Solo en Off: la guerra de nervios, chicanas y rumores cruzados que agita al oficialismo
El enojo del albertismo con Máximo y la orden del jefe camporista; un pase que mueve el piso de Cabandié; la rosca de los gobernadores del PJ; y el viejo oficio de un intendente del Conurbano
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“Lo de Máximo fue una pelotudez. Si cree que con esto se va a convertir en el nuevo líder de la izquierda argentina, no entiende nada de política”. La frase, tajante, retumbó en la Casa Rosada en los últimos días, cuando el presidente Alberto Fernández y algunos de los funcionarios de su mayor confianza buscaban recomponer los daños que las declaraciones del propio mandatario, en la gira por Rusia, China y Barbados, habían provocado a la relación de la Argentina con los Estados Unidos.
La bronca del albertismo con el jefe de La Cámpora no se disipa pese a que ya pasaron un par de semanas de su renuncia al bloque de diputados del Frente de Todos. Y no se afinca solamente en una actitud que en el peronismo pudo ser interpretada como desleal, sino esencialmente en que perjudica el avance del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Es que en la mesa chica del Gobierno entienden que el Presidente y su administración se juegan su suerte política en el entendimiento con el organismo.
Del otro lado de la grieta que se abrió en el Frente de Todos y aunque le pudieron picar los oídos, el propio Máximo bajó una instrucción irreductible a sus seguidores: que mantengan silencio y no anticipen la postura que adoptarán a la hora de la votación en el Congreso. Lo hizo en un asado que se sirvió en un gremio afín con sede en la ciudad de Buenos Aires, luego de que el diputado Itai Hagman (cercano a Juan Grabois) afirmara que el mejor camino, dadas las circunstancias políticas, sería la abstención.
Pero si el hijo de la vicepresidenta Cristina Kirchner pretende estirar la indefinición hasta último momento, desatando una guerra de nervios con la Rosada, las noticias que llegan desde la provincia de Buenos Aires podrían calar más hondo en el ánimo albertista. En el conurbano, que se convirtió en la sede nacional del kirchnerismo, comenzó a rumorearse entre dirigentes un escenario proyectado hacia 2023: que se desdoblen las elecciones bonaerenses de las nacionales, para que no caiga el bastión peronista.
Por ahora la especie se replica en los mentideros de la política provincial, pero si se hace memoria, no es la primera vez que circula en momentos de complicaciones para un gobierno nacional. De hecho, antes de las elecciones de 2019 hubo dirigentes que le plantearon esa alternativa a María Eugenia Vidal, cuando se anticipaba que Mauricio Macri perdería la Presidencia. La actual diputada nacional no se animó y perdió la Gobernación. La pregunta ahora, en la Provincia, es qué hará Axel Kicillof llegado el caso.
¿Un ministro intervenido?
La designación de Cecilia Nicolini como secretaria para el Cambio Climático se concretó ni bien la funcionaria desembarcó de la última gira presidencial. El interrogante que se abrió en el Ministerio de Ambiente fue, de inmediato, qué motivos tuvo Alberto Fernández para enviar a una funcionaria de su confianza a la cartera que dirige Juan Cabandié. La primera respuesta sonó algo destemplada: “Esto es una intervención”, deslizaron fuentes gubernamentales, que rechazaron la versión del “premio o castigo” hacia la propia Nicolini.
La explicación extraoficial se basa en los cuestionamientos que recibe el Gobierno por el desempeño de Cabandié en Ambiente. Algunos funcionarios le reprochan una falta de reacción frente a urgencias como la desatada en Corrientes, donde se incendiaron más de 500.000 hectáreas y el ministro no acudió al lugar. Pero otros, más mordaces, afirman que Nicolini se había “quedado sin temas” en el entorno del Presidente. “Lo de las vacunas (para combatir el Covid) ya está agotado; se quedó sin agenda”, argumentaron.
En Ambiente, donde también talla el massista Sergio Federovisky -que tiene antecedentes para desempeñarse en el área-, todavía no se hacen a la idea del aterrizaje de Nicolini. “Ella tiene ahora una secretaría con agenda internacional, pero la liquidez no la tiene ella”, comentó por lo bajo un funcionario, en referencia a la caja que maneja la cartera. Como sea, los movimientos imprevistos parecen moverle el piso a Cabandié. Por ahora, como se observa en la foto, hubo sonrisas de ocasión para la bienvenida.
Un comentario imprevisto
La reunión de los gobernadores del “Norte Grande”, realizada el último viernes en Puerto Iguazú, Misiones, fue noticia a nivel nacional porque desde allí los mandatarios se pronunciaron a favor de que el Gobierno nacional le retire a la ciudad de Buenos Aires los subsidios que financian a las 32 líneas de colectivos que circulan solamente dentro del ámbito porteño. El argumento que utilizaron es que el boleto es mucho más caro en el interior del país que en la Capital. Incluso los radicales Gerardo Morales y Gustavo Valdés adhirieron a la idea.
Claro que no se trató de una movida meramente ideológica, ligada a la histórica disputa entre federales y unitarios, ya que la Casa Rosada ofreció a los gobernadores 46.000 millones de razones -expresadas en moneda nacional- para financiar a sus propias líneas jurisdiccionales. En medio de ese tira y afloje, hubo una reunión aparte entre los gobernadores justicialistas, en la que no pasó inadvertido un comentario sobre la “falta de conducción nacional” que, a juicio de uno de ellos, padece tanto el PJ como el Frente de Todos.
La sorpresa de quienes escucharon el diagnóstico sobre el estado político del oficialismo no fue tanto por el concepto en sí mismo, sino más bien por quién lo dijo, un dirigente que en el plano interno hace un culto del silencio y el bajo perfil, pero que tiene una fuerte influencia partidaria. Fue Gildo Insfrán, el gobernador formoseño, quien lanzó al ruedo ese comentario. Y no se quedó allí: también sugirió que el misionero Carlos Rovira -auténtico jefe político de la provincia-debería dar un paso al frente y lanzarse a nivel nacional.
Un intendente del Conurbano en la TV
Diego Valenzuela es intendente de Tres de Febrero desde 2015. Ese año desbancó a uno de los “barones del Conurbano”, Hugo Curto, surfeando la oleada cambiemita que provocó María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires. Valenzuela tenía un pasado como periodista de gráfica, radio y televisión. Y su salto a la actividad política fue comentado. “Me cansé de balconear”, explicó en aquel momento, en el despacho municipal. Ahora, seis años después, el jefe comunal intentará un curioso mix entre la política y su viejo oficio.
Valenzuela encabezará un ciclo televisivo llamado “Conurbano, tierra de oportunidades”, en el que según sus productores, buscará “contar historias destacadas del diverso y complejo Gran Buenos Aires”. Por el living del programa pasarán cantantes, deportistas, referentes barriales, emprendedores, actores, conductores, escritores, cocineros e influencers. “Mi prioridad es Tres de Febrero, pero en los momentos libres me propuse poner de relieve a personas que consiguen grandes logros con esfuerzo y dedicación”, dijo el jefe comunal.
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