Sergio Massa se prepara para el segundo debate en el final de una semana complicada por Insaurralde y la economía
El escándalo del exintendente de Lomas de Zamora y la crisis del dólar y la inflación condicionan al candidato oficialista, quien de todos modos confía en sostener un buen papel y acercarse al ballotage
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“Hay días en que la vemos posible, y otros en los que todo se oscurece un poco”. El alto funcionario y hombre clave en la campaña presidencial de Unión por la Patria confesaba sus dudas en la mañana del jueves, con el dólar volando bastante por encima de los $800 y el riesgo país por las nubes.
“Pero Sergio es un animal, no afloja un segundo”, completaba el miembro del gabinete, mientras Sergio Massa llegaba al predio de Ezeiza para su foto, sonriente y hasta emocionado, junto a la Copa del Mundo y el titular de la AFA, Claudio “Chiqui” Tapia, lo llenaba de elogios por haberlo ayudado a conseguir el partido inaugural del hoy lejano mundial de futbol en 2030.
Hiperactivo y confiado a pesar de los datos duros de la economía, Massa enfrentará este domingo el segundo debate presidencial luego de una semana más que difícil, en la que el escándalo protagonizado por Martín Insaurralde (hoy ex candidato y ex jefe de gabinete) y sus fotos en Marbella junto a la modelo Sofía Clerici impactaron de lleno en sus chances electorales. La nueva crisis del dólar y el temor a una hiperinflación también contribuyeron a generar un clima de incertidumbre, aunque cerca del tigrense aseguran que ni uno ni otro impactará en sus chances y se preparan para la batalla dialéctica del domingo.
Junto a su equipo de comunicación, Massa ensaya una eventual respuesta, con el recuerdo reciente de las andanadas en el primer debate de Patricia Bullrich (JxC) y Myriam Bregman (FIT) por el caso Marbella. “Massa exigió la renuncia en el día, Insaurralde renunció a las 5 horas. Y también, tras el debate exigió su renuncia a ser candidato A Concejal de Lomas. Mostró que lo que viene con él es diferente”, contestan desde el entorno del ministro-candidato.
“La gente valora la reacción rápida de Massa cuando explotó el caso”, completan desde ese mismo entorno, dónde manejan encuestas que hablan de una opinión favorable del 83% de los consultados acerca de los pedidos de renuncia contra Insaurralde de Massa y el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, quien resolvió de ese modo un viejo pleito con Insaurralde y su aliado, Máximo Kirchner. La mirada de la mitad del vaso lleno desde el búnker oficialista se complementa con el reconocimiento del innegable efecto que la noticia causó en una opinión pública ya angustiada por el descalabro económico y los aumentos constantes de precios. “Esa bala nos entró. No sé cuanto, pero entró”, reconoce otro de los voceros de la campaña oficialista, enojado porque “ahora resulta que todos somos como Insaurralde. Es injusto”, comentaba el referente del Gobierno.
Mirando de lleno el compromiso del domingo, Massa prepara los ejes del debate en los temas previstos, temas que siente cercanos, como seguridad y trabajo, y en menor medida el cuidado del Medio Ambiente. “Sergio maneja bien esa cancha, está seguro, el tema es cuanto desestructura en los contrapuntos”, afirma otro dirigente que colabora con el trazo fino del discurso del candidato.
En el primer rubro, el ex intendente de Tigre recordará hitos de aquella gestión bonaerense, como “inversiones en tecnología, cámaras de seguridad y botón antipánico”. Las contrapondrá con la idea del libertario Javier Milei de “armar a la sociedad” a través de su eventual autorización para tenencia de armas. En relación al eje Trabajo, lo previsto es realzar las “oportunidades” dadas a trabajadores, a través de medidas implementadas en las últimas semanas y tituladas por la oposición como parte del “plan platita”, como la eliminación parcial del impuesto a las Ganancias, el alivio fiscal para pymes, y la eliminación de retenciones para algunos sectores de la economía.
Prevé en este punto reiterar su disposición a trabajar en la asociación estratégica y comercial con Brasil y China y enfatizar-sin agredir a su contendiente “ni a sus votantes”-sobre la inviabilidad de la propuesta de Milei de cortar lazos con ambas potencias, a quienes el libertario considera gestiones “comunistas”.
“Las ideas de Milei desestructuran la vida familiar: los chicos se quedan sin guardería, los jóvenes con armas y sin escuela ni universidad, los abuelos sin medicinas. Los trabajadores sin trabajo”, enfatizan, siempre con Milei como contendiente central, desde el equipo que integran el consultor catalán Antoni Gutiérrez-Rubí, el vocero de Massa, Santiago García Vázquez, y en menor medida el consultor norteamericano Dan Restrepo.
“Massa tiene con qué: equipos técnicos y propuestas para construir el futuro”, recalcan desde el búnker de la calle Mitre, a pocas cuadras de la Casa Rosada, en dónde esta semana volvieron a reunirse los equipos de comunicación que coordina el jefe de campaña, el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, y de las que también participó la portavoz presidencial, Gabriela Cerruti.
“A Milei hay que atacarlo, provocar que hable y se equivoque”, afirman en el comando de campaña, a modo de anticipo de lo que vendrá. El objetivo es claro: en tiempos de crisis, y con el escándalo de Insaurralde aún muy fresco, rescatar “un punto acá, otro punto allá”, e ir acercándose al ballotage, dejando a Bullrich fuera de la cancha y rivalizando con Milei, hoy favorito en los sondeos de opinión.
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