Solo en Off: Alberto Fernández y sus elogios al cerebro económico del gobierno de Raúl Alfonsín
Un gobernador en llamas por su vice; la charla secreta de Macri y Trump; Insaurralde, implacable con sus opositores; Nosiglia busca un tercero en discordia para la UCR
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Mucho se habló, y se seguirá hablando, del libro “venenoso” que Cristina Kirchner le regaló al presidente Alberto Fernández el pasado sábado 2. Al margen de dejar trascender a LA NACION que no leería Diario de una temporada en el quinto piso, de Juan Carlos Torre –“son cosas que yo viví”, dijo–, el Presidente no deja de elogiar en voz baja (y no tanto) a Juan Vital Sourrouille, el ministro de Economía de Raúl Alfonsín entre 1985 y 1989.
“Era una persona íntegra y muy inteligente”, lo alabó Fernández en tertulias con amigos, como para dejar en claro su admiración por el inventor del Plan Austral, que luego sucumbió ante una disparada implacable de la inflación. El Presidente aseguró, también ante amigos, que Sourrouille mismo le ofreció un puesto al abandonar la secretaría de Planificación y mudarse al quinto piso del ministerio, donde está el sillón principal.
“El le advirtió que era de origen peronista pero Sourrouille le dijo que necesitaba un buen abogado y que por eso quería que él también se mudara”, contó un confidente del Presidente, que recordaba esa historia esta semana, vinculada a aquel trabajo de subdirector de Asuntos Jurídicos que Fernández, a sus 26 años, ocupó durante el gobierno de la UCR, a las órdenes del responsable del área, el ingeniero Jorge Gándara.
Rodríguez Saá, en llamas por la “traición” de su vice en San Luis
La imagen sorprendió a extraños, y sobre todo a los propios. En plena audiencia en el Senado provincial para ser confirmado como nuevo miembro del Tribunal Superior de San Luis, el vicegobernador Eduardo Mones Ruiz renunció a esa postulación tan criticada por la oposición e impulsada por el gobernador puntano Alberto Rodríguez Saá.
“El Alberto no lo podía creer. Y ahora va por su cabeza”, contaron desde la oposición puntana, pero con conexiones con lo que ocurre en Terrazas de Portezuelo, el búnker del poder en San Luis. En realidad, la guerra entre Mones Ruiz –que no le avisó a nadie sobre su jugada– y el gobernador puntano lleva meses, y tuvo su correlato en la Asamblea Legislativa, que en teoría debía conducir y a la que faltó sin aviso.
“El puesto en la justicia era una salida elegante, un pacto político, porque hace rato no había trato entre ellos”, cuenta otra fuente con conocimiento de la interna que se cocinaba a fuego lento en lo más alto del poder de la provincia que Alberto y Adolfo Rodríguez Saá dominan desde hace casi cuatro décadas.
Sucede que, según comentan por lo bajo desde la provincia, Mones Ruiz vio algunas señales antes de la audiencia que no le gustaron, en especial el silencio de los senadores albertistas y miembros del gobierno puntano, que no levantaron un dedo ante las críticas de “inconstitucionalidad” lanzadas por la oposición luego de su postulación.
“Se dio cuenta que sólo querían que renuncie y luego no le iban a votar el pliego”, razonaron cerca del vicegobernador, quien se ha convertido en objeto del odio del mandatario provincial, tanto que el juicio político es una de las alternativas que se manejan para sacarlo de un puesto al que –ese sí– no tiene previsto renunciar.
La palabra “traición” comenzó a circular desde la sesión y como reguero de pólvora por las usinas oficiales, y otra de las opciones que se manejan para Mones Ruiz –que aún tiene una lapicera habilitada para autorizar o no compras oficiales clave– es un destino similar al de Julio Cleto Cobos, cuando luego del voto no positivo de la resolución 125 en el Senado fue condenado al destierro en la Cámara alta pero sin pisar la Casa Rosada por orden de Cristina Kirchner, la vicepresidenta que hoy tiene a Rodríguez Saá como aliado.
Macri jugó al misterio en su encuentro con Donald Trump
No jugaron al golf porque el anfitrión ya había practicado antes del almuerzo. Pero de lo que sí hablaron Donald Trump y Mauricio Macri en su largo almuerzo, el jueves en Palm Beach, fue del futuro político de ambos. “Trump le dijo que ya se siente candidato en las presidenciales de 2024″, contó un dirigente del riñón macrista que se enteró de algunos pormenores de la reunión que enojó a muchos dirigentes de Juntos por el Cambio.
Acompañado por su exsecretario de Asuntos Estratégicos Fulvio Pompeo, Macri utilizó sus habilidades como jugador de bridge y escondió sus cartas cuando el expresidente de Estados Unidos quiso saber si él también se jugaría a obtener un segundo mandato. “Le dijo que aún faltaba mucho y que el espacio tiene dos candidatos muy fuertes”, contaron desde el mismo búnker macrista, en elogio formal hacia Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich, aunque a muchos les quedó flotando la duda sobre si el expresidente le dio a su amigo americano una pista más concreta sobre su destino político.
Nosiglia busca “candidato alternativo” para la convención radical
Fieles a su amor histórico e incondicional por las internas, los dirigentes radicales pasan horas preparando la próxima contienda: la presidencia de la Convención Nacional, prevista para fines de este mes y postergada al menos por treinta días más.
La suspensión tiene excusas organizativas –hay elecciones internas en distintas provincias– pero por sobre todo políticas, ya que un grupo de dirigentes de la vieja guardia se oponen a los dos candidatos en danza: Gastón Manes (dirigente de la UCR bonaerense e impulsado por su hermano Facundo, ya subido a la carrera por la Casa Rosada) y Hernán Rossi, exlegislador porteño e integrante de Evolución, de Martín Lousteau.
“Para algunos de nosotros, ni Manes ni Rossi reúnen los requisitos no escritos para ser Presidente de la Convención”, comentó uno de los dirigentes disconformes, entre los que estaría el inoxidable Enrique “Coti” Nosiglia, quien a pesar de estar cerca de Lousteau opera en la búsqueda de una tercera opción y barajó el nombre del extitular de la Cámara de Diputados Rafael Pascual, quien no estaría convencido de asumir el compromiso.
Como Manes ya cuenta con la mayoría de las voluntades (lo apoyan Ernesto Sanz, Jesús Rodríguez y Federico Storani entre otros), todos miran a Gerardo Morales, presidente del Comité Nacional y también anotado para la carrera presidencial. “El Presidente va a ser fruto de un consenso”, coinciden y esperan desde el centenario partido.
Insaurralde, implacable con los opositores en Lomas de Zamora
Cuando le toca interactuar con representantes del llamado “círculo rojo”, Martín Insaurralde, jefe del Gabinete de la provincia de Buenos Aires y exintendente de Lomas de Zamora, se muestra como un dirigente moderado, dialoguista, conciliador. “Un Lord”, dice un empresario que lo ha frecuentado. Pero los adversarios de Insaurralde, hoy alineadísimo con el kirchnerismo, sostienen que los buenos modales son solo una tarjeta de presentación para esos ámbitos: en su pago chico, feudo en el que sigue teniendo la voz de mando, le gusta mostrar los dientes e incluso morder.
La acaba de sufrir en carne propia Guillermo Viñuales, su exjefe de Gabinete, que pegó el salto y es precandidato a intendente por Juntos por el Cambio. Viñuales organizó el martes pasado en Lomas de Zamora una presentación del libro Capitalismo o pobrismo, de Miguel Ángel Pichetto y el periodista Carlos M. Reymundo Roberts, y se encontró con una inesperada dificultad: ningún club, salón de fiestas o centro cultural quiso alquilarle un espacio para esa actividad. Todos se negaron por la misma razón: abrirle las puertas a un dirigente de la oposición era provocar la ira de Insaurralde, “que después te vuelve loco con inspecciones, controles, multas…”.
La presentación finalmente se pudo hacer, con la asistencia de unas 300 personas, en un ámbito muy poco usual: los altos de un supermercado chino.
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