Solo en Off: la “escapada” de varios ministros para ver a Messi, horas después del aval del FMI
Marcos Peña, el “Señor No” de la oposición; Yasky y una “fuga con aviso” de la Casa Rosada
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Atrás había quedado una jornada decisiva y en el gobierno de Alberto Fernández sobraban ganas de festejar después de tanta malaria económica, sanitaria y también (gracias a la interna interminable) política.
Horas después del aval formal del FMI al acuerdo aprobado en el Congreso, buena parte del gabinete nacional y varios dirigentes del oficialismo llegaron en la noche del viernes a una verdadera fiesta, pero esta vez en el estadio de Boca Juniors, donde la selección argentina de fútbol capitaneada por Lionel Messi derrotó por amplio margen a su par de Venezuela. El ministro del Interior, Eduardo de Pedro, su par de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, y la portavoz presidencial, Gabriela Cerruti, fueron algunos de los altos funcionarios que llegaron, todos por separado, hasta la Bombonera. Se emocionaron con el Himno Nacional Argentino, gritaron los goles de Messi y Fideo Di María, y hasta acompañaron el cantito “el que no salta es un inglés”, todos con bajo perfil y sin hablar una palabra de las peleas con el cristinismo.
También se lo vio llegar a la platea baja, con tiempo y rostro relajado, al exjefe de Gabinete Juan Manuel Abal Medina, hoy cercano al Movimiento Evita, de Emilio Pérsico, y prácticamente el único que dio pistas de su presencia en el match a través de su cuenta en las redes sociales.
“Hoy hablamos de otros temas”, contestaba con una sonrisa uno de los funcionarios en el entretiempo a algún curioso que intentaba conversar sobre el flamante aval del FMI y la difícil coyuntura que se desató en el oficialismo luego de ese pacto
Con mayoría de dirigentes albertistas en las gradas, pocos repararon en la publicidad de la petrolera estatal venezolana Pdvsa, pilar del ingreso de divisas del gobierno de Nicolás Maduro, aliado histórico de Cristina Kirchner. En ese contexto, y según testigos, De Pedro también se mostró relajado y en plan de esparcimiento, sin saber que dos días después sería criticado duramente por Hebe de Bonafini, la titular de Madres de Plaza de Mayo, que lo rebautizó como “amén”. Porque “todo lo que dice el Presidente para él está bien”, dijo, enojada con todo aquel que respalde el acuerdo con el organismo internacional de crédito o que no lo rechace de manera categórica. El festejo, para algunos, duró muy poco.
Marcos Peña le dice “no” a quienes lo quieren de nuevo en política
Viejos amigos del macrismo se cansaron de invitarlo a reuniones, grandes o pequeñas. Marcos Peña, el otrora “cerebro” del gobierno de Mauricio Macri, ya les aclaró a dirigentes de su partido que se considera “100 por 100 fuera de la política” y que, al menos por ahora, no tiene intenciones de volver. “Está dedicado a sus trabajos en el sector privado, y dice que no es fácil ayudar si no estás metido”, afirmaron a coro dos excolaboradores que dialogaron con él en estos días.
Ya sin su cliente brasileño, el presentador mediático Luciano Huck (prefirió no competir por la presidencia de su país en octubre), Peña reparte su tiempo entre la fundación Argentina Global, que preside Fulvio Pompeo, y sus clientes actuales, de los que no da pistas. Atrás parecen haber quedado sus coqueteos con Horacio Rodríguez Larreta, de quien se lo vio cerca en el período previo a las elecciones legislativas. “Él estaba un poco corrido, y tampoco le dieron gran lugar. Para ser uno más, después de tantos años de estar arriba, no le convenía volver”, cuenta un joven Pro que sigue idolatrando al ex “ojos y oídos” de Macri durante sus cuatro años en la Casa Rosada.
Yasky dejó su silla vacía en un encuentro lleno de críticas a Putin
Los asistentes, el miércoles, al Salón de los Pueblos Originarios de la Casa Rosada, seguían con atención a los oradores del denominado “Diálogo de alto nivel, escenarios ante el conflicto en Ucrania”, organizado por la Secretaría de Asuntos Estratégicos, que encabeza Gustavo Beliz. Claro que, al terminar el Zoom con el segundo orador, algunos perspicaces notaron el detalle de una silla vacía en el panel principal: la que ocupó –por un rato nomás– el titular de la CTA de los Trabajadores, Hugo Yasky.
Mientras desde la organización del evento afirmaron que el veterano sindicalista docente había “avisado” que no se quedaría hasta el final, algunos de los presentes adjudicaron la estratégica “fuga” de Yasky al tono crítico de los oradores anteriores (y los posteriores que no escuchó) contra el presidente ruso, Vladimir Putin, por su invasión a Ucrania. De hecho, Yasky llegó a oír al expresidente chileno Ricardo Lagos, quien calificó de “terrible equivocación” la agresión del presidente ruso, a quien la CTA de Yasky evitó condenar en los primeros días del conflicto.
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