Sindicatos, movimientos sociales e intendentes del PJ se movilizaron a Plaza de Mayo en apoyo a Alberto Fernández
Una multitud de militantes del conurbano bonaerense se concentraron por el Día de la Militancia peronista y para respaldar al Gobierno después de la derrota electoral
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“En La Matanza te damos soluciones”. La frase, que podía leerse en un colectivo ya vacío que cruzaba la avenida 9 de Julio a la altura de Belgrano, no daba margen a malentendidos. “Nosotros vinimos a apoyar a Alberto, de la misma manera que apoyamos a nuestro intendente”, señalaba, desde una columna cercana, un grupo de militantes matanceros. En sus manos, portaban un estandarte negro con la leyenda “Fernando Espinoza conducción”. Mientras tanto, el humo de las parrillas se mezclaba con las imágenes de Juan Perón y las banderas verdes y blancas del Smata, el gremio de Roberto Pignanelli, uno de los principales popes sindicales que movilizaron este miércoles.
Convocado en un principio por el sindicalismo de la CGT y los movimientos sociales, el acto por el Día de la Militancia tuvo entre sus protagonistas a otro actor fundamental: los intendentes peronistas. Desde temprano, pudo observarse un amplio despliegue de colectivos, con militantes provenientes del conurbano bonaerense, apostados en las avenidas cercanas a la Plaza de Mayo.
Bajo la consigna “Todos unidos triunfaremos”, la gran mayoría de quienes se concentraron lo hicieron en diferentes puntos, a lo largo de la avenida 9 de Julio. Allí, y con el sol del mediodía pegando desde lo alto, los militantes hicieron tiempo hasta la hora indicada para movilizarse hacia el corazón de la plaza histórica, donde, a partir de las 17, Fernández se dirigió a una multitud.
El clima que se respiraba en los alrededores del Ministerio de Desarrollo Social era de celebración. Una escena contrastante con la de las movilizaciones piqueteras que, semana tras semana, signan las calles del centro porteño. “Lo importante es que estemos unidos contra los que nos quieren afuera de todo”, advirtió, al pasar, una mujer. Llevaba puesta una remera estampada con el escudo del PJ. Le contó a LA NACION que vino de San Justo, La Matanza, y que llegó caminando desde Constitución. “Nos dejaron allá”, masculló.
Promediando la tarde, los micros que llegaban desde distintos puntos del Gran Buenos Aires se estacionaban, en doble fila, a lo largo de la 9 de Julio. Además de los colectivos de línea, podían observarse los típicos transportes escolares anaranjados y blancos. Tampoco faltaron los de larga distancia, muchos de ellos de dos pisos.
“A mí me contrataron para laburar solo por hoy, no tengo relación con la organización”, respondió uno de sus choferes ante la consulta de LA NACION. El hombre era de Laferrere y, según sus propias palabras, en su día a día, lejos estaba de dedicarse a la tarea para la que había sido designado. “Tengo un almacén”, aclaró.
Por el acto, la zona del centro de la ciudad de Buenos Aires se encontró anegada durante casi todo el día. Desde las 14 se cortó el perímetro conformado entre las avenidas Paseo Colón y Leandro N. Alem hasta 9 de julio; y desde Belgrano hasta Corrientes. La normalidad volvió a restablecerse luego que las agrupaciones se desconcentraron, alrededor de las 18, una vez finalizado el discurso de Fernández.
En línea con las palabras del Presidente del domingo pasado, cuando desde el escenario del búnker del Frente de Todos llamó a “festejar el triunfo”, el peronismo movilizó su aparato con la intención de relanzar una gestión jaqueada por la crisis y las indefiniciones. Tanto los jefes comunales como los sindicalistas y los dirigentes sociales se reconocen piezas claves en la gobernabilidad y sueñan con pisar fuerte en el futuro organigrama de poder de la coalición oficialista.
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