Solo en Off: Marcos Peña arma las valijas para asesorar al “Tinelli de Brasil”
Algunos creyeron ver en la reciente foto junto a Horacio Rodríguez Larreta –ingresaron juntos a la presentación del libro de Mauricio Macri– un indicio de su retorno a las grandes ligas de la política macrista. Pero Marcos Peña sigue en el silencio autoimpuesto desde el 10 de diciembre de 2019, cuando terminó su gestión como jefe de Gabinete.
En su actual rol de consultor político, el otrora todopoderoso arquitecto de la comunicación y las campañas de Pro arma y desarma valijas seguido, desde y hacia Brasil, ya en conversaciones formales con el animador televisivo Luciano Huck para ser su asesor en la carrera presidencial. Una carrera que el animador de tevé brasileño está a punto de arrancar, con el objetivo de terciar entre dos pesos pesados: el actual presidente, Jair Bolsonaro, y el veterano exmandatario Lula da Silva.
La semana pasada, antes del comienzo de las restricciones fronterizas, el ex “ojos y oídos” de Macri volvió a volar a Brasil, y al regreso se quedó con la sensación de que su contratación quedó muy cerca. “Huck le dijo que lo va a definir en estos días. Y sí, se iría a vivir allá, es una campaña de un año por lo menos”, coincidieron dos dirigentes macristas que lo vieron en los últimos días.
Afincado por ahora en su rol de miembro consultor de la Fundación Argentina Global, que encabeza el exsecretario de Asuntos Estratégicos Fulvio Pompeo, y convencido de no ser candidato “por nada del mundo” este año, aunque siempre cerca del mundo Pro, Peña está a punto de mudarse a tierras brasileñas como consultor político-electoral.
“Habla con Mauricio, también con Horacio, aunque no participa del día a día de ninguno de los dos”, aseguran, salomónicos, cerca del expresidente y del jefe de gobierno porteño, ambos con ambiciones de cara al futuro. Nadie sabe si en tierras brasileñas Peña tendrá más tiempo para culminar su libro sobre “su experiencia en estos años en la política y sobre lo que está pasando con el poder y la democracia en este tiempo”, como reza su currículum en el sitio web de la fundación. Después del libro de Macri, hay quienes esperan descubrir allí si hay autocrítica sobre una gestión que terminó en derrota.
De Narváez y Moyano, diálogos con poco éxito
Tal vez recordaron aquellas fotos compartidas en 2013, cuando conformaron una alianza electoral fallida para darle batalla al kirchnerismo. Francisco de Narváez, exdiputado y hoy dueño de las cadenas Walmart, conversó dos veces con Hugo Moyano, líder del gremio de Camioneros y promotor de un conflicto sobre la base del pedido de “despido y reincorporación” de los empleados de la cadena. “Acá están muy claras las posturas. La de Moyano es combatiendo al capital; la de De Narváez, promoviendo al capital”, bromeaban desde la cadena de supermercados, jugando con la marcha peronista que ambos conocen de memoria.
La conciliación obligatoria, dictada por el Ministerio de Trabajo, puso en una impasse en la discusión, y en los próximos días quedará claro si la charla de acercamiento tuvo resultados concretos. O si se trató de otro desencuentro entre De Narváez, hoy lejos de la política, y Moyano, enrolado sin rodeos en el cristinismo.
Máximo Kirchner lee a Alfonsín y alimenta su “pata” radical
Mucho se habla de la llegada de Máximo Kirchner a la conducción del PJ bonaerense, aclamada por la mayoría y resistida con spots y críticas por Fernando Gray, el actual vicepresidente del PJ en el principal distrito del país. Pero el diputado y jefe de La Cámpora también tiene su “corazoncito” radical, evidenciado en su mención a Sergio Karakachoff, el abogado radical progresista asesinado por la dictadura militar, durante la sesión en la que se aprobaron los cambios en el impuesto a las ganancias.
“Macri piensa que Karakachoff es el 9 del Spartak de Moscú”, chicaneó entonces el hijo de Néstor y Cristina Kirchner, dando a entender que conoce de sobra la vida de uno de los mártires de la UCR. No solo eso: cerca suyo aseguran que lee y estudia los discursos del fallecido expresidente Raúl Alfonsín, y que uno de sus objetivos es “sumar votos de radicales desencantados” que, según afirman cerca suyo, “van a la cola de lo que diga el macrismo” en Juntos por el Cambio.
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