Sin poder bajar la inflación, el Gobierno levanta el eslogan del “ordenamiento” de cara a la temporada electoral
Massa no logra domar los precios y prepara medidas; Cristina protege al ministro pero hay dudas sobre su potencial electoral; la incógnita por la campaña con restricción en el gasto
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El Gobierno no logra mostrarse capaz de bajar la inflación y difícilmente consiga un cambio significativo en los próximos cuatro meses, cuando se ingrese en época preelectoral, se definan las candidaturas y se comience a consolidar la intención de voto en las encuestas. Ese diagnóstico es admitido tanto en la Casa Rosada como en el Palacio de Hacienda donde ya reconocen que la famosa promesa de Sergio Massa de “menos de cuatro puntos de inflación para abril” quedará incumplida. Cerca del ministro de Economía comenzó a cambiar la narrativa: lo que hay para ofrecer, a partir de ahora, es “un ordenamiento y una estabilización de la economía”.
“La inflación no es el número que queríamos tener, pero también hay que contar el acuerdo con el FMI por la meta de reservas, el canje de deuda en pesos y el ordenamiento político detrás de Sergio, porque nadie lo cuestiona a él en el oficialismo”, consideró un colaborador muy cercano al ministro esta semana, luego de que se conociera el índice de inflación de febrero en 6,6%.
Aunque hay un esfuerzo por resaltar los activos de su gestión, cerca de Massa reconocen que habrá que demostrar acción para combatir el alza de precios si se quiere sostener una expectativa electoral. Fuentes del Ministerio de Economía confirmaron a LA NACION que el ministro “está trabajando medidas con su equipo económico” y que “no se va a quedar con los brazos cruzados”. Los anuncios, que podrían llegar en las próximas semanas, no serían del tipo sectoriales (como viene haciendo), sino de carácter macroeconómico: sus interlocutores para definir el paquete son el secretario de Política Económica, Gabriel Rubinstein; el jefe de Asesores, Leonardo Madcur y el secretario de Finanzas, Eduardo Setti.
“Todavía le quedan algunas cartas para pelear el tema de la inflación, no descartaría medidas pronto”, aseguró esta semana un funcionario del equipo de Massa que ve de cerca a sus movimientos. El mensaje transmite que seguirá dando batalla, pero reconoce que se van terminando los trucos, a ocho meses de que el tigrense desembarcara en el cargo.
Si en el Palacio de Hacienda intentan mostrar solvencia, en la Casa Rosada algunos ven el escenario con mayor preocupación. “Pueden haber nuevas cartas, pero está claro que quedan cada vez menos. Hoy más que la inflación, el problema es la sequía, que empieza a generar caída de la actividad económica. La situación es compleja”, dijo un alto funcionario que trabaja cerca de Fernández.
Salvavidas y dudas
El interrogante que comenzó a regarse en las mesas políticas del oficialismo tras el último Índice de Precios al Consumidor (IPC) es si, a este ritmo, Massa se sostiene como opción para erigirse como el candidato del espacio. El tigrense sigue diciendo que no jugará aunque cambió el libreto: en lugar de apelar a la cuestión familiar, dice que “es incompatible” postularse a la presidencia y ser ministro de Economía.
Pero para nadie pasaron desapercibidas las piruetas discursivas que hizo el kirchnerismo en los últimos días para salvar al tigrense de las críticas furibundas al acuerdo con el FMI y a la merma del poder adquisitivo de los salarios. Massa recibe reportes diarios vinculados a los precios: a él, el índice de inflación no lo sorprendió y todo indica que el número tampoco fue novedoso para el Presidente y para Cristina Kirchner. Con ellos el ministro se reporta periódicamente, para mantener respaldo político a su gestión.
Por ahora lo logró: la vicepresidenta pidió renegociar el acuerdo con el FMI, pero no cargó las tintas contra Massa en su última aparición pública en Viedma. La Cámpora hizo un comunicado en el que fustigó a Fernández y a Kristalina Georgieva por el acuerdo firmado en la época de Martín Guzmán, pero enseguida se ocupó de aclarar que “no fue contra Sergio”.
“La épica con pragmatismo de La Cámpora es llamativa. Putean el acuerdo con el FMI pero le tiran un salvavidas a Massa. Encima reclamaron la promulgación de la moratoria previsional cuando ya estaba promulgada”, se quejó un importante funcionario de Balcarce 50.
Un colaborador estrecho de Massa advirtió: “Juegue quien juegue en las elecciones, todos tienen como condición que a Sergio le vaya bien”.
De cara a la etapa electoral, la otra duda que sobrevuela al oficialismo es cómo se hará campaña con las restricciones al gasto que impuso el Fondo en la última renegociación. El Gobierno ya se encargó de decir que el acuerdo “no es estático sino dinámico”. Es decir, que podría renegociarse otra vez para ajustar las metas fiscales.
Cerca de Massa aseguran que, en las condiciones actuales, “no es la idea promover un plan platita” a modo de proselitismo. Y machacan: “Ordenamiento económico con un índice de inflación que no nos gusta pero con medidas para paliarlo”.
El eslogan, que busca poner en valor la gestión del tigrense, es el que debe digerir y asimilar el que el resto oficialismo si finalmente lo entroniza a el líder del Frente Renovador como candidato del espacio.
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