La nueva convocatoria al Congreso –la del 26A- para frenar la reforma judicial vuelve a poner en jaque al Gobierno, a ocho meses de su asunción.
La marcha del 17A ya provocó importantes consecuencias que le pueden poner un freno definitivo al proyecto de impunidad de Cristina Kirchner.
Primera evaluación:
La gente está por delante de la dirigencia opositora. El proyecto de reformar la Justicia podrá ser técnicamente complejo, pero lo que la gente interpretó el corazón de esta movida: el proyecto de reforma judicial no es para resolverle los problemas a la sociedad, sino a Cristina. Y además busca la impunidad. Y por eso salen a la calle. A defender sus derechos.
La reforma judicial, así planteada, se convirtió en un símbolo del intento de implantar un modelo autoritario, de pensamiento único, como lo fue la 125 o, más cercano en el tiempo, Vicentin.
Ayer sucedió algo muy importante, que te quiero mostrar:
El candidato de Alberto Fernández para jefe de los fiscales, Daniel Rafecas, salió a patear el tablero y dejó trascender que no solo no está de acuerdo con la reforma judicial, sino que además tampoco comparte el acoso que está sufriendo el procurador Eduardo Casal, al que Cristina y Alberto se quieren sacar de encima y ya tiene siete pedidos de juicio político.
Rafecas criticó la metodología de elección del nuevo jefe de los fiscales que estudia la llamada comisión "Beraldi".
Rafecas se suma así al rechazo a reformar la Justicia que ya manifestaron importantes referentes del mundo jurídico, el gremio judicial, la oposición, intelectuales y por supuesto gran parte de la sociedad argentina.
El Presidente volvió a enredarse en sus contradicciones al referirse al 17A. El diputado Mario Negri lo dice bien: "No reconozco a este presidente".
Mientras tanto, Aníbal Fernández, mostrando la cara más salvaje del kirchnerismo, calificó a la marcha como una "sesión psiquiátrica".
Pero después de esas descalificaciones Alberto y Cristina buscan promover la "unidad nacional", ¿quién necesitará una sesión psiquiátrica?
La crítica de Alberto Fernández al 17A revela algo grave, que le pasó a Cristina cuando era presidenta: el Presidente tiene cada vez más dificultades para escuchar lo que pasa por fuera del mundo K y sus aliados.
Lo que demanda la sociedad hoy es muy distinto de lo que demandaba hace ocho meses: los múltiples reclamos juntan a la clase media y alta y a sectores populares en una misma marcha, que el Gobierno parece no poder decodificar.
Vamos a explicar el rompecabezas del Congreso, que cambió después del 17A.
Los periodistas especializados en temas parlamentarios no están tan seguros como ayer que algunos diputados, que estaban dispuestos a dar quórum o que apoyaban la reforma, hoy mantengan esa posición.
En el Senado, la ley de reforma va a salir porque es el reino de Cristina y funciona la obediencia ciega. El proyecto podría tratarse el jueves o el viernes próximo en el recinto.
En Diputados, la cosa se complica y mucho: el Frente de Todos tiene 118 miembros y necesita 11 más para llegar al quórum de 129. Eso lo habilitaría a tratar el proyecto, que se aprueba por simple mayoría simple.
Los diputados que se presten a dar quórum, aunque voten por el no, van a tener que bancarse las consecuencias en la sociedad.
Estos 22 que estás viendo en esta placa son los que no están ni en la coalición gobernante, ni en la opositora: son sobre los que trabaja Massa.
De esos 22, hasta ayer, Massa había conseguido siete: Alma Sapag, José Ramón, Pablo Ansaloni, Luis di Giacomo y los misioneros Ricardo Wellbach, Diego Sartori y Flavia Morales, todos ellos del interbloque Unidad Federal para el Desarrollo.
Pero esta foto cambia minuto a minuto, tanto que hoy Sergio Massa –el que pesca- salió a decir algo muy sugerente: "La reforma judicial no tiene ningún apuro".
"La gente va a dejar en el camino a los tibios", dijo ayer Patricia Bullrich. ¿Teléfono para Santilli y Larreta?
El 17A avivó las internas de Juntos por el Cambio entre los "tibios" y los "duros". ¿Quién es quién en el mapa de la oposición y a qué apuestan?
El crecimiento de la imagen de Larreta preocupa al Gobierno porque le pone un límite al proyecto hegemónico. Hoy por hoy Larreta es la figura con mejor imagen del país y eso le sirve en la pelea con los duros hacia adentro de su coalición.
En medio del crecimiento de los casos de inseguridad y de violencia institucional, Sergio Berni lanzó un nuevo spot en el que vuelve a promocionar una difusa candidatura, ¿avalado por su jefa?
¿Es Berni una opción por centroderecha del peronismo para 2023? Así lo dijo el exvicepresidente Carlos Ruckauf esta semana en LN+.
Berni es un soldado de Cristina, no hace nada sin su aprobación. Si Alberto fracasa, ¿Cristina tiene un "plan B"?
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