Sin ley ómnibus, el Gobierno acota la gestión a los decretos, la botonera de “Toto” Caputo y la agenda de Patricia Bullrich
En dos meses Milei agotó parte de su plan refundacional; el Gobierno pasa a una fase de gestión diaria con herramientas limitadas; decretos de desregulación y nuevo organigrama
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El gobierno de Javier Milei agotó, en sus primeros dos meses de vida, buena parte del plan refundacional que tenía el primer día. Frustrada la ley Bases y con el DNU judicializado, los libertarios ahora pasarán a una fase de gestión diaria con herramientas limitadas. En la Casa Rosada subrayan que el proyecto oficial continuará a través del ajuste fiscal para conseguir el déficit cero. Se jactan de que el ministro de Economía, sin la ley, ya consiguió buenos resultados fiscales (aseguran que hubo superávit financiero en enero). Y anticipan que promoverán todas las desregulaciones que sean posibles vía decreto.
El Gobierno no promoverá un plebiscito para impulsar la ley Bases como agitó apenas se frustró la aprobación en particular. Tampoco el oficialismo va a reactivar el debate en el Congreso en el corto plazo, luego de enviar el proyecto nuevamente a comisión y llevar la discusión a foja cero. “En ningún momento la ley Bases era parte del plan de gobierno. Tenía un objetivo a largo plazo. Podemos seguir con el plan de ajuste fiscal y déficit cero sin la ley”, insisten en Balcarce 50.
Por último, el Gobierno no moverá las fichas para promover un nuevo pacto fiscal con las provincias, en medio de la hostilidad declarada con los gobernadores. “El Gobierno no necesita el pacto fiscal. Es un tema de ellos. Si lo quieren, que vengan a buscarnos y que nos digan que van a votar los más de 600 artículos del proyecto que enviamos el primer día”.
Así, cerca de Milei se preparan para caminar el próximo tramo de gobierno entre la intransigencia con todo el arco político -menos con Pro- y la gestión limitada a la botonera económica en manos de Luis “Toto” Caputo. La premisa es sostener el déficit cero mediante el recorte de fondos sensibles a las provincias. Y buscar una liberación del cepo cambiario hacia mitad de año.
Seguridad y achicamiento del Estado
La agenda de gobierno se completará con los anuncios en materia de seguridad, de la mano de Patricia Bullrich, como se vio el jueves con el lanzamiento del protocolo para que las fuerzas de seguridad puedan utilizar armas de fuego para prevenir fugas en delitos peligrosos. Con esos dos ejes, el ministro de Economía y su par de Seguridad serán los funcionarios con mayor vidriera en las próximas semanas.
Según un alto funcionario de la Casa Rosada, el equipo técnico que trabajó en la ley Bases y en el DNU a partir de ahora se concentrará en la elaboración de decretos más acotados que tiendan a la desregulación y a la desburocratización de la economía. En ese grupo confluyen Federico Sturzenegger con sus colaboradores -allí talla Maximiliano Fariña- y el jefe de Gabinete Nicolás Posse junto a su mano derecha, José Rolandi.
Posse, en tanto, sigue muy concentrado en todo lo referido a la revisión de áreas del Estado, el achicamiento de estructuras y la optimización de recursos. “Va a haber mucho en materia de simplificación, vamos a eliminar normas que suman burocracia”, dijo una fuente oficial.
Otros funcionarios, en cambio, estarán más acotados en su margen de acción. El ministro del Interior, Guillermo Francos, por ejemplo, quedó limitado para exhibir fotos con gobernadores, luego de que Milei responsabilizará a los mandatarios provinciales por la caída de la ley ómnibus, los tratara de “corruptos” y señalara que habría que “hacer una investigación” para “ir a buscar” a quienes votaron en contra de determinados puntos de la ley.
El ministro continúa teniendo conversaciones de bajo perfil con los gobernadores, pero ya no hace gala de esos puentes políticos. Al menos por un tiempo, primará el modo intransigente.
Milei dejó en claro el sábado cómo avanzará con su gobierno en el corto plazo: “Que (los gobernadores) usen sus recursos, no voy a negociar mi programa económico, el déficit cero, el saneamiento del Banco Central e ir liberando el mercado de cambios. Voy a terminar con la inflación y la inseguridad, y en el medio voy a ir dejando en evidencia a los políticos corruptos”.
En lo discursivo, en la Casa Rosada se ocuparon de revertir el fracaso de la ley ómnibus con la narrativa del “reordenamiento del tablero político”. “Creen que para nosotros es un problema lo que pasó con la ley y no lo fue. La ley tenía dos objetivos simultáneos: hacer cambios de largo plazo y reordenar la discusión política. Cualquiera de los dos escenario era positivo para nosotros. Por eso jugábamos a todo o nada”, dijeron en la mesa chica de Milei.
Tarde o temprano, Milei necesitará del Congreso. Ya sea para buscar herramientas impositivas para sostener el plan de Caputo (con la ley el ministro resignó el blanqueo y la moratoria) o para promover algunos de los capítulos de la ley Bases en iniciativas más acotadas. Por eso, el Presidente comenzó a hablar de la posibilidad de confluir en un interbloque con Pro, que le permita ganar en músculo político. Una reconfiguración del gabinete, por ahora, parece más difícil. En la cúpula de LLA aseguran que aún no están dispuestos a ofrecer cargos relevantes a sus socios en el Poder Ejecutivo.
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