Sin Cristina ni Alberto, Massa y Kicillof cerraron la campaña en la Provincia y ataron su destino a una sociedad electoral
Los candidatos a presidente y a gobernador por UP encabezaron un acto en Arsenal; “la provincia no se salva sola”, advirtió el gobernador; no hablaron de Insaurralde ni de Chocolate Rigau
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Los principales candidatos del oficialismo, Sergio Massa y Axel Kicillof, cerraron este martes la campaña de Unión por la Patria (UP) en la provincia de Buenos Aires con esperables cuestionamientos a sus rivales electorales Javier Milei y Patricia Bullrich. Buscaron diferenciarse tanto de los postulados del libertario como de la referente de Juntos por el Cambio. Pero en el plano político, lo que sobresalió en el estadio de Arsenal de Sarandí fue el intento del ministro de Economía y del gobernador bonaerense por exhibir que el domingo se jugarán su destino juntos, en una apuesta a una sociedad electoral de conveniencia mutua.
Ya sin Cristina Kirchner ni Alberto Fernández acompañándolos en el escenario, Massa y Kicillof pasaron a ser los principales referentes del peronismo, al menos en cuanto a la oferta electoral. Según pudo saber LA NACION, el objetivo de la campaña de UP es que el ministro y el gobernador alcancen el 40% de los votos en la Provincia. Kicillof sacó 36,4% en las PASO, mientras que Massa arrancará desde más atrás, con el 32,2%. Para que la estrategia sea efectiva, deberán contar con los intendentes del PJ, que en las primarias cortaron boleta en beneficio de Milei.
El más explícito en la idea de que no habrá un gobernador peronista que pueda sobrevivir a una derrota a nivel nacional fue el propio Kicillof. “La provincia de Buenos Aires no se salva sola, no alcanza con un gobierno local, con la provincia, necesitamos un proyecto nacional”, dijo el gobernador, que va por su reelección.
Massa y Kicillof salieron abrazados al escenario junto al intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi. Ninguno de los tres hizo alusión alguna a Martín Insaurralde, el exjefe de Gabinete bonaerense que debió renunciar en medio del escándalo del yategate. Tampoco se refirieron al caso de Julio “Chocolate” Rigau, el puntero del PJ que fue descubierto con 49 tarjetas de débito de la Legislatura provincial.
Solamente Kicillof pareció bordear la caída en desgracia de Insaurralde cuando afirmó: “Quiero agradecer al gabinete del gobierno de la provincia, que puso todo y reconstruyó la confianza y la identidad del pueblo bonaerense”. Claro que, en la referencia de Kicillof, más que Insaurralde se interpretó que estuvo Carlos Bianco, su mano derecha política, que estaba sentado en primera fila en las butacas destinadas a la dirigencia. Allí también se los vio a Máximo Kirchner y Cecilia Moreau, cuya cercanía encarna la alianza de Massa con el kirchnerismo.
Entre la dirigencia presente también se la vio a Malena Galmarini, quien tomó las riendas de la campaña de su marido tras una deslucida actuación de Eduardo “Wado” de Pedro, el ministro del Interior, en la tarea previa a las PASO. Junto a la titular de AySA se sentó Sebastián Galmarini, funcionario del Banco Provincia y consejero electoral de Massa, a tal punto que sus encuestas son las que más confianza generan en el ministro-candidato del oficialismo.
En la platea también estuvieron algunos de los dirigentes sindicales de más peso, como Gerardo Martínez y Hugo Moyano; referentes de las provincias como el tucumano Juan Manzur; y los intendentes del PJ bonaerense, entre ellos el matancero Fernando Espinoza y la quilmeña Mayra Mendoza. Ya no fue de la partida Insaurralde, ni tampoco su delfín Federico Otermín, quien buscará el domingo llegar a la intendencia lomense pese al descrédito de su jefe por el yategate.
En ese marco, Massa y Kicillof coincidieron en las críticas a Milei y a Bullrich. “Esto no se resuelve con una motosierra, con dinamita ni ajuste, no es por ahí”, dijo el gobernador. Por su parte, el ministro sumó: “Tuvimos que escuchar en esta campaña como dos candidatos lastimaban a las familias cuyos seres queridos derramaron su sangre en las Malvinas”. El candidato oficialista también se diferenció de sus rivales de cara a las elecciones del 22 de octubre con una defensa explícita a “a universidad y la educación públicas”.
“Ya hay más de un millón de argentinos que aunque vaya Bullrich a la tele a decir que lo va a sacar, ya no les cobran el impuesto a las Ganancias”, señaló el ministro de Economía. También dijo que ayudará a Kicillof a combatir la inseguridad en la Provincia, en caso de que llegue a la Presidencia el 10 de diciembre. Curiosamente, el gobernador no había mencionado en su discurso a esa problemática que aparece en los primeros lugares de las preocupaciones de los bonaerenses.
En su mensaje, para el que se valió de apuntes en un cuaderno de tipo escolar, Kicillof dejó en claro su alineamiento con Cristina Kirchner: “Acá hay dos candidatos -dijo en tácita referencia a Milei y Bullrich- que lo que proponen es exterminar al peronismo y a la justicia social, pero qué democracia es esa, del odio y la violencia, tanto que primero atentaron contra la vicepresidenta y luego la proscribieron”.
Aunque Cristina Kirchner volvió a ausentarse de la cita de campaña, que no estaba prevista por los organizadores, la presencia kirchnerista se hizo notar en el estadio de Arsenal. Tanto, que entre los militantes se mezclaron el procurador del Tesoro, Carlos “Chino” Zannini; y el senador y titular del Instituto Patria, Oscar Parrilli. El presidente Alberto Fernández, en tanto, estaba del otro lado del mundo, en China, casi una comprobación de lo lejos que lo quiere el peronismo en la antesala de las elecciones.
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