Sin acuerdo, la CGT descartó el paro general en señal de apoyo a Cristina Kirchner
Pablo Moyano y los gremios más identificados con el kirchnerismo no cuentan con el respaldo mayoritario para activar una huelga con movilización a la Corte
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En medio de tensiones y surcada por las diferencias internas, la CGT canceló la reunión de consejo directivo que estaba prevista para hoy para debatir un paro general en repudio al atentado contra la vicepresidenta Cristina Kirchner, como impulsaron desde el viernes pasado los dirigentes sindicales más identificados con el kirchnerismo, encabezados por los dirigentes Pablo Moyano y Sergio Palazzo. Con un comunicado que buscó exhibir unidad, la CGT dio por “superada la discusión” y evió así una confrontación que podría haber derivado en una ruptura.
Sin mayoría propia, Moyano y Palazzo habían impulsado la idea de activar una huelga con movilización a la Corte Suprema, en línea con el blanco de las críticas que eligió el kirchnerismo desde el avance de las causas judiciales en contra de la vicepresidenta. No tuvieron los apoyos necesarios, por lo que la discusión de postergó para hoy. Sin embargo, la CGT canceló la reunión de esta tarde y se declaró en “en estado de alerta”.
“Debemos mantenernos unidos para ponerle un límite social a la confrontación política. Reiteramos nuestro reclamo de responsabilidad democrática a los líderes parlamentarios de todos los partidos políticos. Frente a la respuesta contundente de los trabajadores a la convocatoria efectuada [el viernes pasado] y por las razones expuestas en la última reunión, corresponde dar por superada la reunión del Consejo Directivo convocada para el día de hoy, seguir la evolución de los acontecimientos y mantener el estado de Alerta. El movimiento obrero organizado garantizará con la fuerza de todos los trabajadores la plena vigencia de todos los derechos democráticos de nuestro país. Basta de Violencia Social y Política. Demandamos Justicia Independiente para todos los argentinos”, planteó la CGT en el comunicado, firmado por sus tres referentes: Pablo Moyano, Héctor Daer y Carlos Acuña.
“La CGT ya hizo lo que tenía que hacer, que era adherir y estar presente en la marcha del viernes. Ahora hay que dejar que la Justicia investigue lo que pasó”, dijo un dirigente gremial de jerarquía a LA NACION. Compartieron esta postura Daer y Acuña, y el sector de los autodenominados “independientes” (Gerardo Martínez, Andrés Rodríguez y José Luis Lingeri). Con estos tres sectores unidos, el moyanismo quedó en minoría entre los 37 miembros del consejo directivo.
“Hay que fortalecer otra agenda, la agenda de los trabajadores: el 20% de los registrados cobra por debajo de la línea de pobreza. Tenemos que definir qué postua tomar ante el ajuste que hace el Gobierno”, dijo hoy a LA NACION el docente Sergio Romero, que se sumó al sector que no está dispuesto a activar por ahora una huelga por el intento de asesinato a la vicepresidenta.
El viernes pasado, todavía con la conmoción por el atentado a flor de piel, la CGT resolvió inicialmente adherir a la movilización. El moyanismo insistió con el paro, pero el hecho de haber sido feriado desinfló de a poco la propuesta. Antes de la reunión de ese día, Pablo Moyano juntó a su tropa en el despacho del tercer piso de Azopardo. Participó Hugo, su padre, pero también Hugo Yasky, Roberto Baradel y Daniel Catalano, que son miembros de la CTA. La presencia de los ceteístas no fue del todo bien recibida por el resto de la CGT.
Con la cancelación de la reunión de consejo directivo de hoy se terminó por caer por completo la posibilidad del paro empujado por el moyanismo y dejó abierta una grieta interna difícil de cerrar en la CGT.
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