familia ¿no?", puede leerse en una de las cartas escritas por el joven, conservada en el Museo del Partido de Escobar, fechada el 26 de mayo del 82.
"Me enteré por los diarios que se mató Villeneuve el corredor, también que murió Nélida Lobato, y que a Boca y River los descartaron del campeonato. Lástima que no fue Boca el que descalificó a River ¿verdad?", bromea Inchauspe en la misma carta, y agrega saludos para toda la familia.
Ya sobre el final de la guerra los rumores sobre los soldados muertos se esparcieron por todos los barrios de Argentina, todas las calles y las casas. Un viernes de julio Carlos se enteró a través de una tía –vivía en Cacharí y tenía militares conocidos– que pronto llegaría a su casa el aviso de fallecimiento de Jorge. Al otro día decidió salir a recorrer hospitales para encontrar a su hermano antes de que la mala noticia les llegara a sus padres, pero no pudo evitarlo.
"Se me ocurrió ir a los hospitales a ver si había llegado él y ese mismo día vinieron a avisarle a mis padres, cuando yo no estaba", recuerda Carlos. "Después me contaron que el oficial que vino a notificar se había puesto tan nervioso que no pudo explicarles con claridad qué había pasado, solo decía ‘lo mataron, lo mataron’. También me dijeron que mi mamá corrió mucho por las calles gritando y llorando". "Y bueno -agrega-. Nadie era experto en ese entonces en dar una noticia así".
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