Balotaje 2023 | Sergio Massa insinuó que se retira de la política y se abre una transición por el control del peronismo
En un búnker atravesado por la “tristeza e incomprensión” de lo que había ocurrido, el tigrense dio señales claras de que no seguirá, tanto arriba como abajo del escenario; Kicillof y Cristina Kirchner, expectantes
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“No nos entra en la cabeza una derrota, hay mucha confianza en poder ganar”, decían cerca de Sergio Massa en las horas previas al balotaje. Aún imaginaban un final feliz, pero sin margen para el entusiasmo desmedido.
En la previa de la jornada electoral, nadie quería siquiera imaginar la chance de un traspié, que finalmente llegó y de modo contundente a manos de Javier Milei y su alianza con el sector de Juntos por el Cambio que encabezan el expresidente Mauricio Macri y Patricia Bullrich. La derrota de Massa obliga a repensar todos sus planes y abrió un interrogante no sólo sobre su futuro inmediato –insinuó que se retirará de la política–, sino además por el devenir del peronismo, huérfano de liderazgos globales a partir de la noche aciaga de este domingo.
Precavidos, y sin creer del todo el anuncio del virtual retiro de su jefe político –Massa afirmó que se dedicaría a “otras tareas” y habló de “recambio generacional”–, desde el Frente Renovador remarcaban la “resiliencia” del candidato oficialista, recuperado de fracasos tanto o más sonoros que el de este domingo en su carrera por el poder. “En 2017 estábamos fuera de la copa y armamos lo que armamos. Massa es un animal político, después de esto va a seguir pase lo que pase. A Milei, si perdía, sí se lo iba a fagocitar el sistema”, reflexionaban cerca del ministro y candidato a presidente, sin ocultar su desazón.
Cerca de Massa reiteraban que el tigrense cumplirá con sus deberes como ministro hasta el 10 de diciembre, pero no osaban aventurarse sobre qué pasará más allá de ese día. “Nos dejó la impresión de que se retira”, acotó un funcionario del gobierno nacional que compartió un rato con Massa en el Complejo C del barrio de Chacarita.
¿Quién será el líder del peronismo, ahora en el rol de oposición? “Depende de lo que haga Sergio”, repetían fuentes del justicialismo, con la incógnita por el futuro como denominador común. Si bien en la noche del domingo todos eran elogios hacia Massa y su “esfuerzo titánico” por remontar una cuesta que parecía imposible, otros dirigentes del espacio daban por descontado que los pases de factura no tardarán en llegar.
“Hizo todo, dejó todo y más que eso. Pero no alcanzó”, reflexionaban en el complejo C, que se vació a una asombrosa velocidad luego de las palabras de Massa. “Creo que todos entendimos que Sergio optimizó una derrota que estaba escrita”, se lamentó otro dirigente con responsabilidades de gobierno que llegó al búnker y se fue, como todos, con la cabeza gacha y lleno de interrogantes sobre el futuro de su fuerza política.
De todos modos, en un anticipo de las internas que se vienen, muchos dirigentes del kirchnerismo pusieron atención en la vicepresidenta Cristina Kirchner, que confirmaba al momento de votar en el mediodía del domingo que se quedaría en Santa Cruz, y llegaría a Buenos Aires recién este lunes. La expresidenta también había deslizado sobre un diálogo telefónico con Massa durante la jornada del sábado, pero no había dado detalles. “Cristina va a seguir haciendo política, y representando a su sector”, decían en el cristinismo, dispuestos a iniciar el proceso de “reorganización” del espacio, donde la discusión parecía recién estar comenzando.
Sin Massa y con Cristina corrida por decisión propia del rol central, muchos empezaron a mirar a Axel Kicillof, el gobernador bonaerense que lograra su reelección el 22 de octubre pasado, aunque el exiguo triunfo de Massa sobre Milei en el principal distrito del país también sembraba dudas sobre su liderazgo nacional de cara al futuro.
Aún sin masticar del todo el sabor amargo de la derrota, desde el peronismo apuntaban a la fuerza legislativa que Unión por la Patria sostendrá a partir del 10 de diciembre, unos 108 diputados y una treintena de senadores, más las ocho gobernaciones en manos del peronismo como bases para la reconstrucción.
“El peronismo ama a los ganadores. Y Massa perdió”, sostuvo sin preámbulos un avezado consultor cercano al peronismo cuando la derrota comenzaba a calar hondo en la dirigencia peronista, sin certezas sobre el futuro de esa fuerza, cruzada por un tropezón histórico que, como dijo Massa, puso fin a una era en la política nacional.
“En todo caso, si pierdo me voy de ñoqui de la CAF”, bromeaba Massa en el avión de vuelta de su viaje a Brasilia, a fines de agosto, donde lo recibiera Luiz Inácio Lula da Silva y comenzara el durísimo camino hacia la remontada en primera vuelta, que terminó siendo insuficiente. En aquel entonces, su confianza parecía ilimitada, y su retiro –el que insinuó ayer– quedaba más que lejos en el horizonte.
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