Sin motosierras, pero con banderas argentinas, la militancia libertaria copó la Plaza del Congreso y vibró con el mensaje de Milei
El núcleo duro de seguidores de Javier Milei se concentró frente al edificio parlamentario; vino mucha gente del interior del país y exvotantes peronistas
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Yaquelina tiene 45 y trabaja por horas como empleada doméstica. Tiene cinco hijos y vive en Libertad, partido de Merlo. Si bien se considera a sí misma una militante peronista, hoy esperaba bajo el sol escuchar al presidente electo que votó: Javier Milei.
“No hubo cambio, no hubo nada y siempre se olvidaron de la gente de abajo”, dijo sobre la dirigencia justicialista, y destacó que donde ella vive “hay mucho transa”. Sobre el gobierno que asumió hoy, señaló: “Espero que traiga más seguridad, trabajo y que se vuelva al respeto”.
La militancia libertaria comenzó a llegar a la Plaza del Congreso alrededor de las 8 de la mañana. Las banderas argentinas monopolizaron rápidamente el paisaje y las motosierras, los leones y los carteles “anticasta” resultaron ser una minoría.
“Pre-si-dente, pre-si-dente”, coreaban quiénes esperaban por su discurso en la Plaza del Congreso. Con las banderas argentinas en alto, algunos gritaban “no vuelven más”, mientras que otros no sacaban la vista de la pantalla que marcaba la llegada del nuevo primer mandatario.
Ya en en la puerta del Palacio Legislativo, la militancia se enfervorizó con el saludo de Milei desde las escalinatas, que generó gritos y el canto de “Libertad, Libertad”. La aparición de Cristina Kirchner en la pantalla desencadenó abucheos y saltos al ritmo de “el que no salta es un ladrón”.
En el desarrollo del discurso en las escalinatas del Congreso, los simpatizantes interactuaron con cánticos ante el discurso del nuevo presidente. “Milei, querido, el pueblo esta contigo”, cantaron los militantes cuando el jefe del Estado habló de la herencia que recibe.
Ante la ya famosa frase “no hay plata”, el público presente en la Plaza del Congreso la repitió junto al nuevo Presidente. La mención de la gestión de la pandemia durante el gobierno de Alberto Fernández tocó una fibra sensible de la militancia, que gritó: “Hijos de puta”.
Cuando finalizó el discurso, y tras acompañar con un “¡Viva!” la arenga “Viva la libertad, ¡carajo!” del flamante presidente, la gente se dispersó para buscar un lugar en la valla y ver de cerca la salida de Milei con el auto oficial. Con los celulares en alto, esperaban captar el momento en el que el libertario se dirigía hacia la Casa Rosada para la jura de su gabinete.
“Se moderó en el discurso, pero no tanto en las propuestas. Tiene que mostrar gobernabilidad”, razonó Iván Folco, un estudiante de programación, de 20 años. Está junto a su amigo Tobías Mancuso, de 19. Si bien señalaron a LA NACION que no son militantes, subrayaron que siguen a Milei “desde 2018″. “Sabemos que los primeros meses van a ser duros, pero si puede encarrilar la economía, vamos a salir adelante rápido”, evaluaron sobre el futuro.
El nuevo presidente adoptó de su exrival Patricia Bullrich el pedido de incorporar banderas y camisetas de la Argentina a los actos militantes después de las elecciones generales. Con la intención de sumar adhesiones de cara al balotaje, Milei dejó atrás algunas de sus declaraciones más disruptivas y suavizó su discurso.
Por eso, el economista libertario convocó a la ciudadanía a asistir hoy a las inmediaciones del Congreso Nacional, donde se realizó la ceremonia de traspaso y asunción del nuevo gobierno. “Asunción presidencial. Domingo 10 de diciembre 11 horas. Congreso de la Nación. Traé tu bandera argentina”, decía el flyer publicado este martes en donde él ya aparecía con la banda presidencial. El posteo llevaba la leyenda: “Viva la libertad, carajo”.
Matías Amarilla, de 28 años, y Guido Barbieri, de 26, siguieron al pie de la letra la consigna del nuevo presidente. Vestían camisetas de la selección de fútbol y sostenían banderas albicelestes. Viajaron toda la noche desde la ciudad de Formosa en colectivo y llegaron por la mañana a la Capital Federal. Se apostaron alrededor de las 8 en las vallas dispuestas para contener al público para ver pasar el auto que trasladó a Milei.
“Nací y crecí bajo el mismo gobierno de [Gildo] Insfrán -gobernador de Formosa desde 1995- y tenemos la esperanza que con esto haya más libertad y menos gente oprimida. Insfrán agobia a las empresas de impuestos y allá reina el sector público. Con eso domina a la gente”, explicó Amarilla a LA NACION. Si bien es técnico agropecuario, no consigue trabajo y hoy sobrevive gracias a que pudo crecer como revendedor de cosméticos para Avon. “Tengo gente a cargo y me va bien. Nadie me puede controlar”, agregó.
De a ratos, la prueba de sonido se mezclaba con cantos de “la casta tiene miedo”. Las batucadas diseminadas a lo largo de la plaza se pisaban entre sí y se perdían entre las conversaciones de la gente. La sombra era un reparo para los casi 25 grados de térmica de las 10.30 y debajo de los árboles se agrupaban principalmente familias con hijos.
Allí es donde se encontraban Edgardo, de 39 años, y Antonio, de 23. Son de General San Martin, Chaco, y vinieron “para mostrar su apoyo a Milei”. Según contaron a este medio, votaron a Leandro Zdero para gobernador. Sin embargo, advirtieron: “Nuestro pueblo sigue siendo peronista”. Por eso, no quieren decir su apellido. “Los Leiva -por Aldo, el padre, y Mauro, su hijo, hoy intendente- controlan todo. La justicia, la policía, todo”, señalaron. Están cansados de la impunidad de los políticos en su provincia, agregaron, y destacan que el crimen de Cecilia Strzyzowski no los sorprendió.
“Me pareció sincero y acertado”, sentencia Claudia Roca, docente bonaerense con 20 años de experiencia, sobre el discurso de Milei. “Manifestó lo que tenemos y dejó todo muy claro. La mayoría sabe que tenemos que pasar por momentos difíciles y ajustarnos porque sabemos que al final hay una luz”, agregó.
Se encuentra junto a Laura Aguirre, compañera de trabajo y amiga, que destaca la situación por la que pasa la educación en la Argentina. “Hay un tendal de chicos que no comprenden textos y que no tienen los conocimientos básicos. La educación privada trabaja con más libertad y eso hace la diferencia”, señaló.
“Es el discurso más duro que tuvo que escuchar de un presidente”, analiza Emmanuel Lorenzo, de 29 años, en diálogo con LA NACION. Lorenzo es ingeniero en software y reconoce que si bien estaba “eufórico”, esperaba “un discurso más esperanzador”. “Escuchar toda la situación del país me dio escalofríos. Es la primera vez que un presidente nos habla con tanto respeto”, indicó.
Cerca de las 13.30, con Milei ya en la Casa Rosada, la zona del Congreso se fue despoblando de los militantes libertarios.
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