“Somos rehenes en situación de supervivencia”, dice Pedro Urruchurtu, uno de los opositores venezolanos asilados en la embajada argentina en Caracas
A un año de la solicitud de asilo en la sede diplomática, sin luz y con agua escasa, el politólogo afirmó a LA NACION que el Gobierno y otros países “deberían presionar más” para que el chavismo les otorgue el salvoconducto
10 minutos de lectura'


“Hay problemas con la electricidad. Va a tener que ser por escrito”. El intermediario, colaborador de la dirigente opositora venezolana María Corina Machado, deja en claro que las condiciones para la entrevista serán tan atípicas y preocupantes como el contexto. Casi a oscuras, y asilado desde hace exactamente un año en la sede diplomática argentina en Caracas, el dirigente opositor venezolano Pedro Urruchurtu utiliza su WhatsApp para contarle a LA NACION, entre textos y mensajes grabados, sus sensaciones (y frustraciones) al cumplirse un año de su “prisión” y la de sus cuatro compañeros de partido en la embajada, desde agosto en manos de Brasil luego de la expulsión del país de los diplomáticos argentinos, decidida por el gobierno de Nicolás Maduro luego de las cuestionadas elecciones en la que el presidente chavista proclamó su reelección.

Mesurado, sin nombrar al presidente venezolano y con la intención de no generar nuevos focos de conflicto (deja deliberadamente afuera cualquier opinión sobre Donald Trump), el joven politólogo define la situación que viven como “apremiante”. Agradece a la Argentina y Brasil por las gestiones, pero pide “mayor coordinación internacional” para acelerar el salvoconducto, que el gobierno chavista les niega desde hace un año.
–¿Que sensaciones tiene luego de un año entero en condición de asilado?
–Son sentimientos encontrados que se suman a una situación humana muy compleja en la que nos han llevado a extremos de supervivencia que no tienen precedentes tratándose de una sede diplomática. Han ido convirtiendo el recinto en una prisión domiciliaria, rodeada, bajo control total, cometiendo abuso tras abuso y poniéndonos en riesgo al negarnos servicios elementales, alimentos y medicinas. Es algo que viola todo principio del derecho internacional en materia de protección y de garantías a asilados, como lo recogen las Convenciones de Viena y de Caracas.
Si de algo estamos conscientes es que somos rehenes y estamos viviendo una especie de secuestro en la que somos fichas de canje, mientras deterioran nuestra situación. Por un lado, estás sometido a un desgaste permanente, en un estado de alerta todo el tiempo, lo cual afecta tu salud física, mental y emocional; por el otro, sabes que aunque hay disposición de diversos actores en la comunidad internacional de buscar una solución, los avances son pocos, son lentos y ninguno resuelve el problema de fondo, y es por la negativa de Venezuela. Esto crea unos precedentes muy graves para el cuerpo diplomático, quien está siendo testigo en tiempo real de lo que se está haciendo contra una sede diplomática.
Nuestra situación no es distinta, en sentido estricto, a la de los más de 1000 presos políticos que existen en el país; lo único que hace la diferencia es el lugar, pero es un patrón generalizado de persecución y de injusticia, que se agrava en nuestro caso al sumársele la negativa de ingreso de agua potable de forma regular, o la falta de electricidad que afecta los pocos alimentos que entran, y las restricciones en el acceso a medicamentos. En nuestro caso es hasta una especie de limbo, porque es como ser un preso político sin estarlo formalmente, lo que hace que la lucha contra el olvido y la normalización sea permanente. A pesar de todo este panorama que se ha agravado, estamos firmes y en pie, y manteniendo el foco, evitando que la frustración o la ansiedad nos paralicen.
–¿Pensaron en algún momento, durante la campaña proselitista, que esto se daría de ese modo?
–De ninguna manera. Es decir, somos conscientes de lo que enfrentamos y también de la complejidad de una campaña como la que vivió Venezuela el año pasado. Cuando comenzó 2024, se inició una ola de persecución política en el contexto electoral que fue incrementándose y de la cual nosotros fuimos de los primeros en sufrirla. El 20 del marzo del año pasado, cuando se anunciaban nuestras órdenes de arresto, quienes pudimos refugiarnos en la embajada –lamentablemente nuestros compañeros Henry Álvarez y Dignora Hernández fueron detenidos– lo hicimos apegándonos a una institución tan antigua como importante en América Latina como lo es el asilo diplomático, normada por el derecho internacional. Cuando se entra en un recinto diplomático es precisamente para recibir protección, como la hemos tenido de Argentina y de Brasil de manera formal, pero también con la idea de que Venezuela cumpla sus obligaciones internacionales de las cuales es firmante y parte. Y eso no ha pasado, no sólo al no emitir los salvoconductos, sino asediando este recinto permanentemente.
–¿Cuál es la situación actual que están viviendo?
–A lo largo de este año han sido por lo menos cuatro episodios de asedio, siendo este último el más difícil, manteniéndose todavía desde el 23 de noviembre pasado. Desde entonces estamos sin servicio eléctrico directo de la calle porque se llevaron los fusibles, lo que nos ha hecho depender de dos generadores eléctricos para usos de emergencia: el primero, que estuvo operativo hasta febrero cuando se fundió, y el nuevo que se pudo instalar el 2 de marzo, gracias a las gestiones de los gobiernos de Argentina y de Brasil, pero que ha presentado fallas en el arranque desde su instalación, lo que requiere la visita del técnico para revisarlo y hacer mantenimiento, la cual no se ha autorizado. Eso nos ha hecho contar con el generador de forma intermitente y depender nuevamente de un pequeño panel solar, como el que tuvimos por 12 días desde que se dañó el anterior generador y se concretó la instalación del nuevo. Fueron 12 días en penumbras y muy difíciles por el riesgo de caídas nocturnas con una casa con tantas escaleras y pisos. De hecho, hemos tenido accidentes importantes; Magallí [Meda] se ha caído, Humberto [Villalobos] también, con una herida de consideración; Omar [González], siendo una persona de 75 años, debe extremar las precauciones para evitar caídas. Es muy difícil todo. Así que seguimos pidiendo que se autorice el técnico para que pueda restituir nuestra conectividad cada vez más limitada. Hemos perdido comida al no tener refrigerador.

El tema del agua no es menos complejo. Sólo autorizan, cuando mucho, 2000 litros de agua que llegan con un camión cisterna una vez a la semana, para una propiedad inmensa como ésta, que es muy poco, debido a los problemas de distribución de agua de la zona y de Caracas en general. Hemos llegado a tener el tanque totalmente vacío. En sus tiempos normales, esta residencia recibía dos camiones cisternas completos (20.000 litros) a la semana. Debemos cargar permanentemente envases con agua y subirlos hasta siete niveles, desde el tanque hasta las habitaciones, para poder contar con algo de agua. Es realmente grave. Sin hablar de que todas las áreas verdes se han secado porque hemos tenido que priorizar el uso del agua para nuestra supervivencia.
A todo esto se suma la vigilancia permanente en los alrededores por partes de los cuerpos de seguridad, quienes además deciden qué entra y qué no, valiéndose del hostigamiento y de la arbitrariedad. Todo lo fotografían y reportan, así que saben en tiempo real todo lo que pasa en el área. Es un asedio permanente.
–¿Como evalúan la reacción del gobierno argentino? ¿Cómo es ahora el vínculo con Brasil? ¿Podrían hacer más de lo que hacen por ustedes?
–Estamos muy agradecidos con el gobierno argentino que desde el primer momento autorizó nuestro ingreso aquí y luego, unos días después, procedió a concedernos el asilo diplomático formalmente. Las gestiones de Gabriel Volpi y de su equipo en la embajada en ese momento fueron claves, asumidas luego por la representación de Andrés Mangiarotti hasta que fue expulsado del país. Incluso a la distancia están atentos e intentan encontrar soluciones entendiendo la complejidad, pero la cancillería argentina está muy involucrada. Han sido muy enfáticos en las exigencias. Con el gobierno de Brasil también estamos muy agradecidos desde el momento en que decidieron asumir la representación de los intereses argentinos en Venezuela y nuestra protección. Desde entonces, el contacto con la embajada brasileña en Caracas es limitado, pero están al tanto de todo y han hecho gestiones humanitarias importantes, mientras sabemos que siguen exigiendo los salvoconductos, todo esto coordinado y en comunicación fluida con Brasilia e Itamaraty, ya que entienden la urgencia. Lamentablemente los diplomáticos brasileños no han podido entrar desde septiembre, por lo que constatar la situación real les ha sido difícil, pero están al tanto de todo y colaboran con las gestiones.
Sin duda siempre puede presionarse más, a pesar de que las negativas provienen de las autoridades venezolanas. Lo han intentado, pero siempre hay trabas. Hemos insistido, por ejemplo, en la necesidad de que un grupo de diplomáticos acreditados en Venezuela pueda organizar una visita humanitaria a la sede para constatar nuestro estado y el estado en el que se encuentra la residencia. No se puede dejar de exigir esto y seguir presionando.
–¿Cómo podría destrabarse la situación? ¿Aún esperan el salvoconducto del chavismo para salir de Caracas?
–Está claro que esto sólo se logrará a través de una negociación que permita nuestra salida segura del país, como establece la Convención de Caracas de 1954 sobre Asilo Diplomático, y para ello se requiere del esfuerzo coordinado de varios países que puedan asumirlo como una oportunidad. Estamos conscientes de que las gestiones para lograrlo no han parado, pero es necesario coordinar mucho más para concretarlo. Nosotros hemos reiterado nuestra disposición a avanzar en ese propósito, siempre dentro del marco del derecho internacional y de lo que establece la convención. De hecho, a finales de marzo del año pasado, con pocos días estando en la residencia oficial y habiendo obtenido el asilo por parte de Argentina, las autoridades venezolanas habían iniciado el proceso para la emisión de los salvoconductos y estuvo a punto de concretarse, pero a último minuto se cayó, sin explicación alguna. Hoy, un año después, volvemos a exigir lo mismo y dispuestos a avanzar.
–Está detenido en Venezuela el gendarme argentino Nahuel Gallo, nada se sabe de él desde hace meses. ¿Conocen algún indicio desde allí sobre su paradero?
–Desconocemos su paradero y su situación, como también desconocemos la situación y paradero del chofer de la embajada, Marino Mendoza, a quien se llevaron detenido arbitrariamente en diciembre pasado. Sus casos son realmente preocupantes.
–En este año, hubo mucha solidaridad desde el Gobierno y dirigentes de distintos partidos. ¿Qué mensaje les daría?
–La solidaridad que hemos recibido por parte de Argentina es impresionante y estamos muy agradecidos. Como menciona, desde el Gobierno, partidos, sociedad civil, medios de comunicación y también de parte de la comunidad venezolana residente allá, hemos recibido mucho apoyo y ánimo, y sabemos que siguen la situación y buscan ayudar como pueden, por lo que les pedimos que sigan alzando su voz por la situación en Venezuela. Especialmente tengo afecto por Argentina porque mi abuela nació allá, en Mendoza, y años después emigró a Venezuela junto a mi abuelo italiano, así que me siento como uno de ustedes también, y por eso mi gratitud, y la del grupo, es enorme. Queda claro que es urgente encontrar una solución a esta angustiosa situación que pone en peligro nuestra integridad y pedimos que sigan haciéndose todos los esfuerzos.
Otras noticias de Venezuela
- 1
Hugo Moyano aceptó la pauta salarial de Milei y acordó paritarias con subas de 1% por mes
- 2
Senado. La fractura del bloque peronista entusiasma al Gobierno
- 3
Felicitaciones y cautela, al cierre de una semana difícil
- 4
Reapareció Cristina Kirchner: volvió a apuntar contra Milei y acusó a los diputados del PJ que le dieron un “cheque en blanco” al Gobierno
Últimas Noticias
"¡Che, hermana!". Adorni le contestó a Cristina Kirchner luego de que criticara su “horrible metáfora” sobre el acuerdo con el FMI
Polémica en un foro para atraer inversiones. Un asesor de Milei dijo que el problema del país son los argentinos
Tras la división del kirchnerismo. La fractura del bloque peronista entusiasma al Gobierno
Ahora para comentar debés tener Acceso Digital.
Iniciar sesión o suscribite