Sorpresa en la iglesia local, que ya lo invitó por carta y en persona
Genera satisfacción entre los obispos la posibilidad de una visita del pontífice
Con sorpresa y enorme satisfacción fue recibida en la iglesia argentina la firme posibilidad de que el papa Francisco llegue a la Argentina en 2018 si cede la conflictividad y se avanza en un clima de pacificación política y social, adelantada ayer por LA NACION.
Además de las invitaciones formales que el Episcopado cursó en los últimos años por escrito a Francisco para que realice una visita pastoral a la Argentina, la mayoría de los obispos que tuvieron audiencias personales con él en el Vaticano reforzaron el deseo de que incluya a su país en la agenda de viajes papales. En octubre último, al concurrir a la canonización del cura Brochero, en Roma, la conducción del Episcopado, encabezada por el arzobispo José María Arancedo, reforzó el pedido en persona.
Fuentes episcopales indicaron a LA NACION, sin embargo, que todavía no se han dado los pasos preliminares que exigiría una visita de tamaña magnitud. Pero varios obispos comenzaron a mirar una fecha en el calendario de 2018: entre el 25 y el 28 de mayo se hará en Rosario el II Encuentro Nacional de Jóvenes, al que la Iglesia le quiere dar un carácter masivo. Se trata de un ámbito pastoral muy apropiado para los mensajes de Francisco y de una región marcada por la crisis social y las necesidades de poblaciones vulnerables.
"Una visita de Francisco exige una organización muy intensa y cuidada en todos los detalles. Pero él mismo fijará la oportunidad y los posibles lugares que recorrerá", pronosticó una fuente eclesiástica. El itinerario de una visita papal se coordina habitualmente entre los episcopados y la Santa Sede, pero lo más probable es que en este caso todo responda a la voluntad del Papa.
Además de una posible visita a la Argentina, Francisco definirá en los próximos meses los nombramientos de obispos en diócesis que permanecen vacantes, como la estratégica Tucumán (ya le aceptó la renuncia a Alfredo Zecca) y otros que seguramente se retirarán el año próximo por llegar a los 75 años. Son los casos de Arancedo, en Santa Fe (ya los cumplió y el Papa le pidió que permaneciera hasta terminar su mandato en el Episcopado); Héctor Aguer, en La Plata, y Virginio Bresanelli, en Neuquén, entre otras diócesis de importancia.