Solo un tercio de las listas para las próximas elecciones están encabezadas por mujeres
Como en varias provincias se eligen solo dos bancas, es probable que a partir de diciembre se reducirá el porcentaje de mujeres en Diputados; para el Senado, solo el 25% de las listas llevan una candidata al frente
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Paradojas de la política argentina: si bien todas las agrupaciones que competirán en las próximas elecciones incluyeron en sus listas un 50% de precandidatos de cada género –en cumplimiento con la ley–, no habrá paridad entre hombres y mujeres en la futura composición del Congreso. Es más, es posible que, tal como fueron integradas las nóminas, incluso decrezca la representación femenina, al menos en la Cámara de Diputados.
Según datos de la Justicia electoral, solo un tercio de las listas que se presentaron en todo el país son encabezadas por mujeres. Esto dificulta y demora la efectiva paridad en el Congreso. Si los primeros lugares de las nóminas a la Cámara de Diputados son ocupados por hombres, hay menos posibilidades de que las mujeres resulten electas porque no ocupan posiciones expectantes, sobre todo en aquellas provincias en las que se eligen pocos cargos legislativos.
Las cifras oficiales indican que apenas el 33% de las listas que competirán por una banca en la Cámara baja en las próximas primarias están encabezadas por mujeres. Este porcentaje es más bajo (25,5%) en las nóminas para el Senado; como aquí se eligen tres representantes –dos se los lleva el ganador y el restante la segunda fuerza-, lo más factible es que ingresen más hombres que mujeres a la Cámara alta dada la supremacía masculina en las listas.
En la actualidad, en la Cámara de Diputados hay 110 bancas ocupadas por mujeres sobre 257 (41,27%), mientras que en el Senado hay 29 mujeres sobre un total de 72 (40,27%). Este avance femenino en el Congreso fue posible merced a la ley de cupo que se aprobó en 1991 (que establecía un piso del 30% de candidatas mujeres en las nóminas), la cual fue reemplazada por la ley de paridad, sancionada en 2017. La norma exige incluir en las listas un 50% de personas de cada género en forma alternada y secuencial por binomios.
Este año, de los 127 diputados que finalizan su mandato, 53 son mujeres. En el Senado, de las 24 bancas que se renuevan, 11 están ocupadas hoy por mujeres. Sin embargo, es probable que esta representación quede menguada a partir de diciembre próximo. En primer lugar, y como ya se dijo, porque sólo un tercio de las listas de precandidatos están encabezadas por mujeres.
La oferta de precandidatas es dispar en las distintas provincias. Por caso, Corrientes es el distrito que presentó el número más bajo de listas con una mujer a la cabeza: solo una de las siete que competirán en las primarias (11%) para ocupar una banca en Diputados. Lo mismo para el Senado.
En la otra punta, Tucumán es la provincia con mayor número de listas lideradas por mujeres: 9 de 12 (75%). Sin embargo, para el Senado, todas las nóminas están encabezadas por hombres.
Otro dato no menor es que en aquellas provincias que renuevan solo dos bancas para la Cámara de Diputados –Formosa, Chubut, Río Negro, La Rioja y Tierra del Fuego– la mayoría de las listas de precandidatos son lideradas por varones. En efecto, de las cuatro nóminas presentadas en Formosa, solo una tiene una mujer a la cabeza; en Río Negro y en Chubut, apenas tres de las ocho listas que se presentaron; en La Rioja, en tanto, hay nueve listas pero cuatro son encabezadas por mujeres, mientras que en Tierra del Fuego esto sucede en solo tres de las 11 nóminas en pugna.
Esto implicará que difícilmente ingrese cualquiera de las mujeres que se ubican segundas en el binomio, ya que por lo general las dos bancas se reparten entre la agrupación triunfante y la que le sigue en cantidad de votos.
Ahora bien, ¿cuál de las dos fuerzas mayoritarias –Frente de Todos y Juntos por el Cambio– priorizó a las mujeres para encabezar sus listas a la Cámara baja? Si se mide por cantidad de distritos, la respuesta es el Frente de Todos.
En efecto, el oficialismo, que presentó listas únicas en casi todas las provincias, decidió encabezar con mujeres en siete de ellas: Buenos Aires; Catamarca, Jujuy, Río Negro, Santiago del Estero (allí va en alianza con el Frente Cívico) y Tierra del Fuego. En Chaco, La Rioja, Misiones, Neuquén y Tucumán, provincias donde habrá competencia interna el mes próximo, también hay nóminas lideradas por mujeres.
A diferencia del oficialismo, en la mayoría de las provincias habrá primarias en Juntos por el Cambio, por lo que allí habrá más de una lista por esa fuerza. Sin embargo, salvo en Chubut, Córdoba, La Pampa, Mendoza, Salta, Santa Cruz, Tucumán y Capital –donde hay precandidatas mujeres liderando las nóminas–, en el resto de los distritos las ofertas electorales tienen a varones como cabeza de lista.
Discrecionalidad y nepotismo
A la disparidad en la conformación de las listas se suma que, en varios espacios, los lazos familiares juegan fuerte al momento de distribuir los lugares.
Esta dinámica es observada por algunos analistas como parte de la propia serie de prácticas machistas en los partidos políticos. El abogado Sebastián Pilo, director de la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ), considera que esta tendencia se debe a que son los varones los que en la mayoría de los casos tienen “la lapicera”. El poder de la birome está súper masculinizado.
“Para llegar a conclusiones claras se necesita hacer un análisis de antecedentes pero claramente esto es un punto. Indudablemente hay prácticas machistas dentro de los partidos, donde los varones terminan poniendo a sus mujeres en los cierres de listas. Son habitualmente los varones los que tienen la lapicera. Elisa Carrió y Cristina Kirchner son mujeres con mucha fuerza pero aun así son excepciones en términos de cómo se construyen las listas en general”, dijo Pilo a LA NACION.
“No es que hay una intención de nepotismo, pero la cantidad de mujeres familiares de hombres fuertes de la política en las listas pone en manifiesto la distancia que hay entre algunas mujeres y la desigualdad de condiciones para acceder a lugares”, dijo una analista y consultora política que hoy trabaja en la campaña de uno de los candidatos con amplias chances de obtener una banca en Diputados.
Y agregó: “Se usan más los lugares de las mujeres para pagar favores, porque los lugares de cabeza los tienen varones. Y se genera una dinámica en la que los lugares pares se distribuyen así, es más “barato” pagar con el lugar de una mujer, porque los lugares de varones son más competitivos”.
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