Solo en Off. Viandas para todos: el menú a $100 de la Casa Rosada genera pedidos y suspicacias
Morales, detrás de la condena a Pepín; Espinoza sin asiento en el show de Cristina; misterioso cierre de un bar en tierra de Insaurralde
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Siempre dispuesta a dar sorpresas, la vida interna en la Casa Rosada ofreció esta semana nuevos y maliciosos comentarios, todos vinculados con la alimentación de los funcionarios y empleados que diariamente concurren al histórico edificio.
Mientras veían cómo brillaban por su ausencia las ya clásicas medialunas y el café que, hasta la semana anterior, el jefe de Gabinete, Juan Manzur, hacía llegar puntualmente a la sala de periodistas (¿razones de austeridad?), los cronistas se enteraron de otro reclamo vinculado a la gastronomía, esta vez protagonizado por el combativo sindicato de trabajadores estatales ATE. “Solicitamos que el menú del comedor llegue a todos los trabajadores de la Presidencia”, expresaron desde el sindicato, en referencia al accesible menú diario, que solo cuesta 100 pesos e incluye un plato y postre, para los cerca de 700 empleados permanentes que tiene la casa. Todo en un contexto de alta inflación en alimentos.
La queja se centró en la imposibilidad de recibir la “vianda subsidiada” que tienen quienes no trabajan en el edificio gubernamental, pero dependen igualmente de la Secretaría General de la Presidencia, como el depósito, delegaciones de recursos humanos de la Casa Militar, direcciones de recursos humanos, administración y hasta los empleados de las cocheras del CCK, a unas cuadras de Balcarce 50.
“Motiva la presente solicitud lograr la igualdad de oportunidades y trato hacia todos los trabajadores”, expresa el comunicado, pegado en distintas paredes de la casa y que llegó a oídos del responsable del área, el secretario general Julio Vitobello. Semejante reclamo público motivó especulaciones: la dirigencia de ATE nacional, encabezada por Hugo “Cachorro” Godoy, mantiene una distancia prudencial del Gobierno, distancia más notable todavía en el caso de su filial porteña, a cargo de Daniel Catalano, fiel defensor de la vicepresidenta Cristina Kirchner.
Por el contrario, los también estatales de UPCN, que encabeza Andrés Rodríguez, sostienen un delicado equilibrio entre las huestes albertistas y las de la vicepresidenta, por lo que esta vez no se sumaron al reclamo de “horizontalidad” en la recepción del menú de la Casa Rosada, frugal y siempre muy lejano del que consumen el Presidente y sus ministros.
Morales, detrás del pedido contra un amigo de Macri
Todavía siguen reverberando las consecuencias de la sesión del Parlasur del 4 de este mes, cuando Fabián Rodríguez Simón, Pepín, intentó, sin éxito, defenderse de los pedidos de expulsión que dirigentes del Frente de Todos motorizaron en el recinto por su condición –por él rechazada– de prófugo de la Justicia en la causa denominada “mesa judicial” durante el gobierno de Cambiemos.
Lo curioso es que no solo el kirchnerismo, a través de Oscar Laborde y María Elena Corregido, expresó su repudio al abogado cercano al expresidente Mauricio Macri, sino que fue la propia dirigente de la UCR María Luisa Storani quien le pidió a su colega de Juntos por el Cambio que deje su banca y “se ponga a disposición de la Justicia argentina” en esa causa, que, impulsada con fervor militante por el cristinismo, no ha registrado demasiados avances.
Los mal pensados, de uno y otro lado de la grieta, tomaron en cuenta que Storani es, además de legisladora del Parlasur, vicepresidenta del comité nacional de la UCR, cuyo presidente es nada menos que el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales.
“Los radicales van a jugar en Juntos por el Cambio, pero siempre diferenciándose de Macri y diciendo que no tienen nada que ver con hechos oscuros del gobierno de Cambiemos”, se entusiasmaron desde el kirchnerismo, donde esperan que, además de padecer la feroz interna entre el presidente Alberto Fernández y su vice Cristina Kirchner, se empiecen a notar las diferencias en el seno del espacio opositor.
La propia Storani no niega que su jefe político, al menos en lo que hace a cuestiones partidarias, es el jujeño Morales, quien no pierde la oportunidad de diferenciarse de la conducción de la economía del gobierno de Macri y avisó hace rato que dará la batalla interna para ser candidato a presidente el año que viene. “Horacio (Rodríguez Larreta) va a ser candidato y les va a competir a Macri y a Morales”, dijo el propio jujeño en una entrevista radial. Cerca del expresidente prefirieron no atar cabos sobre la jugada de Storani contra Pepín.
Espinoza, casi sin asiento en el “show” de Cristina
El quinteto que interpretaba temas de Ástor Piazzolla deleitaba los oídos de militantes, dirigentes y curiosos en el CCK. Nadie se quería perder el discurso en el que la vicepresidenta Cristina Kirchner volvería a criticar al presidente Alberto Fernández, la OTAN y los Estados Unidos para alegría de camporistas y funcionarios.
El auditorio La Ballena Azul estaba completo, sobre todo las primeras filas, en las que los cristinistas buscaban lugares a la vista de la expresidenta, cuando el intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, llegó en busca de un asiento bajo el sol.
Sin éxito en primera instancia, Espinoza optó por sentarse en el pasillo con escaleras que llevan a las filas, siempre cerca de su socia política y actual vicegobernadora bonaerense, Verónica Magario, quien sí llegó a tiempo al convite. Finalmente, personal de ceremonial consiguió un espacio para el intendente, que según fuentes cercanas suele tomarse su tiempo para llegar a convites políticos. Alguna vez, recuerdan los memoriosos, llegó a hacer esperar a la propia Cristina.
Misterioso cierre de un bar en tierra de Insaurralde
La semana pasada, en esta sección contábamos las dificultades que tuvieron Miguel Ángel Pichetto y el periodista de LA NACION Carlos Reymundo Roberts para presentar su libro, Capitalismo o pobrismo, en Lomas de Zamora, la tierra que maneja con mano de hierro el hoy jefe de Gabinete bonaerense, Martín Insaurralde. Más allá de que la actividad se desarrolló en adyacencias de un restaurante chino, quien habría pagado los platos rotos es el reconocido bar Dalí, donde los autores y el dirigente opositor Guillermo Viñuales (exfuncionario de Insaurralde, hoy en Juntos por el Cambio) se reunieron minutos antes de la presentación.
Atentos, los dueños del local afirmaron que la crisis y la falta de habilitación para realizar shows durante la noche fueron las razones del cierre. Pero más de un dirigente opositor sospecha que la situación del bar no fue una coincidencia ingrata. Por el contrario, creen que “algo tuvo que ver” la presencia de los dirigentes opositores y el periodista con el abrupto cierre del emblemático local.
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