Sesiones extraordinarias. Reversión de Ganancias, el primer desafío serio para Villarruel en el Senado
El peronismo y las provincias patagónicas se muestran reacios a dar marcha atrás con los cambios al impuesto impulsado por Massa en campaña; los libertarios buscan “mayorías modulares”
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A la espera de los proyectos de ley impositivos incluidos en sesiones extraordinarias, Victoria Villarruel se prepara para afrontar su primer desafío importante como presidenta del Senado con la búsqueda de una mayoría que le permita aprobar la marcha atrás en los cambios en el impuesto a las Ganancias, iniciativa que genera un fuerte rechazo en el bloque kirchnerista y en las provincias patagónicas.
En Diputados el líder de los libertarios y presidente de la Cámara baja, Martín Menem (La Rioja), se muestra confiado en que podrá reunir los 129 votos necesarios para aprobar la iniciativa. Pero en el Senado el panorama es mucho más complejo y es muy difícil, por no decir imposible, que Villarruel logre reeditar la mayoría de 39 manos alzadas que le permitieron derrotar al kirchnerismo e imponer al puntano Bartolomé Abdala como presidente provisional y poner a personas de su confianza en las estratégicas secretarías Administrativa y Parlamentaria.
Reunir los 37 votos en la Cámara alta, que se requieren para aprobar Ganancias abrirá paso a lo que un legislador peronista definió como “la era de las mayorías modulares”, en alusión a que con tan sólo 7 senadores y con una agenda variopinta de temas que afectará de diferentes maneras los intereses de las provincias el Gobierno tendrá que armar un mosaico de votos que será diferente para cada una de las leyes que quiera aprobar.
Sin embargo, el escenario cambió desde aquella primera sesión en la Cámara alta. A la emisión del polémico decreto de necesidad y urgencia, rechazado por casi todo el arco opositor y ya judicializado, que modificó el clima de bienvenida a la nueva administración de la primera semana de gobierno de Javier Milei, se suma el fuerte rechazo que genera en amplios sectores con representación en el Congreso la cuestión de Ganancias.
Los gobernadores peronistas ya anticiparon su rechazo a la medida sin una compensación como la coparticipación del impuesto a los débitos y créditos bancarios, más conocido como impuesto el cheque. El Gobierno ya dijo que no piensa conceder ese pedido. Saben que repartir esos fondos con las provincias no sólo desfinanciaría al Estado Nacional en épocas del “no hay plata” forjado por Milei, sino que también implicaría dar un paso del que sería muy difícil dar marcha atrás más adelante.
La postura de los mandatarios peronistas es sostenida por la gran mayoría de los senadores conducidos por José Mayans (Formosa), en donde el kirchnerismo de paladar negro y los legisladores denominados “sin techo”, aquellos sin un gobernador al cual obedecer, tienen amplia mayoría. Así, la negativa a votar la marcha atrás sumaría 33 votos, apenas cuatro votos menos que los necesarios para rechazar la medida.
Pero el panorama se oscurece aún más para la Casa Rosada con las críticas de las provincias de la Patagonia. Por caso, el gobernador Claudio Vidal (Santa Cruz) ya dijo que no está de acuerdo con bajar el piso de Ganancias, porque implicaría una rebaja de los salarios de los trabajadores petroleros. Al santacruceño le responden dos senadores, José María Carambia y Natalia Gadano, que ayudaron a Villarruel en su primera sesión pero que ahora jugarían de acuerdo a los intereses de su provincia.
Otro tanto ocurre con Neuquén. El gobernador Rolando Figueroa también manifestó su oposición a la marcha atrás con Ganancias. En su caso, no tiene senadores propios, pero el mandatario ha reestablecido en los últimos tiempos relaciones con Lucila Crexell, que integra el bloque Cambio Federal que preside el peronista disidente Juan Carlos Romero, por lo que también podría rechazar el proyecto del Ejecutivo en el caso de que supere el debate en la Cámara de Diputados.
La misma duda se abre en torno de otros dos miembros de Cambio Federal, los chubutenses Andrea Cristina (Pro) y Edith Terenzi (UCR). Ambas responden al gobernador Ignacio Torres (Pro), quien logró desbancar en estas elecciones al peronismo del poder provincial y poco incentivo tiene para apoyar una medida que le podría granjear el malestar de los gremios petroleros a poco de haber asumido su gestión.
La lista de rechazos patagónicos se completa con la senadora Mónica Silva, que reemplazó en su escaño a Alberto Weretilneck, que en estos comicios logró volver a convertirse en gobernador al frente de su fuerza provincial, Juntos Somos Río Negro). “Nosotros no estamos de acuerdo con que se vuelva a imponer”, sentenció el mandatario.
Por último, el correntino Carlos Espínola, presidente del bloque de peronistas disidentes Unidad Federal, también se pronunció en contra de revertir la ley de Ganancias aprobada el año pasado. “Yo no voy a retroceder; creo que el salario no es ganancia y el propio Presidente, que votó esta ley, dijo que no iba a retroceder”, sentenció el legislador que dijo que sólo acompañaría la iniciativa si se vota una compensación a las provincias que les permita recuperar la perdida de recaudación.
El resto de la agenda de extraordinarias
Con matices, el resto de la agenda legislativa de extraordinarias también requerirá de Villarruel el armado de una “mayoría modular” para cada caso. La mayoría de los proyectos se encuentran en el Senado y dividen opiniones entre los diferentes bloques.
El tema más urticante y que podría comenzar a tratarse en lo inmediato es el de la aplicación de la boleta única. El peronismo siempre cerró filas en torno al rechazo al uso de este instrumento, por lo que los libertarios tendrán que volver a buscar el apoyo de la mayoría que le dio a la vicepresidenta su primer e iniciático triunfo.
Sin embargo, es una incógnita cómo reaccionarán algunos partidos provinciales que colaboraron con Villarruel, como los misioneros del Frente Renovador de la Concordia, que responden sin cortapisas al liderazgo de Carlos Rovira. A esto se suman otras cuestiones que podrían generar pérdidas de votos, como la eliminación de las primarias obligatorias. Así, Espínola apoya la iniciativa, pero en cuanto a las PASO sostiene que deberían derogarse para las presidenciales, pero que deberían mantenerse en las elecciones de medio término para permitir la competencia de corrientes internas en la elección de las listas legislativas, la que se vería cerrada si se deja el llamado a internas en manos de las conducciones partidarias de cada distrito.
El listado se completa con un paquete de convenios bilaterales internacionales que esperan aprobación desde la época del Gobierno de Mauricio Macri y que en su mayoría son acuerdos para eliminar la doble imposición impositiva. Al respecto, el kirchnerismo ya anticipó su rechazo a darle luz verde. “Si eliminamos la doble imposición es obvio que van a elegir tributar en los otros países y vamos a perder recaudación”, explicó Mayans en diálogo con LA NACION.
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