Su padre había intentado suicidarse por problemas económicos
Dueño de una fábrica, había quebrado en el menemismo y sufrió una fuerte depresión; "Yo tenía 16 años y ver derrotado a mi viejo fue tremendo", declaró alguna vez el joven funcionario
El padre de Iván Heyn estuvo sumido en una fuerte depresión y había intentado suicidarse cuando su fábrica, dedicada a la producción de correas industriales, quebró en el preludio de la crisis económica de 2001.
El estallido del 19 y 20 de diciembre marcaba el corolario de una década que había sido desastrosa para la familia Heyn, azotada por los problemas económicos, tal como consignó la periodista Laura Di Marco en LA NACION. Durante el menemismo, su padre había abierto su propia empresa, que luego fundió. Acorralados por la situación, los padres del economista emigraron a España.
"De un día para el otro pasamos de ser clase media acomodada, con dos meses de vacaciones, a no tener nada, y a tener que salir a buscar una casa para alquilar. Yo tenía 16 años, y ver derrotada la imagen fuerte de mi viejo, que es el tipo que lleva adelante la familia, fue tremendo", declaró Iván Heyn al recordar aquellos años.
El día del cacerolazo Iván Heyn se manifestó en la Plaza de Mayo junto a otros amigos que luego integrarían La Cámpora: los hoy diputados del oficialismo Eduardo Wado de Pedro (por entonces militante de Hijos e íntimo de Heyn) y Andrés "El Cuervo" Larroque. También lo acompañaba Mariano Recalde, hoy directivo de Aerolíneas Argentinas.
A partir de entonces, el joven amplió su conciencia política y, finalmente, comenzó a militar. Luego se incorporaría en la gestión de Cristina Kirchner como uno de los mayores referentes de La Cámpora.
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