Sergio Berni defendió a su esposa por la polémica del helicóptero: “Pobrecita, pagó el pato”
El ministro de Seguridad bonaerense dijo que puso a Agustina Propato “en una situación innecesaria”
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Sergio Berni, tal como acostumbra, no se anda con vueltas. “Mi destino político no está atado a un resultado electoral”, dice por LN+, y advierte: “Si no se cambian decisiones dentro de mi espacio, no tiene sentido que siga”. Y para que quede del todo claro dispara: “Políticamente, muchas veces tengo diferencias con el gobierno nacional. No me da pudor ni miedo manifestar mis diferencias políticas”.
El propio ministro de Seguridad bonaerense alimenta el rumor/pregunta que no deja de circular desde hace un tiempo: ¿se va o lo echan?
El funcionario estará esta noche en Hablemos de otra cosa y con definiciones tajantes. “No me parece mal que haya diferentes sectores dentro del peronismo. Están los que se dicen peronistas y los que hacen. Tengo dos responsabilidades: una institucional y otra política”, se planta.
También especula sobre su futuro político y opina que “desde la presidencia es desde donde se dan las grandes transformaciones” y no descarta ese objetivo máximo. “Tengo gran vocación de trabajo y servicio” -amplía-; la política se trata de la conquista del poder público. Saber que uno de cada dos chicos es pobre, me rebela”.
Berni no quiso ocupar las oficinas del Ministerio de Seguridad bonaerense en La Plata porque prefirió trasladar su base de operaciones a la zona más caliente del Gran Buenos Aires: La Matanza. “Esta zona es el epicentro del 80% de los delitos de Conurbano”, subraya el funcionario.
Y agrega: “Estamos saliendo de una enfermedad global de todo el planeta y eso se llama pandemia. Las enfermedades típicas de una región se llaman endemias. La provincia de Buenos Aires tiene una enfermedad endémica que es la inseguridad”.
Médico cirujano, teniente coronel retirado, abogado, karateca, paracaidista y, por sobre todo, personaje hipermediático, Berni informa sobre su origen: “Me crié bajo la cultura japonesa del honor y la lealtad”.
Lo cierto es que el ministro bonaerense hizo madrugar a todo el equipo de Hablemos de otra cosa al citarlo 7.30 de la mañana para asistir al cambio de guardia entre los efectivos de la Policía Bonaerense que prestaron servicios durante toda la noche y los que vienen a relevarlos bien temprano. La ceremonia es al lado de los trailers en los que se reparten los colaboradores del ministro.
Berni llega acompañado de su ovejero alemán, una hembra llamada Bona (por bonaerense), que se mantiene firme junto a él durante el izamiento de la bandera.
Las escenas parecen transportadas de otras épocas porque suenan marchas militares y las tropas que entran y salen forman marcialmente ante la mirada complacida de Berni. “Estas son las reuniones de gabinete todas las mañanas, esos son los funcionarios”, dice el ministro, quien pasa lista a las 8 en punto y el que no esté, mejor que tenga una buena explicación para darle.
“La mayoría de los delitos ocurre entre las 19 y las 2 de la mañana”, afirma con seguridad Berni. De una larga pared en una dependencia cercana cuelgan gran cantidad de pantallas con mapas luminosos de las zonas más calientes. Como la mayoría de los hechos irregulares suceden en no más de treinta kilómetros a la redonda, una vez que se dispara el alerta, los efectivos llegan al lugar de los hechos en patrulleros, motos o helicópteros y es bastante habitual que Berni se sume a los procedimientos más importantes.
“Acá en Puente 12 funciona nuestra base de operaciones”, refiere el ministro. Se trata de una zona pegada a la autopista Ricchieri, con connotaciones históricas bastante trágicas. Precisamente sobre el Puente 12, se levantó el escenario para recibir a Juan Domingo Perón en su regreso definitivo al país el 20 de junio de 1973, pero el enfrentamiento entre bandas armadas del peronismo derivó en lo que pasó a la historia con el triste rótulo de la “masacre de Ezeiza”, con un número de víctimas fatales que nunca se terminó de dilucidar. Y ya durante la dictadura militar, en la misma zona, funcionó un centro clandestino de detención comandado por el temible represor Miguel Etchecolatz, condenado a cadena perpetua por delitos de lesa humanidad.
“En mi archivo, no hay contradicciones y eso molesta. No soy una persona obsecuente. Sigo con la misma rebeldía que cuando empecé a militar”, dice como carta de presentación.
Nacido en Capilla del Señor, provincia de Buenos Aires, Sergio Berni empezó su carrera, como médico en Santa Cruz, junto a Néstor Kirchner. Hoy es una suerte de satélite suelto y autónomo dentro del oficialismo, que solo reporta a Cristina Kirchner, y que critica sin pelos en la lengua a funcionarios del gobierno. Las PASO le han dejado un sabor adverso, y no solo por los malos resultados para su fuerza.
“Pasamos del que ‘florezcan mil flores’ al ‘pasemos la guadaña’ -se queja por las listas únicas-; las PASO dan dinamismo y posibilidades a aquellos militantes que quieran competir y son una herramienta para ordenar hacia adentro”.
Berni no oculta sus discrepancias con las estrategias electorales de sus propios compañeros de filas y hasta tuvo diferencias con el mismísimo Máximo Kirchner, si bien desmiente que en medio de una discusión lo haya tomado del cuello.
“La violencia física -aclara- no es parte de mi rutina diaria”. Pero sí confirma que tuvieron un intercambio fuerte. “Y no solamente el otro día -amplía-; la política tiene intercambios fuertes cuando uno tiene un compromiso y, por sobre todo, una concepción doctrinaria”.
Volviendo a los temas de inseguridad, Berni asegura que “la inseguridad viene bajando año tras año”, una afirmación con la que no todas las fuentes están de acuerdo.
No obstante reconoce algo: “Es cierto que hay muchas armas en la calle robadas a las fuerzas de seguridad o son viejas”. Enseguida retoma sus propias estadísticas: “Asalto, robo y hurto bajaron un 24 por ciento. Todos los días en la provincia hay un 2.7% de homicidios. Queda mucho trabajo por hacer”.
El ministro informa que el delito que más ha aumentado últimamente es el de la violación. Y agrega: “El delito que más impacta en la psicología colectiva es el secuestro. Es la primera vez que tenemos cinco meses sin secuestros en la provincia”.
También tipifica las modalidades delictuales al día de hoy: “El delito complejo es buscar un gran botín con mínima violencia. El delito que tenemos hoy se caracteriza por mucha violencia y poco botín”.
Berni dice que se entiende bien con su par nacional, Aníbal Fernández. “Tener una contraparte que habla el mismo idioma, alivia y mucho”, expresa, aunque eso no quita que discrepe, se desmarque públicamente, con cómo se deben combatir en la Patagonia los desmanes y supuestas usurpaciones de grupos que se presentan como parte de la comunidad mapuche.
En cuanto a la historia detrás del aterrizaje de un helicóptero oficial, junto a Agustina Propato, su esposa, la senadora y actual candidata a diputada en una cancha de fútbol, Berni explica lo siguiente: “Yo le pedí que me acompañe a un acto. Fui con mi esposa, ella no estaba sola en el helicóptero. Bajamos allí porque así lo programó Operaciones Policiales que llamó a la policía de Ensenada, para la coordinación que se hace habitualmente. Algo pasó, que no sabemos todavía qué y no tuve tiempo de averiguar. La cuestión es que yo le abro la puerta a mi señora, me voy y aparece la presidenta del club”. Desmiente Berni que haya habido algún forcejeo: “No es que hubo un tironeo. Mi señora durante el embarazo de nuestro hijo tuvo una otoesclerosis y perdió la audición. Es hipoacúsica, entonces usa audífono, pero obviamente en el helicóptero se lo tiene que sacar porque sino el ruido es insoportable. La señora se le vino al humo porque quería explicaciones y ella lo único que hizo fue abrir la puerta del auto para tratar de sacar el audífono de la cartera. Cuando fue a hacer eso, la señora se le tiró encima y el custodio hizo lo que tiene que hacer un custodio que es impedir que eso pase”.
Berni hace, a su manera, una autocrítica: “Puse a mi esposa en una situación innecesaria y, pobrecita, pagó el pato”.
En cuanto al narcotráfico dice: “Me opuse a que las policías de las provincias actúen sobre el narcomenudeo. La ley de federalización le abrió a la policía las puertas de la corrupción. Hay mucha descoordinación en la lucha contra el narcotráfico.”
Su mirada sobre el caso Nisman no es menos condescendiente: “La reconstrucción que hizo Gendarmería es una payasada”.
Hablemos de otra cosa de emite los viernes, a las 23, por LN+
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