Con diferencias por Venezuela, el Gobierno busca avanzar en el "deshielo" con Jair Bolsonaro
Profundizar el deshielo que comenzó hace quince días con el primer encuentro cara a cara después de meses de áspera indiferencia. Encapsular "de alguna manera" los temas conflictivos, como Venezuela, el acuerdo con la Unión Europea o la política ambiental, y apostar a un acercamiento que, en la coyuntura, le conviene hoy a ambos, tanto en la política como en la economía.
Serán esos los objetivos del gobierno de Alberto Fernández, que mañana volverá a verse (también de manera virtual) con su par brasileño, Jair Bolsonaro, en el contexto de la reunión de jefes de Estado del Mercosur, en la que el país asumirá la presidencia pro tempore del acuerdo económico regional.
"Más allá de las afinidades personales, no se puede ser amigo de Bolivia, y no de Brasil. Argentina lo necesita", afirmó a LA NACION una alta fuente diplomática nacional, consciente de la poca sintonía ideológica entre Fernández y Bolsonaro, quebrada en parte por su reunión virtual del 1° pasado, en la celebración de la amistad argentino-brasileño y el puntapié inicial del Mercosur, que también integran Uruguay y Paraguay. "Debemos dejar atrás las diferencias del pasado", dijo el Presidente en aquel cónclave virtual, que apenas superó la rígida formalidad entre ambos.
Desde el Gobierno creen que la posibilidad de profundizar la incipiente cercanía Fernández-Bolsonaro, impensada meses atrás, tiene "más de conveniencia que de convicción", según se sinceró una fuente nacional. "Perdió [Donald] Trump, y él tuvo una derrota fuerte en las elecciones estaduales. Necesita acercarse para mostrar que no está aislado", analizaron fuentes oficiales a LA NACION sobre las razones por las que Bolsonaro se muestra más interesado en reforzar sus alianzas regionales.
¿Y para la Argentina? "Si se acerca a Bolsonaro puede no ser tan duro con Venezuela, y acercarse a [Andrés] Aráuz [candidato a presidente de Ecuador] sin ser acusado de extremo", sostuvieron cerca del Presidente.
La situación en Venezuela, y sobre todo las posturas contrapuestas de Brasil y Argentina en los foros internacionales sobre las recientes elecciones en el país caribeño (fraudulentas según Bolsonaro) y la violaciones a los derechos humanos denunciadas en el informe Bachelet, son una piedra en la posibilidad de un acercamiento, o como lo denomina el canciller Felipe Solá, la necesidad de "consenso político" entre los integrantes del Mercosur, y en especial con su principal socio regional. "Vamos a seguir con el respeto del proceso electoral en Venezuela y a la vez, la crítica a las violaciones a los derechos humanos", respondieron desde el Gobierno y aseguraron que el vínculo con Caracas seguirá "como hasta ahora", a nivel de encargados de negocios.
Acercarse a los vecinos
La vocación de la Argentina por restablecer las relaciones con sus vecinos -el asado con su par uruguayo, Luis Lacalle, el mes pasado, formó parte de la misma estrategia- fue reiterada hoy por el canciller Solá en la reunión del Consejo del Mercado Común, que reúne a los cancilleres de los cuatro países, la delegación de Bolivia y el Parlasur, representado por su presidente, Oscar Laborde.
"El Mercosur es el instrumento más relevante que ha tenido la Argentina para revitalizar su comercio y generar empleo. El mundo cambia, se abre, se integra, y tenemos que hacerlo juntos", dijo el canciller, y dio una pista sobre los próximos pasos de Fernández en la ampliación del Mercosur. "Vamos a fortalecer el bloque con la incorporación de otros bloques hermanos, como Bolivia. Es un deseo de la Argentina muy especial, espero que compartido por todos los países", dijo Solá, quien sabe que el ingreso de Bolivia (hoy con Luis Arce en la presidencia) está trabado en el Senado brasileño. "Tal vez sea una prenda de negociación entre ambos", se ilusionaban fuentes diplomáticas argentinas.
El canciller de Brasil, Ernesto Araujo, coincidió con la necesidad de acelerar acuerdos como los de la UE, pero fue inflexible con la situación en Venezuela y criticó la "sombra maléfica de la dictadura venezolana" en la región, además de calificar de "totalitario" al gobierno de ese país. Toda una toma de posición que sus colegas no refutaron y que demuestra las hoy insalvables diferencias en torno al régimen de Maduro.
Un rato antes, el canciller uruguayo, Francisco Bustillo, se refirió, sin menciones específicas, a las disidencias entre los socios en relación con acuerdos como el del Mercosur con la Unión Europea, que requiere de la aprobación de distintos países del Viejo Continente, y que el Gobierno quiere enviar para su aprobación en el Congreso. Luego de defender también acuerdos con Israel y Corea, desde una "visión pragmática y realista", Bustillo afirmó: "Cada discrepancia sobre el modelo a seguir, afecta el prestigio del Mercosur". Y propuso convocar a una reunión "urgente" y presencial de ministros de Economía y cancilleres para negociar "logros concretos" en acuerdos bilaterales. Fue un anticipo de la reunión de mañana, en la que Fernández insistirá en la lucha contra el cambio climático, otro de los temas en los que los puntos de vista con Bolsonaro quedan expuestos sin demasiado esfuerzo.
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