Sergio Berni, de soldado de Cristina a sostenerse como ministro por la necesidad de Kicillof
La crisis de la droga exhibió con claridad por qué el Gobernador lo mantiene en su Gabinete; el jefe de la Seguridad bonaerense ya no es solo un leal de la vicepresidenta; cuál es su ambición
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Sergio Berni cortó el cordón umbilical y ahora está solo en la política nacional. Ya no mantiene el lazo de obediencia absoluta con la vicepresidenta Cristina Kirchner. Construyó, en cambio, un vínculo de confianza con su jefe directo, el gobernador Axel Kicillof, con quien sostiene una relación de respeto y lealtad mayor de la que tenía el día que asumió como ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires.
Aquel diciembre de 2019, Berni juró en su cargo por Cristina, por el expresidente Néstor Kirchner, por Perón y Evita. Y por el “pueblo peronista”. Sobre el escenario del Teatro Coliseo Podestá de La Plata no nombró a Kicillof, que le tomó juramento. El Gobernador miraba la Constitución mientras Berni soltaba su rosario de lealtades. Paradójicamente, hoy el mandatario es la única persona que lo sostiene. Y que lo defiende.
En medio de la crisis de la droga adulterada, Berni recibió los embates públicos del ministro de Seguridad nacional, Aníbal Fernández, que se burló de la advertencia de su “colega” bonaerense de deshacerse de la sustancia letal que inundó siete distritos del Gran Buenos Aires desde el 2 de febrero. Berni había pedido descartar la droga adquirida en Puerta Ocho, Tres de febrero, con un alerta de emergencia sanitaria lanzado por las redes de información del Gobierno bonaerense.
Fernández publicó una serie de banderas internacionales con la leyenda “el consumo de drogas mata”. Y una bandera argentina con este texto tomado de las declaraciones de Berni: “El que compró drogas en las últimas 24 horas descártela porque es de la mala”. Más tarde, cuando los muertos se contaban por decenas, el ministro nacional borró el tuit e intentó pedir disculpas. “Es patético”, replicó Berni.
El “coronel” tampoco se privó de decir que desde el gobierno nacional lo dejaron solo para administrar la crisis que se cobró al menos 24 muertes de jóvenes consumidores. El ministro de Seguridad nacional respondió a las críticas y acusó a Berni de tener gestos “mercenarios”. El exsoldado de Cristina ya había perdido la protección de la vicepresidenta en la última elección, durante el armado de listas. No le dieron el espacio que pretendía y anunció que dejaba el puesto. Sólo Kicillof lo retuvo.
El vinculo con presidente Alberto Fernández es malo desde siempre: Berni se cansó de criticar a Fernández y a su ex ministra Sabina Frederic. “No sé cuánto tiempo más van a aguantar a un ministro que discrepa públicamente con el Presidente de la Nación. A mí la gestión me apasiona. Yo me voy a quedar hasta que me echen”, se le oyó decir el año pasado. Sin embargo, los últimos días de enero defendió en público el acuerdo con el FMI, mientras Máximo Kirchner renunciaba a la presidencia del bloque de diputados.
“Sigo manteniendo diferencias, pero los argentinos delegamos en él la misión de arreglar un endeudamiento irresponsable realizado por Mauricio Macri y teníamos dos caminos: este o el default. El default era la muerte súbita en una Argentina. Esto le da un marco de previsibilidad. Ahora el desafío es que se cumpla lo que dijo (Martín) Guzmán y que el país empiece a crecer con recuperación del salario real”, dijo Berni el 31 de enero. Y agregó, excediendo largamente sus funciones ministeriales: “Este acuerdo tiene que ser la piedra fundacional para empezar con un plan antiinflacionario”.
Sin permisos
El ministro de Seguridad bonaerense juega su juego. No pide permiso. No oculta que quiere ser presidente de la Nación. Se siente fortalecido y siente administró la crisis de la droga en ausencia de Kicillof, quien le dio confianza plena para actuar. “Que no se les ocurra venir a dividirnos. A parcelarnos. A sacarnos cachos”, dijo recientemente el Gobernador en un acto en donde estaba Berni. No mencionó a su ministro, pero en la práctica respaldó su accionar enérgico durante la crisis.
“Tenemos un proyecto, más allá de los ataques y los bombardeos”, dijo Kicillof luego de la narco-crisis. Berni lo aplaudía el viernes último en Luján, cuando el Gobernador llamó a seguir trabajando para transformar a la Provincia. Tras ese discurso a Berni se lo vio solo. Pocos se acercaron a saludarlo. No busca amigos, sino que construye desde el perfil alto y cosecha críticas. Tanto, que algunos dirigentes ya le colgaron el cartel del “gobernador suplente”.
Esa imagen se acentuó cuando Berni dio la cara en medio de la tragedia mientras Kicillof estaba de gira con el Presidente por Rusia, China y Barbados, al tiempo que el jefe de Gabinete provincial Martín Insaurralde directamente se ausentó esos días sin dar explicaciones. El ministro de Seguridad actúa como una suerte de pararrayos ante los temas en los que Kicillof y los demás integrantes del Gobierno bonaerense no abordan al menos en el plano mediático. De ahí la necesidad del Gobernador de mantenerlo a su lado.
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