Solo en Off: Fuks se prepara su desembarco en Ecuador, con una estatua de regalo
El mal trago de Lorenzetti durante el encuentro con un ministro israelí; Ferraresi, el nuevo blanco de La Cámpora; Una cumbre “diplo-Pro” para criticar al canciller Cafiero
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Gabriel Fuks, exsecretario de Articulación Federal del Ministerio de Seguridad, ya arma sus valijas para su próximo destino como embajador argentino en Ecuador, uno de los pocos cargos diplomáticos aún vacantes en el continente.
Entusiasmado con su probable nuevo rol –su pliego ya está en el Senado y sería aprobado en abril– y lejos de la conflictividad social permanente que signó su período como funcionario de Sabina Frederic, Fuks ya planea estrechar vínculos con el gobierno de Guillermo Lasso, con quien el presidente Alberto Fernández ya se reunió en distintas oportunidades. Por caso, durante la asunción de Pedro Castillo como presidente de Perú, a fines de julio pasado.
“Tienen ideologías diferentes, pero a ambos les conviene llevarse bien”, dicen fuentes diplomáticas, y apuntan que Fuks piensa llegar a su nuevo destino con un enorme regalo: una estatua del general José de San Martín, a ser emplazada con motivo de los 200 años del abrazo de Guayaquil, que unió al padre de la patria con Simón Bolívar.
Fuks, quien desde 2003 y durante una década fue presidente de la comisión Cascos Blancos, trabaja en el ambicioso proyecto junto al ministro de Cultura, Tristán Bauer, sin reparar en gastos y a pesar de la crisis económica que vive el país. “Es un gesto muy importante. A Lasso le sirve tener buenas relaciones con nosotros, porque ganó el progresismo en Chile, en Perú y tal vez gane en Brasil con Lula”, especulan fuentes de la diplomacia que conocen los planes de Fuks, que espera un pronto guiño de la Cámara alta
El mal trago de Lorenzetti durante el encuentro con un ministro israelí
Bullicio y muchos diálogos interesantes se dieron durante la noche del jueves en el Hotel Emperador, sede del agasajo organizado por la Cámara de Comercio Argentino-Israelí al viceprimer ministro del Estado hebreo, Gideon Saar. Funcionarios del Gobierno, como el ministro de Justicia, Martín Soria; sus pares de la provincia, Julio Alak, y la ciudad, Marcelo D’Alessandro, y dirigentes opositores como Carmen Polledo, Gustavo Ferrari o Fulvio Pompeo se mezclaron con jueces, empresarios y diplomáticos, y hasta pudo verse a la titular del Inadi, Victoria Donda, en el deliberado bajo perfil que asumió desde que la denuncia de su exempleada doméstica la puso en la mira de la opinión pública.
El juez de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, estuvo sentado largo rato junto a Saar y los ministros de Justicia, y disfrutó de la bandejeada surtida tanto como del agradecimiento del titular de la cámara, Mario Montoto, quien afirmó que “la destrucción y la muerte no fueron capaces de impedir el vínculo de dos naciones y dos pueblos”.
El momento incómodo llegó cuando quien subió a decir unas palabras fue la embajadora de Israel en el país, Galit Ronen, quien a pesar de sus modos diplomáticos ubicó un estiletazo verbal en dirección a la falta de avances en la investigación del atentado a la embajada de Israel, del que el jueves se cumplieron 30 años. “¡Qué bueno es tener al juez de la Corte, a los ministros y a tantos jueces cuando estamos pidiendo justicia!”, dijo la diplomática, generando un silencio incómodo en los destinatarios que se pudo percibir en todo el salón. Ni Lorenzetti –que en 2015 dijo que la investigación de ese atentado era “cosa juzgada”– ni Alak (exministro de Justicia de Cristina Kirchner) movieron un músculo al escuchar esa frase. Tampoco lo hicieron cuando la embajadora afirmó: “Lo que nos falta es que los responsables estén presos, y contamos con la Justicia para que sea así”. El mal momento pasó rápido, y los comensales disfrutaron del postre
Ferraresi, nuevo blanco para el odio de los camporistas
Supo ser de los más leales a Cristina Kirchner en el peor momento de la expresidenta, pero los tiempos cambiaron y el amor se convirtió en desconfianza y golpes por debajo del cinturón. Hablamos de Jorge Ferraresi, el ministro de Hábitat, que pasó de ser considerado un cristinista de pura cepa a reportarle al presidente Alberto Fernández, quien suele elogiar en público y en privado su eficiencia a la hora de viabilizar miles de obras públicas en el país.
En ese contexto, a nadie pareció sorprenderle la aparición de la noticia –en el portal El Disenso– de supuestos gastos faraónicos de Ferraresi en la proyectada refacción de cinco pisos de oficinas que utiliza el ministerio en el ex edificio de YPF, a pocas cuadras de la Casa Rosada. Mientras desde el ministerio masticaban bronca y explicaban que “son $63 millones en total para comprar sillas, escritorios y elementos de primera necesidad para el funcionamiento del organismo”, fuentes del albertismo no mostraron dudas. “Es una opereta de La Cámpora, todo indica que fueron ellos”, aseguraban en defensa del ministro, que además de dedicarse a su tarea en el gabinete integra la mesa política bonaerense que el Presidente reúne de manera periódica, siempre con miras a las elecciones del año que viene, y en la que también participan Juan Zabaleta y Gabriel Katopodis.
Un asado diplomático opositor se llenó de críticas a Cafiero
Nadie sabe quién pagó el asado, pero todos miraron al macrista Fulvio Pompeo y al larretista Fernando Straface, anfitriones el jueves pasado de una cena de referentes diplomáticos de Pro, que esperanzados con volver al poder en 2023 ya comparten proyectos y planes de acción.
El excanciller Jorge Faurie, los embajadores Mariano Caucino y Paula Bertol y exfuncionarios como Eduardo Amadeo, Marisa Bircher y Federico Pinedo también llegaron al quincho de un salón de la calle Uriarte, que tuvo además la presencia algo sorpresiva de Patricia Bullrich, presidenta de Pro y siempre atenta a los temas internacionales.
¿De qué hablaron? La invasión de Vladimir Putin a Ucrania fue uno de los temas tratados, al igual que las “tareas pendientes de cara a 2023″, contó uno de los asistentes, quien además, y con orgullo, aseguró que todos los presentes coincidieron en “reivindicar la política exterior del gobierno de Mauricio Macri”. Con picardía, varios comensales coincidieron en que al canciller Santiago Cafiero “seguramente le dolieron las orejas”, ya que sus gaffes idiomáticas en su reciente gira por Medio Oriente también tuvieron lugar en la tertulia compartida. “Hubo inevitables críticas al fondo y las formas de la actual política exterior”, definió un diplomático que ya se siente cerca del regreso.
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