Solo en Off: desde el “exilio suizo”, Macri se resiste a pedir favores al Gobierno
Vacuna y medalla, gestos de distensión entre el Gobierno y Estados Unidos; el sorpresivo “proyecto Clara” sacude el tablero en Santa Fe
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Pasan los días y Mauricio Macri sigue allí, en la espaciosa residencia que la FIFA tiene para el presidente de su fundación, en la bucólica Suiza. “No tiene ni idea de cuándo puede volver”, dicen dos de los interlocutores habituales del expresidente, que combina su enojo por “la falta de libertad de movimientos a la que te condena el kirchnerismo” con la insistencia permanente a la entidad madre del fútbol mundial para que le asigne tareas para suavizar la espera.
“No le gusta quedarse quieto, pide todo el tiempo que le den tareas para hacer”, afirma otro incondicional. Acompañado por su esposa, Juliana Awada, en Europa, Macri desistió de meter los dos pies en el barro de la interna de Juntos por el Cambio, y en ese sentido el viaje “le vino bien para dejar hacer a Horacio (Rodríguez Larreta)”, afirman cerca del jefe de gobierno porteño. Desde allí emitió esta semana un video de apoyo a las manifestaciones contra la “dictadura” de Cuba y retrucó al Gobierno en varias oportunidades.
Sin embargo, y ya con ganas de volver a casa –los partidos de paddle con el extitular de la AFI Gustavo Arribas y el actor Martín Seefeld habían vuelto a ser moneda corriente en su quinta Los Abrojos–, Macri se resiste a solicitar algún “favor” al Gobierno, que ya hizo una excepción con el regreso, por cuestiones de salud, del senador Esteban Bullrich.
“No les va a pedir nada”, afirma otro leal al expresidente, que incluso se quejó de las “gastadas” de aquellos funcionarios kirchneristas que lo amenazaron con una larga estadía en un hotel bonaerense a su regreso y en cumplimiento de las disposiciones sanitarias. Antes de irse, y en conversaciones con Rodríguez Larreta y el resto de los integrantes de la cúpula opositora, Macri dejó en claro que preferiría ver a su exsecretario de Medios Públicos Hernán Lombardi incluido en la lista de diputados y a su secretario Darío Nieto en la nómina de postulantes a legisladores porteños.
El sorpresivo “proyecto Clara” sacude el tablero en Santa Fe
Cuando nadie lo esperaba, y tanto el gobierno peronista como Juntos por el Cambio hacían cuentas para disputar en soledad las tres bancas para el Senado, el Frente Progresista de Santa Fe dio el golpe, o por lo menos eso intenta. Todavía afectados por el fallecimiento del exgobernador Miguel Lifschitz, desde el socialismo invitaron al intendente de Rosario, Pablo Javkin, a jugar en las internas en ese espacio.
Luego de coquetear con Florencio Randazzo, el exdirigente de la Coalición Cívica aceptó. Apoyará en las PASO a Rubén Giustiniani, exsenador, que se había alejado del espacio y fundado la agrupación Igualdad. El exsenador se enfrentará a Clara García, diputada provincial y pareja de Lifschitz, quien aceptó competir en el ya denominado Frente Amplio Progresista, confiada en el apoyo partidario para sortear la primera instancia y luego llegar al Senado. Tras la muerte de Lifschitz, que siguió a la de Hermes Binner, el socialismo vislumbró la posibilidad de que el exgobernador Antonio Bonfatti o la actual titular partidaria, Mónica Fein, sean los elegidos. Finalmente será Clara García, que enfrentará a Giustiniani, que tiene el apoyo de Javkin, intendente con aspiraciones hacia 2023.
Vacuna y medalla, gestos de distensión entre el Gobierno y Estados Unidos
Una inusual escena se vivió en la fría noche del viernes en el Aeropuerto de Ezeiza cuando el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero; el vocero presidencial, Juan Pablo Biondi, y la secretaria de Salud, Sonia Tarragona, fueron a recibir el cargamento de 3,5 millones de vacunas de Moderna donadas por el gobierno de Estados Unidos. Emocionados por el “aporte” al país, los integrantes de la delegación norteamericana, encabezada por su actual secretaria de Negocios, Mary Kay Carlson, les regalaron a los funcionarios argentinos una medalla especialmente confeccionada para la ocasión, que contenía el águila norteamericana y en su reverso la bandera argentina.
“(El embajador) Jorge Argüello está haciendo un gran trabajo allá, y los problemas que tenemos en la OEA y el BID no son culpa de (Joe) Biden, sino de lo que sembró (Donald) Trump”, afirmaron desde la Casa Rosada, conformes con el buen clima que se vivió en el acto. Y esperanzados con vivir nuevos tiempos en el vínculo bilateral, complicado en temas sensibles como las abstenciones argentinas en foros internacionales en casos como los de Venezuela, Nicaragua y Cuba, o la interminable controversia con la farmacéutica Pfizer por la provisión de vacunas contra el Covid.
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