Señales y desafíos de la nueva Cristina
SI existían dudas sobre la nueva Cristina Kirchner que nos depararía su triunfo electoral y sobre la tan declamada como intrigante "profundización del modelo", en las últimas horas tuvimos una clara señal con las medidas del Gobierno tendientes a frenar la suba del dólar. Más intervencionismo del Estado, más restricciones para el público y las empresas en el mercado cambiario y más acciones dirigidas a encontrar cajas que les aseguren a las autoridades un flujo de fondos para seguir financiando la fiesta del gasto y del consumo. Ese parece ser el esquema de una Presidenta probablemente convencida de que si obtuvo casi el 54% de los votos no hay casi nada que corregir.
Para sorpresa de algunos, las demandas más resonantes hacia el Gobierno no partieron de la oposición. Ni siquiera de quienes parecieron quedar mejor parados tras el acto electoral, como quienes se alinean junto a Hermes Binner. Por caso, el diputado porteño Claudio Lozano calificó como "positivo" que el Estado recupere un instrumento clave para el control de divisas, en alusión a la medida que obliga a empresas petroleras y mineras a liquidar en el país la totalidad de los dólares provenientes de sus exportaciones. También Ricardo Alfonsín consideró que tal decisión defiende los intereses de los argentinos.
Fue Néstor Kirchner quien en su momento amplió por decreto las actividades eximidas de liquidar divisas en nuestro país. La medida adoptada por la Presidenta puede indicar que mientras el kirchnerismo era más pragmático y flexible en sus relaciones con el empresariado, el cristinismo es más inflexible en términos ideológicos. Habrá que ver hasta dónde llegan las palabras del viceministro de Economía, Roberto Feletti, que pusieron la piel de gallina a muchos empresarios: "El populismo no tendrá límites porque tiene las herramientas para apropiarse de la renta".
Mientras la oposición se prepara para un largo duelo no exento de disputas y de más desconcierto, quien pareció poner en jaque a la Presidenta fue, de nuevo, el titular de la CGT, Hugo Moyano, cuando ayer enfatizó que "el mejor homenaje que le podemos hacer a Néstor Kirchner es llevar adelante la ley de participación de los trabajadores en las ganancias", a la cual definió como "la verdadera profundización del modelo".
Sonó a desafío. El diputado Héctor Recalde, asesor de Moyano , viene fogoneando ese proyecto, que fue frenado por la propia Presidenta en atención a las críticas que la iniciativa mereció en el empresariado y, en especial, en la Unión Industrial Argentina.
No menos desafiantes sonaron las críticas de Moyano a "los Gordos" del sindicalismo, que quieren verlo cuanto antes fuera de la conducción cegetista. Los vinculó con las políticas de los años 90. Fue un mensaje al cristinismo y a su corazón ideológico.
La jefa del Estado y sus seguidores de La Cámpora intentan exaltar a Kirchner como el fundador de un movimiento superador del peronismo. La indiferencia exhibida ante el tradicional día de la lealtad (17 de octubre) y las celebraciones de otras fechas como el 11 de marzo (éxito electoral de Héctor Cámpora en 1973), el 26 de julio (muerte de Evita) y el 27 de octubre (fallecimiento de Kirchner) son todo un símbolo de una nueva etapa donde el propio peronismo se perfila para ejercer el doble papel de oficialista y opositor.
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