Preocupado y sin certezas, el Gobierno espera un lote de la segunda dosis de Sputnik V para la semana próxima
La Casa Rosada le pidió a Moscú que entregue el segundo componente; habrá un vuelo, aunque no hay cantidades confirmadas; muchas personas deben completar sus esquemas en los próximos días
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Sin cifras ni fechas certeras, el Gobierno entró en intensas gestiones con Rusia para conseguir dosis del segundo componente de la Sputnik V y así completar a tiempo los esquemas de vacunación de aquellas personas inoculadas con el producto ruso entre marzo y abril.
“Estamos trabajando para cumplir con el cronograma de vacunación. Estamos pidiendo a Rusia que envíe segunda dosis porque hay muchas personas a las que se les están cumpliendo las 12 semanas desde la primera dosis”, reconoció a LA NACION un importante portavoz oficial. Y agregó: “De todas formas no hay que generar angustia: la primera dosis de la Sputnik V tiene una eficacia del 78,6% para evitar contagios y previene fuertemente los casos graves y las muertes”.
Según fuentes oficiales, la semana próxima habrá un nuevo vuelo a Moscú para traer un cargamento “con mayor incidencia del segundo componente”. ¿Cuántas dosis? Aún no hay datos precisos: lo que sí se sabe es que en los próximos días se esperan 2 millones de dosis de Sinopharm, que llegarán desde Beijing en tres vuelos (dos de Aerolíneas Argentinas y uno de una línea privada); 1.139.000 dosis de Astrazeneca desde los Estados Unidos (llegarían el lunes), y 1.200.000 dosis “entre Astrazeneca y Sputnik V”.
De acuerdo a los datos oficiales, a la Argentina arribaron 7.875.585 del componente 1 y 1.540.160 del componente 2 de la vacuna Sputnik V. Es una relación cinco a uno, aproximadamente.
Quienes fueron inoculados con las dosis de los primeros vuelos arribados desde Moscú probablemente ya completaron sus esquemas. Pero aquellos que recibieron la inyección entre fines de marzo y principios de abril cumplirán en los próximos días la “ventana” de doce semanas que se fijó a nivel nacional. Esto es porque el Consejo Federal de Salud (Cofesa) resolvió diferir la aplicación de las segundas dosis de todas las vacunas e implementar un intervalo de casi tres meses, con el objetivo de inmunizar a una mayor cantidad de personas.
En la Ciudad de Buenos Aires, por caso, fuentes del ministerio de salud porteño calcularon que hay “unas 70.000 personas vacunadas con la primera dosis de la Sputnik V a las que se les cumplirá el plazo de doce semanas de acá a fin de mes”.
El ministro de Salud porteño, Fernán Quirós, manifestó ayer: “Hay gente en la Ciudad que en estos días cumple su tercer mes de vacunación [de la primera dosis de Sputnik] y está angustiada, pendiente de cuándo la vamos a vacunar”. Y agregó: “Tenemos la información que el jueves de la semana que viene sale un vuelo a Moscú para buscar dosis y estamos a la espera de que nos informen cuál será la cantidad del segundo componente que traerán”.
Según explican en la Casa Rosada, Rusia enfrenta dificultades para escalar la producción del segundo componente de la vacuna, del mismo modo que mostró demoras a principio de año con la fabricación masiva de la primera dosis. De ahí la preocupación por conseguir la segunda dosis.
Fuentes del ministerio de salud de la provincia apuntaron: “Con Sputnik V colocamos segunda dosis según nos va llegando. Estamos completando los esquemas de marzo y falta abril. Pero la prioridad es el primer componente porque es más eficaz poner primera dosis en la población de bajo riesgo que aplicar segunda en los ya vacunados”.
Otras vacunas
De las vacunas que compra la Argentina, la rusa es el único producto que tiene dos componentes distintos. Tanto en los casos de Astrazeneca como el de Sinopharm, la segunda aplicación es un refuerzo de la primera.
Por eso las provincias implementaron sistemas para repartir las aplicaciones, de forma de completar los esquemas a tiempo. En la provincia de Buenos Aires, por ejemplo, cuando llegan dosis Astrazeneca, el sistema primero “separa” segundas dosis para aquellas personas a las que se le cumplieron 90 días o más desde la primera inyección y el resto se destina a primera dosis. En la Ciudad funciona un esquema similar. Y en el caso de Sinopharm, donde hubo un acuerdo por cuatro millones de vacunas y otro por seis millones (que se recibirá a partir de ahora), las dosis se reparten mitad y mitad.
El Gobierno se mira en el “espejo” de Gran Bretaña y Canadá, países que también aplicaron la estrategia de diferir las segunda dosis para tener una cobertura mayor de la población. “En esos países las curvas cayeron y nosotros vamos por el mismo camino. Con la vacunación estamos solo unos veinte días atrás que muchos países de Europa. No somos los mejores ni los peores y sabemos que para agosto y septiembre vamos a poder ir recuperando la normalidad”, aseguró un colaborador de la Casa Rosada que monitorea constantemente el plan de vacunación.
Pfizer, Janssen y Moderna
Mientras se avanza con el cumplimiento de los contratos ya firmados, el Gobierno continúa con las engorrosas gestiones para acceder a las vacunas que se fabrican en los Estados Unidos y para resolver los escollos que aún persisten para recibir las donaciones desde ese país.
En el caso de Pfizer, tanto los equipos jurídicos de la Casa Rosada como desde el laboratorio siguen trabajando para arribar un punto de encuentro, con la redacción de un contrato que supere los escollos legales que se arrastran desde el año pasado. “Ambas partes deben ser creativas y ceder en algo, pero el laboratorio debería flexibilizar sus exigencias ahora que avanzó con la distribución mundial”, dijo a LA NACION un importante funcionario cercano al Presidente días atrás.
En los últimos días, hubo diversas gestiones con los Estados Unidos. Una de las “salidas creativas” que se barajó es la posibilidad de que el BID aparezca como un “garante” para sortear el problema de la excepción a la indemnidad en casos de negligencia que fijó la ley de vacunas. El organismo podría ofrecer un “seguro de indemnidad” o póliza para cubrir el riesgo. De todas formas, ese no es el único obstáculo que figura en la negociación ni sería una solución mágica, advierten cerca de aquellos que están con todos los papeles sobre la mesa.
Por cuerda separada, según fuentes oficiales, existió un zoom encabezado por la ministra de Salud, Carla Vizzotti y la asesora presidencial, Cecilia Nicolini con funcionarios de la Casa Blanca para resolver los obstáculos que tiene la llegada de las vacunas que prevén donar los Estados Unidos a través del mecanismo Covax y que corresponden a los laboratorios Pfizer, Johnson & Johnson y Moderna.
Además de la cuestión jurídica, la Argentina también debe resolver la autorización de uso de esas vacunas. Pfizer fue la primera alternativa autorizada por la Anmat. En el caso de Johnson & Johnson (Janssen), el trámite en la Anmat ya está iniciado, aunque no culminado. Con Moderna hay diálogos, pero aún no se presentaron los papeles en el organismo de control de medicamentos argentino.
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