Sergio Massa logró la estabilización monetaria, pero a Cristina Kirchner le inquieta un objetivo económico
Preocupada por el impacto en el bolsillo de los precios, la vicepresidenta intercedió para que hubiera un refuerzo de ingresos junto al dólar soja y está dispuesta a condicionar el plan; cerca de Massa advierten que hay que apuntar a una baja gradual de la inflación
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Con su agenda atravesada por los ecos del atentado y por su alegato en la causa de corrupción que la tiene como principal acusada, Cristina Kirchner sigue con un ojo puesto en el plan de Sergio Massa. La vicepresidenta habilitó -sin grandes expresiones de apoyo- al ministro de Economía para que avance con su sendero de ajuste y estabilización. También lo dotó de poder político para hacerlo. Pero sigue muy de cerca a los números y está dispuesta a condicionar ese programa, que hasta ahora logró estabilidad financiera pero no mejoró la economía de bolsillo, golpeada por la inflación.
En su reaparición pública, el jueves en el Senado, Cristina advirtió que es necesario “reconstruir económicamente el país”. Habló de la inflación, de “la gente a la que no le alcanza salario, si es que lo tiene” y de los que “no pueden pagar el alquiler”. La vicepresidenta eligió romper el silencio rodeada de curas villeros, exponentes del trabajo social en los barrios vulnerables. Y le dedicó elogios a Juan Grabois, el referente del MTE que tensiona constantemente hacia adentro del Frente de Todos en reclamo de políticas para los sectores vulnerables.
Grabois había sido uno de los últimos en hablar con Cristina el jueves del ataque. Ese día, la vicepresidenta logró contenerlo para que su pata política, el Frente Patria Grande, no rompiera con el bloque oficialista. Intervino, para ello, ante el ministro de Economía: según dicen cerca de Grabois, fue ella la que hizo que el decreto del llamado “dólar soja” contemplara un refuerzo de ingresos por tres meses para personas vulnerables que no reciben un plan social. Esa ayuda podría abarcar a entre 2 y 3 millones de personas. Falta, sin embargo, conocer los detalles de la implementación, en donde tendría un rol la Anses, que conduce la camporista Fernanda Raverta.
“Hay un plan de estabilización, pero una parte de la coalición tiene que condicionarlo. Porque no puede hacerse con el deterioro del bolsillo de los pobres. Semana a semana se va a seguir muy de cerca esto. Cristina le dice a Massa te banco, pero te condiciono”, dijo a LA NACION un referente de buena interlocución con el kirchnerismo.
La moneda
Cerca de Massa, en cambio, buscaron resaltar otro párrafo de la alocución de Cristina. “Pasó desapercibido pero ella habló del factor monetario de la inflación. Eso es novedoso”, dijo un funcionario del Palacio de Hacienda a LA NACION. La vicepresidenta dijo: “El problema es que la inflación viene porque no tenemos moneda. Vieron que yo venía hablando de la economía bimonetaria, del dólar... Hay que ponerse de acuerdo en eso para volver a reconstruir”.
Si el ala izquierda del Frente de Todos está convencida de que la vicepresidenta no dejará de interceder en favor de las políticas distributivas, en el Ministerio de Economía aseguran que ella no entrará en cortocircuito con el programa de ajuste.
En ese sentido, en el equipo de Massa resaltan que el kirchnerismo también debió apelar a un plan de estabilización en 2014. Recuerdan que, incluso, esa etapa había incluido una devaluación, un camino que Alberto Fernández y Cristina Kirchner vedaron para esta etapa. En 2014 al frente de Economía estaba Axel Kicillof, el economista preferido de la vicepresidenta. Según pudo reconstruir LA NACION, Kicillof y Augusto Costa hoy están en permanente contacto con el secretario de Comercio, Matías Tombolini.
En los próximos días, de hecho, se espera que Tombolini relance el programa Precios Cuidados con el espíritu que había tenido este programa en la época de Costa. “Si ponemos segundas marcas a precios bajos, las empresas buscan recuperar márgenes de ganancias a través de los productos principales. Ahora vamos a apuntar a construir precios de referencia con primeras marcas, aunque no sean tan bajos”, dijeron cerca del secretario de Comercio.
En el Gobierno esperan que la baja de la inflación sea gradual, pero algunos funcionarios albergaban la esperanza de que el número fuera algo más benévolo, de algo más de 6 puntos. El dato oficial del 7%, apenas 4 céntimos por debajo de la medición récord de julio, exhibió la dificultad de la tarea.
“En agosto hubo un efecto arrastre de la corrida de la segunda quincena de julio, más un componente estacional. Lo importante es que la inflación se desaceleró y que bajó la expectativa de una devaluación. Hay que sostener en el tiempo el ordenamiento fiscal, que ceda la incertidumbre y apuntar a una baja gradual de la inflación”, dijo un funcionario del equipo económico.
Cerca de Massa defendieron: “Esta es inflación que heredamos del desbarajuste de (Martín) Guzmán. Estamos estabilizando y eso es condición necesaria para bajar la inflación. Sergio había comentado que los dos primeros meses iban a ser altos”.
Un referente cercano al kirchnerismo, en tanto, apuntó: “Se estabilizó lo financiero pero falta impacto en la economía real. También es cierto que lo primero era condición para lo segundo. Tener un 90% de inflación es malísimo, no hay dudas. Si no podés bajar los precios, mientras tenés que reforzar las políticas de ingresos, con bonos y reaperturas de paritarias. Eso es lo que tiene que venir ahora”.
Hasta ahora, la mesa de precios y salarios que pretendía convocar el Gobierno para recomponer el poder adquisitivo del último tramo del año se chocó de frente con la resistencia de gremios y empresarios.
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