Horacio Rosatti: “Yo no creo que nadie genere un golpe por marchar”
El ex ministro de Justicia cuestiona las demoras de los magistrados a la hora de actuar contra los funcionarios; su mirada del caso Nisman
La entrevista a quien fue el ministro de Justicia de Néstor Kirchner posterior a Gustavo Beliz fue telefónica, desde su casa, en Santa Fe.
–¿Bajo qué circunstancias usted es elegido ministro de Justicia de Kichner en 2004?
–A pocas semanas de asumir como presidente me llama Kirchner para ocupar el cargo de Procurador del Tesoro de la Nación, que sería el abogado defensor del Estado. Tiempo después, cuando abruptamente se va Béliz, el presidente me ofrece ser ministro. Yo primero le digo que no por dos motivos: primero porque yo creía que le iba a ser más difícil encontrar otro procurador, con la experiencia que habíamos forjado.
–Usted creía que era más difícil conseguir un procurador que un ministro de justicia...
–Sin dudas. Y después le dije "porque yo no tengo experiencia y no voy a funcionar bien con el tema de seguridad". Recordemos que el Ministerio de Justicia, Seguridad y DDHH tenía a su cargo la Prefectura, la Gendarmería y la Policía Federal. Yo le dije "mi formación es académica, no la veo compatible con tener las riendas de los servicios de seguridad". Entonces él me dijo "¿Qué pasa si yo te saco la parte de seguridad?". "Ahí sería otra cosa", le digo. Ahí él le pasa Seguridad al Ministerio del Interior de Aníbal Fernández y entonces yo asumo como ministro de Justicia y DDHH.
–Cuando usted asume como ministro de Justicia, ¿qué se decía de la salida de Beliz?
–A mí también me sorprendió su salida, como a mucha gente, y la forma en que él termina yéndose. Me parece que las disidencias que se expresaron son las que luego tomaron estado público.
–La tensión entre él y Stiuso...
–Sí, efectivamente ése debe haber sido el motivo.
–¿Y por qué había tensión?
–De eso no tengo idea porque yo no tuve la vinculación… Lo que yo te puedo decir de la SIDE es que por julio de 2005 el Estado argentino reconoce ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos su responsabilidad en el caso AMIA. También hay un decreto que yo firmo con (el entonces canciller) Rafael Bielsa y el presidente (Néstor) Kirchner, donde dentro de las tareas por realizar a futuro está el compromiso de transparentar los fondos de la SIDE y abrir los archivos.
–Pero eso no ocurrió...
–No. Pero no soy la persona adecuada para responderte por qué. Me fui en 2005 y perdí contacto.
–¿Usted interactuaba con la SIDE y Stiuso?
–Cero. La SIDE no depende del Ministerio de Justicia, nunca dependió. Es una secretaría de Estado que dependía de la Presidencia. .
–¿Y qué relación tenía Kirchner con la Justicia?
–Era una relación respetuosa. Yo creo que la comunidad judicial lo que veía con buenos ojos era todo el tema de transparentar las designaciones en la Corte, que con los nuevos integrantes ganó mucho prestigio. Ese año que yo estuve propusimos al ministro (Ricardo) Lorenzetti, asumió Carmen Argibay, hacía poquito había entrado el ministro (Eugenio) Zaffaroni.
–En ese momento era "La vida en rosa" entre la Justicia y el kirchnerismo...
–Sí. A tal punto que cuando yo renuncio, le muestro al presidente Kirchner algunos comunicados del Poder Judicial que expresaban que la relación era razonable, de independencia de poderes. Era una relación donde lógicamente el Poder Judicial no se consideraba obligado a rendir cuentas al Ejecutivo, lo cual me parece que es correcto, y el Ejecutivo no tenía una posición de pretender que el Poder Judicial le anticipara sus decisiones. Era una relación razonable.
–Pero ese sano equilibrio empieza a cambiar. ¿Cuándo y por qué?
–Hay que estudiar la historia del Poder Judicial, y sobre todo de los últimos decenios, cómo muchas veces algunos criterios van cambiando, cómo algunos procesos se van acelerando, otros procesos no se manejan con la misma celeridad. Yo creo que ésa es una práctica que no es buena del Poder Judicial.
–Lo invito a pasar de lo abstracto a lo concreto.
–Bueno, los ejemplos los tenés vos. Algunos jueces, a medida que se acerca el final de un gobierno o de un ciclo político, comienzan a ver cosas que debieron ver antes o sobreactúan en lo que están viendo.
–¿Sobreactuarían para que los mirara quién?
–El que viene...
–¿Y qué tiene que mirar el que viene?
–Plantean algo así como un "yo soy independiente", cuando eso hay que demostrarlo desde el primer minuto hasta el último. Yo creo que si un juez se siente mal o presionado o maltratado, no puede ejercer su función como corresponde. Lo tiene que decir, denunciar, o tiene que renunciar al cargo.
–Ahora confirmaron el procesamiento de Amado Boudou, ratificaron al juez Claudio Bonadio en la causa de Hotesur... Parece que se aceleran las causas.
–Yo creo que el aceleramiento y el freno hablan mal del juez. Ahora, eso no significa que un procesamiento no esté bien hecho. Si hay que procesar a fulano, no esperemos a que se vaya, a que tenga 80 años. Hagámoslo cuando tenemos los elementos.
–¿Qué le parecía la "democratización de la Justicia"?
–La Constitución argentina tiene la mejor fórmula de democratización posible, que es el juicio por jurados. Está previsto en tres artículos desde 1853. Nunca se aplicó.
- ¿El voto popular podría elegir a los jueces?
-Yo estaría en contra de esa posición. Insisto: la democratización de la Justicia es el juicio por jurados. Cuando yo fui ministro de Justicia lo impulsé con un proyecto que ya estaba en el Congreso, y que finalmente no salió. Habría que preguntarse por qué.
-¿Qué piensa del proyecto de ley para reformar la Secretaría de Inteligencia?
-No la leí. Y tampoco soy un especialista.
-¿Pero es correcto que las escuchas pasen a la Procuración General?
-Conceptualmente eso es correcto. Son los fiscales quienes llevan adelante la investigación.
-La oposición dice que la Procuración está partidizada y que entonces no hay garantías sobre a quién van a escuchar.
-Pero ahí ya nos ubicamos en los juicios absolutos. El decir "kirchnerista" como sinónimo de algo malo o bueno necesariamente yo no lo comparto. Siempre digo que los dos primeros años de Néstor Kirchner y los primeros dos años de Raúl Alfonsín fueron los mejores cuatro años de la democracia del 83 a la fecha.
-¿Y si tuviera que analizar la relación actual de Cristina con la justicia?
-A mí me parece que en algunos temas, digamos medios de comunicación y Justicia, este gobierno va a ser recordado no por lo que construyó sino por lo que hizo tambalear. Es decir, puso en la agenda temas que en la forma en que pretendió resolverlos no fue la correcta, pero los instaló y tal vez más adelante tengan un cauce más correcto.
-¿Los medios de comunicación pueden dar un golpe de estado?
-No, los medios de comunicación en todo el mundo son importantísimos y fundamentales en un sistema democrático, con virtudes y defectos, pero no soy conspirativo de pensar que solamente un medio va a hacer un golpe. Me parece que haber puesto énfasis en algunos temas es importante aunque la forma, la norma, claramente en el caso de la reforma judicial, no fue la herramienta adecuada. Pero que hay que reformar la Justicia no tengo la menor duda.
–¿Usted conocía a Nisman?
–Sí. Me parecía un tipo correcto, con mucho profesionalismo.
–¿Qué le pareció la denuncia?
-Leí la denuncia. No vi delito. La leí con ojos de abogado. Incluso gente que puede tener algún interés en hacer este tema más denso tampoco la vas a encontrar diciendo "acá claramente surge un delito".
–Sin embargo, el fiscal Pollicita imputó a la Presidenta...
–El fiscal ha dicho que esto no da para rechazarlo in limine. Ha dicho "vamos a investigar". Nada más que eso. Es una decisión que está dentro de las posibles y dentro de las razonables. No ha dicho "llamen a indagatoria a fulano o a mengano". En este contexto, es muy difícil decir "no investiguen" un escrito con pruebas acompañadas, y además se decía que había otras.
–¿Qué le pareció el papel de los fiscales en la marcha?
–Bueno, qué se yo, sintieron que era lo que debían hacer. Hay quienes creen que está bien o que está mal, yo no me sitúo en ninguno de los dos extremos.
–Desde sectores afines al Gobierno les dijeron golpistas.
–Yo no creo que nadie genere un golpe por una marcha. Lo que expresaba la gente, que es lo más importante, es un clamor para que los hechos se esclarezcan. .
–¿Qué impresión le da la muerte de Nisman y la idea de la vuelta de la muerte política al país?
–Una enorme congoja, un signo de interrogante muy grande y una gran perplejidad posterior, porque es difícil encontrar una información que no venga acompañada de una opinión.
–Se dice que hoy usted está conversando con el massismo.
–Me parece que vos creés todo lo que dice el periodismo...
- Pero algún café tomó con Juanjo Alvarez, armador de Massa.
-Dejame decirlo de esta forma: una persona que ha tenido responsabilidades públicas, como es mi caso, y que le ha ido como me ha ido a mí, siempre es llamada y conversa. A los peronistas los conozco a casi todos. De ahí a tener un cargo es otra cosa.
–Por último, ¿qué cree que van a pensar algunos jueces con estas declaraciones suyas, algunas bastante críticas hacia ellos?
–Los jueces saben lo que yo pienso. Que hay que reformar la Justicia. Yo fui, como conjuez de la Corte, una de las dos personas que votaron que los jueces tienen que pagar el impuesto a las ganancias, en una votación que salió 7 a 2. Si vos recorrés mi historia, vas a ver que me hubiera sido más funcional decir que los jueces no tenían que pagar nada. Pero yo estaba convencido de algo y lo hice.
–Dejamos acá.
Historia Clínica
Nombre: Rosatti, Horacio
Edad: 58
Ocupación
Ex Procurador del Tesoro Nacional. Ex ministro de Justicia
Observaciones
Le dijo que no a Kirchner, cuando le propuso ser diputado, algo inusual
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