Sergio Massa se diferencia de Cristina Kirchner y apuesta a negociar una salida que no rompa con la Corte ni la oposición
El plan es que en Diputados el Frente de Todos siga unido en un solo bloque y ganar tiempo para aprobar la reforma del Consejo
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A diferencia de la actitud que adoptó Cristina Kirchner en el Senado, el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, pretende no ir al choque con la Corte Suprema de Justicia ni con la oposición en la disputa por el lugar que le corresponde a la Cámara baja en el Consejo de la Magistratura. El bloque del Frente de Todos, que conduce Germán Martínez, no replicará la jugada de la vicepresidenta en el Senado de partir en dos la bancada oficialista para hacerse de un lugar más en el Consejo, adelantaron a LA NACION fuentes inobjetables del oficialismo.
Sin embargo, esto no significa que Massa vaya a acceder sin más al reclamo de Juntos por el Cambio de designar a la diputada radical Roxana Reyes para el Consejo. Martínez, en nombre de su bloque, le solicitó anoche por nota a Massa que se abstenga de firmar cualquier designación hasta tanto se definan con claridad los criterios de selección. Según Juntos por el Cambio, el lugar le corresponde al radicalismo por su condición de segunda minoría de la Cámara baja. Martínez quiere discutirlo.
Con este pedido, el oficialismo pretende ganar tiempo. Mientras tanto, Massa analiza alternativas, que prevé conversar con Alberto Fernández antes de decidir. Fuentes de la bancada dicen que el presidente de la Cámara de Diputados no está compelido a enviar de inmediato al representante de la “segunda minoría”. Sostienen que el fallo de la Corte Suprema no lo obliga y que la Corte ya estableció que el Consejo de la Magistratura puede empezar a funcionar incluso si quedan consejeros por designar.
Anoche, para decidir cómo seguir, Massa invitó a una reunión en la Cámara a Diego Molea, expresidente del Consejo de la Magistratura por el oficialismo, y al constitucionalista Andrés Gil Domínguez, que la semana pasada había escrito un artículo que sostenía que el Congreso debía pedirle a la Corte más tiempo para aprobar una nueva ley.
Consultado por LA NACION, Gil Domínguez relató: “Le ofrecí [a Massa] una serie de opciones en donde se respete la autoridad del fallo de la Corte y se retome un diálogo entre poderes que nos lleve a una solución razonable de este conflicto. Va a pensar las distintas alternativas y hoy iba a tomar una decisión”.
El objetivo de Massa es dialogar con la Corte Suprema y con Juntos por el Cambio y conseguir que la Cámara de Diputados sancione una nueva ley del Consejo de la Magistratura. El oficialismo en el Senado ya le dio media sanción al proyecto; resta el veredicto de la Cámara de Diputados, pero Juntos por el Cambio ya anticipó su rechazo al texto proveniente del Senado. Con esta actitud, el principal bloque de la oposición paraliza su tratamiento, ya que el oficialismo, aun con aliados, no alcanza la mayoría para avanzar.
En el oficialismo creen que, tras la jugada de Cristina Kirchner en el Senado, se abre una ventana para la negociación en la Cámara de Diputados. A diferencia de la Cámara alta, donde Cristina Kirchner maneja el bloque oficialista a su antojo, en Diputados la dinámica interna es distinta y la unidad de la bancada, tras la salida de Máximo Kirchner de la jefatura, es más frágil; por esa razón se descartó, por ahora, que se vaya a dividir el bloque para hacerse de un escaño más en el Consejo.
Sin embargo, la amenaza está latente, advierten. Además, el oficialismo, al dejar en suspenso la designación de Reyes, cree tener en sus manos una carta para negociar una nueva ley del Consejo de la Magistratura y encontrar una salida por la vía del diálogo.