Señales de alerta que ponen en duda el control de Cristina Kirchner
Al traspié que obligó a la vicepresidenta a suspender la sesión por Consejo de la Magistratura se le suman las quejas internas en el bloque
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Apenas tres meses después de haber perdido la mayoría en el Senado, de los cuales en dos no hubo actividad alguna, Cristina Kirchner se topó con la realidad de que ya no podrá manejar la Cámara alta a su antojo y debió dar marcha atrás y suspender una sesión porque no tenía los votos para imponer el proyecto de reforma del Consejo de la Magistratura.
En la misma semana, un puñado de senadores oficialistas pidió explicaciones en una reunión de bloque sobre por qué se había anunciado como una iniciativa de la bancada el proyecto de blanqueo de capitales para pagar la deuda con el FMI cuando, en realidad, el texto había sido presentado por sólo cinco legisladores kirchneristas. Además, se habían enterado por los medios.
Si bien la unidad formal del Frente de Todos en el Senado parece garantizada y una rebelión del “Albertismo” mueve a risa cuando se la menciona, la vicepresidenta se encontró en cuestión de horas con señales intranquilizadoras que demuestran que su enfrentamiento con Alberto Fernández repercute en las relaciones al interior de la coalición peronista de Gobierno.
Más allá de las palabras, lo concreto es que el voto de rechazo del kirchnerismo al acuerdo con el FMI dejó heridas y resquemores en la bancada que conduce José Mayans (Formosa). Al menos a un grupo de legisladores no les gustó que varios de sus compañeros optaran por la salida principista y le quitaran el cuerpo al trago amargo de tener que respaldar un nuevo préstamo con el organismo de crédito internacional.
Tampoco conformaron las explicaciones de Mayans sobre el secreto que rodeó a la presentación del proyecto de blanqueo. “Dijeron que no nos informaron antes por la necesidad de dar la sorpresa”, contó un senador que participó de la reunión de bloque. “Nos toman por pelotudos”, agregó.
Apurados por mostrar unidad y desmentir las quejas internas, desde la presidencia del Senado se difundió el último miércoles, después de la reunión de bloque oficialista, una lista con 22 senadores que sumaron su firma al proyecto para pagar la deuda con los fondos “fugados” por argentinos al exterior.
Sin embargo, más que mostrar alineamiento detrás del proyecto, la información difundida desde las usinas de la vicepresidenta no hizo más que desnudar que, a diferencia de otras épocas, no hay unanimidad ni alineamiento automático detrás de las órdenes de las autoridades del bloque que responden a Cristina Kirchner.
Es que al menos ocho senadores no sumaron su rúbrica. La lista incluye a legisladores que no se encontraban en el Senado el último miércoles. Pero también faltan nombres de peronistas que desde el año pasado vienen mascullando bronca con los modos en que la vicepresidenta se relaciona con el bloque y, sobre todo, las ínfulas con las que se manejan algunos kirchneristas en el trato con sus compañeros de bancada.
Uno de los ausentes en la lista es Edgardo Kueider. El entrerriano fue uno de los pocos senadores oficialistas que se encargaron de juntarle votos a la Casa Rosada para aprobar el acuerdo con el FMI mientras las autoridades de la bancada, Mayans y la camporista Anabel Fernández Sagasti (Mendoza), se hacían los distraídos en público y criticaban en privado las negociaciones del ministro de Economía, Martín Guzmán.
Al final del camino, el formoseño aceptó con resignación su condición de jefe de bloque y terminó votando el acuerdo. Pero la mendocina votó en contra, como lo hicieron los otros cuatro miembros de La Cámpora que ocupan una banca en la Cámara alta. A diferencia de Máximo Kirchner, y a casi dos semanas de su rechazo a una propuesta impulsada por el gobierno de su partido, Fernández Sagasti sigue instalada en el sidecar de la vicepresidencia del bloque y lejos está de dar señales de abandonar el sitial en el que fue ubicada por Cristina Kirchner para que sea sus ojos y sus oídos en la bancada.
Además de Kueider, tampoco estampó su rúbrica de adhesión al proyecto de blanqueo Carlos Espínola. El del correntino es uno de los nombres que circuló en diciembre del año pasado como integrantes de un grupo que venía quejándose del maltrato kirchnerista. Los otros dos eran Sergio Leavy (Salta) y Guillermo Snopek (Jujuy), quienes en las últimas semanas asumieron las presidencias de las comisiones de Defensa y Asuntos Constitucionales. A pesar del malestar interno, nada indica que el frente interno oficialista se vaya a fracturar en el futuro cercano.
Además, Cristina Kirchner también se habría garantizado la aprobación de la reforma del Consejo de la Magistratura. No obstante, para lograrlo debió recalcular y ceder a los pedidos de modificación de un senador de un partido provincial. Sin él no llegaría a la mayoría absoluta (37 votos afirmativos) que exige la Constitución.
Las señales de alerta se suman en el tablero de la vicepresidenta cuando todavía le quedan casi dos años completos y tendrá que apelar a toda su astucia e ingenio para manejar un Senado en el que ya no tiene una mayoría propia, un terreno poco conocido por Cristina Kirchner.
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