Sin anunciar su candidatura, Cristina Kirchner lanzó un discurso de fuerte tono electoral
Volvió a criticar a la Justicia, pidió reforzar la seguridad en el conurbano con la Gendarmería y dijo que sin ella, el peronismo se dividiría
- 6 minutos de lectura'
En un acto con tono de lanzamiento de campaña electoral, Cristina Kirchner le reclamó al Gobierno de Alberto Fernández que ponga el ojo en la seguridad del Conurbano bonaerense, principal bastión del kirchnerismo, y volvió a convocar a la unidad del Frente de Todos en torno a su figura al equiparar el intento de atentado del que fue víctima con un ataque al peronismo.
Tampoco faltaron las críticas a la oposición, a la que, sin nombrar, acusó de difundir discursos de odio, y los embates contra la Justicia, con la que mantiene un duro enfrentamiento por las causas de corrupción que la tienen como protagonista, al insistir en calificar como “una rémora monárquica” que los jueces tengan cargos vitalicios.
“No es bueno que jueces decidan las políticas económicas”, aseguró la vicepresidenta, quien explicó la inflación del último mes, que trepó al 6,3% en el aumento de los servicios telefónicos y de Internet “porque un juez dijo que los precios regulados no se deben aplicar”.
Esto le dio pie para criticar la condición de vitalicio que tiene el cargo de magistrado. “Nadie se hace cargo de nada, total, están sentados ahí de por vida, como una rémora monárquica”. “¡Cómo puede ser que haya gente que está ahí de por vida y decide sobre la vida de los argentinos?”, dijo, tras lo cual se preguntó: “¿Qué tiene esto de democrático?”. “Nada”, se respondió.
El atentado
Tras recordar algunas expresiones de dirigentes opositores, como el macrista Gerardo Millman, que había dicho que sin Cristina no hay peronismo y sin peronismo sigue habiendo Argentina”, la vicepresidenta aseguró que en esa frase radical “el viejo proyecto de siempre: la desaparición del peronismo”.
“Realmente creen que con eso se termina la voluntad de un pueblo de tener una vida digna y una patria justa. Si hubiera sido tan simple ya lo hubieran logrado hace muchos años y siempre el peronismo termina reencarnándose y lo que parecía muerto y sepultado finalmente no lo es”, sentenció.
La vicepresidenta habló por poco más de una hora ante un estadio único de La Plata atestado de militantes movilizados por las diferentes facciones del kirchnerismo, gremios y los intendentes del conurbano y de algunos distritos del interior bonaerense que la recibieron al ritmo del cántico de “Cristina Presidenta”.
La excusa para el acto fue la celebración del 50 aniversario del regreso al país de Juan Domingo Perón tras 17 años de exilio, que se conmemora como el día del Militante en el calendario peronista, y “La Fuerza de la Esperanza” el eslogan marketinero de la convocatoria.
Por eso, no fue para nada casual que, en medio de sus problemas judiciales por las causas de corrupción que la tienen como protagonista, la vicepresidenta recordara que Perón volvió aquel 17 de noviembre de 1972 “después del exilio y la proscripción”.
Tampoco faltaron los reproches al Gobierno por desatender a los sectores asalariados que no están cubiertos los refuerzos que, en medio de la crisis reciben las jubilaciones y los planes sociales. “La política es el trabajo y el salario en un proyecto político de industrialización, de valor agregado”, apostrofó.
Sin embargo, en defensa de la administración de Alberto Fernández, volvió a cargar las tintas sobre la pesada carga de la deuda externa. “En 2015 empezó un tobogán que parece no tener fin, pero el gran punto de quiebre fue volver a un brutal endeudamiento del país, que condiciona absolutamente nuestras políticas porque tenemos que destinar recursos no para agregar valor, no para generar fuentes de trabajo, sino para pagar deudas”, afirmó.
En ese sentido, insistió con sus recetas económicas y reclamó “alinear precios, salarios, tarifas para que el crecimiento no se lo llevaran cuatro vivos”.
En otro reclamo que pareció dirigido al Gobierno que ella misma forjó, Cristina Kirchner dijo que “es necesario acordar políticas”. “Las elecciones, está demostrado, se pueden ganar, pero los condicionamientos son tan graves, tan profundos, que va a requerir que todos los argentinos o por lo menos la mayor parte de los argentinos tiremos todos para el mismo lado; si no es así, nuestro país será difícil para cualquiera”, advirtió.
Más allá del fervor militante, el acto estuvo armado con precisión milimétrica, como se pudo ver en el video previo al ingreso de Cristina Kirchner, en el que se mezclaron frases e imágenes de Diego Maradona, nombre que lleva el estadio platense, Perón, Eva Perón y Néstor Kirchner.
No es fácil la tarea política que tiene por delante Cristina Kirchner en su intento por cargar sobre sus hombros la tarea de levantar la imagen electoral del Frente de Todos. El Gobierno del que forma parte tiene, según todas las encuestas, uno de los peores índices de aprobación de los últimos tiempos producto de una crisis económica indomable con una inflación que, si bien fue heredada de la administración de Mauricio Macri, nunca pudo dominar y que, por el contrario, se agudiza cada mes.
En el inicio de su discurso, Cristina Kirchner volvió a apelar a la empatía del electorado radical que no comulga con la sociedad con el macrismo en Juntos por el Cambio, al recordar que fue a un gobierno de ese signo político, el de Hipólito Yrigoyen, el primero en sufrir un golpe de Estado perpetrado por “el partido militar”.
La mención al radicalismo le dio pie para recordar la victoria de Raúl Alfonsín, el 30 de octubre de 1983, como el momento que “inauguró un acuerdo democrático tácito que implicó que ningún argentino ponía en peligro su vida por pensar diferente”. Fue la introducción para hablar sobre el atentado fallido del que fue víctima. “Lamentablemente ese acuerdo democrático, el de respetar la vida, nada menos, se quebró el 1 de septiembre”, completó.
“Es la obligación de todas las fuerzas políticas volver a reconstruir ese acuerdo democrático, separando a los violentos, al discurso del odio, al que quiere que el otro se muera porque piensa diferente. Sería retroceder a etapas predemocráticas”, agregó.
En un intento por robarle al macrismo uno de los ejes de su discurso electoral, la vicepresidenta llamó a “Incorporar al debate democrático el tema seguridad”, cuestión que dijo que es “una deuda de la democracia y que, admitió, es “un tema complejo pero que sufre la sociedad argentina”.
“Ningún partido político lo ha podido solucionar y, por favor, terminemos con el debate berreta de los manos dura, de los garantistas… muy berreta el debate, muy cínico y mentiroso”, afirmó, antes de reclamar que “las fuerzas de seguridad respondan efectivamente a las fuerzas civiles”. “De eso se trata la seguridad”, remató.
Pero también le pidió al Gobierno de Alberto Fernández que la Gendarmería vuelva al conurbano. “No se entiende que están haciendo en el sur”, agregó, en un cuestionamiento al desplazamiento de efectivos de esa fuerza para controlar los ataques perpetrados por organizaciones radicalizadas mapuches.