Silencio y preocupación en La Cámpora por las derivaciones del caso de espionaje que involucra a uno de sus hombres
“Conu” Rodríguez se presentó en Comodoro Py para entregar su teléfono, cuatro días después de haber sido allanado; la mira en las carpetas por peritar; el gesto de protección dentro del kirchnerismo
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La Cámpora se llamó a silencio por el escándalo de espionaje ilegal que rodea a Fabián “Conu” Rodríguez, subdirector en la AFIP y uno de los hombres con más llegada a la cúpula de la organización liderada por Máximo Kirchner. En el marco de ese caso, que estalló públicamente este lunes, Rodríguez se presentó este viernes en los tribunales de Comodoro Py para entregar su teléfono celular. Se trata del dispositivo que no había sido hallado en los dos allanamientos ejecutados cuatro días antes, y que se hicieron tanto en la casa particular del funcionario como en su despacho de la AFIP. Ayer estuvo cerca de quedar detenido como Ariel Zanchetta, expolicía federal y principal involucrado en el caso.
La presentación del teléfono de “Conu” Rodríguez abre un nuevo capítulo en la investigación. La expectativa por el peritaje del aparato genera desde cautela y expectativa, hasta las peores sospechas sobre lo que pueda suceder. En su paso por los Tribunales, el dirigente camporista entregó un Samsung S20 Note, dio la clave y se puso a disposición para entregar claves de acceso a aplicaciones y plataformas. También dio la respuesta a su pregunta de Telegram.
La actitud de Rodríguez para con la justicia contrasta con lo que sucedió en los últimos cuatro días, tras los allanamientos y poco menos de un día más tarde de que se conociera el pedido de detención en su contra, solicitado por el fiscal Gerardo Pollicita y rechazado poco después por el juez del caso, Marcelo Martínez de Giorgi.
Los cuatro días que tardó Rodríguez en presentarse y entregar su teléfono abren paso a una ventana de tiempo que para distintas fuentes de la política y la justicia puede implicar el muy probable borrado de información sensible para el caso. Se trata de un punto que despejará el peritaje que se hará a partir de ahora sobre el aparato y en su defecto, de lo que se pudiera llegar a recuperar. También en ambos mundos dan por seguro que durante estas horas, Rodríguez estuvo asesorado por expertos.
A eso se suma la posibilidad de que desde hace cerca de dos meses, tras varios pedidos a organismos públicos por parte de la justicia en el marco de la investigación, el funcionario haya podido saber que estaba siendo investigado. Por lo que puede que la información y su eventual borrado se extienda desde entonces.
Por estas horas el oficialismo descuenta que el escándalo, cuyas derivaciones amenazan ser impredecibles por la magnitud de material a peritar, no impactará en la campaña electoral, pero sí subiste el temor a lo que pueda seguir conociéndose. A Rodríguez se le secuestraron, en su casa, 11 notebooks y 12 teléfonos celulares, además de dos discos externos y varios pendrives, que deberán ser peritados. Y hay más de 1100 carpetas que esperan ser abiertas y analizadas. Que lo sucedido hasta ahora es solo “la punta del iceberg” es una certeza para buena parte del oficialismo, que aunque asegura no sentir amenazada la elección no deja de mascullar en voz baja por lo que considera “un nuevo papelón camporista”.
El número de aparatos telefónicos y computadoras encontrados llamó la atención de varios hombres de las filas del oficialismo. “No es un delito, pero la verdad que es llamativo”, se sinceró un hombre del campamento oficialista.
Fuentes cercanas a Rodríguez dijeron que el funcionario no estaba en su casa en el momento del allanamiento porque se encontraba en el consultorio de un médico, con el que tenía cita, y destacaron que se presentó “voluntariamente”, sin que lo hubieran citado. La versión contradice con la que hasta la tarde de ayer daban en el propio búnker de Unión por la Patria en el que afirmaban que el funcionario estaba en su oficina cuando se produjo el allanamiento. Punto sobre el que se insistía pese a la información judicial y de las fuentes que afirmaban que no había sido así.
Gesto de protección
De momento, Rodríguez cuenta con el apoyo y la protección de La Cámpora: sigue en su puesto en la AFIP y le pusieron al estudio del excamarista Gabriel Cavallo para defenderlo, reconocido como uno de los mejores buffets del país. Una buena defensa puede significar la diferencia entre que la causa prospere o se hunda en un sinfín de trabas que la demoren o conduzcan a un eventual fracaso. “Lealtad” es una de las palabras que más se repiten por estas horas para sintetizar lo que sucede internamente con Rodríguez, de relación directa con Máximo Kirchner.
Rodríguez quedó involucrado en el caso por un intercambio con Zanchetta sobre la ministra de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz. Desde que comenzaron los contactos entre ambos y el pago de pauta oficial, el portal que tenía Zanchetta publicó 11 notas contra la funcionaria. Las publicaciones se cortaron abruptamente en la víspera de la invitación de Cristina Kirchner a Tolosa Paz y su marido, Enrique “Pepe” Albistur, al Teatro Argentino de La Plata a conmemorar los 10 años del triunfo de Néstor Kirchner.
Cerca de La Cámpora quienes aceptan hablar de lo sucedido creen que es un “garrón”, a la par de que consideran que eventualmente el mayor problema que podría tendría Rodríguez sería más de carácter político que judicial. “Quedó todo rayado”, sintetizan. Mientras que algunos en busca de “ayudarlo” lo describen como un funcionario de “tercera o cuarta línea”, otros dicen que lo sucedido “pudieron ser operetas, pero no espionaje”. Por el contrario están los que esperan el escándalo no crezca más antes de las elecciones en primer lugar y después, por el bien de una coalición que mira con zozobra una bolsa de espiados de los más variopinta y con consecuencias que, admiten, son insospechadas.
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