Victoria Villarruel negocia los últimos votos para sancionar la boleta única en el Senado
Necesita asegurarse 37 voluntades en el recinto, pero antes tiene que reducir las disidencias que genera el proyecto entre los sectores con tendencia a apoyar; rechazo cerrado del kirchnerismo
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Los libertarios del Senado, con la vicepresidenta Victoria Villarruel a la cabeza, buscan por estas horas reunir las firmas que les permitan emitir dictamen de comisión y poder llevar al recinto de la Cámara alta, para poder convertirlo en ley, al proyecto que establece el uso de la boleta única de papel en las elecciones nacionales.
Si bien hay una fuerte corriente de apoyo, la medida todavía no tiene asegurada su sanción. Esto quedó demostrado la semana pasada en el plenario de las comisiones de Asuntos Constitucionales y de Justicia y Asuntos Penales, cuando senadores que los libertarios consideraban aliados pusieron reparos al apuro del oficialismo por sumar una nueva victoria sobre el kirchnerismo y dejar el dictamen listo para debatirlo en el recinto esta misma semana.
De manera sorpresiva para el oficialismo, la rionegrina Mónica Silva, del partido provincial Juntos Somos Río Negro, planteó sus disidencias con la iniciativa. Dijo que prefería un sistema que utilizara boletas distintas para cada categoría en juego en la elección, como el que se usa en Santa Fe, y pidió eliminar “el botón” de voto a lista completa que contempla el proyecto, inspirado en el mecanismo que se aplica en Córdoba. También sostuvo objeciones la neuquina Lucila Crexell, todavía integrada al bloque Cambio Federal que llidera el salteño Juan Carlos Romero.
A esas disidencias se sumaron los pruritos de los senadores de Unidad Federal, los peronistas disidentes Carlos Espínola (Corrientes) y Edgardo Kueider (Entre Ríos), a quienes les molestó la idea de darle un trámite exprés al proyecto y emitir dictamen en una sola reunión sin mayor discusión. Ambos legisladores abandonaron el kirchnerismo en rechazo a la praxis política de los seguidores de Cristina Kirchner, de aprobar todo a las apuradas, y no estaban dispuestos a usar la misma metodología que criticaron y que los llevó a dejar el Frente de Todos.
Fue así como, a pesar de los esfuerzos de algunos senadores radicales que querían avanzar con la firma del dictamen, prefirieron pasar el debate a un cuarto intermedio hasta este miércoles, a las 14, cuando las comisiones se volverán a reunir para continuar con la discusión.
El proyecto de boleta única de papel fue aprobado por la Cámara de Diputados a mediados de 2022 y desde entonces durmió cajoneado por el kirchnerismo en el Senado. Esa parálisis se rompió la semana pasada con el inicio del debate en el plenario de comisiones.
En este escenario, los esfuerzos de los operadores legislativos libertarios están puestos en conseguir las firmas necesarias para que las comisiones puedan emitir dictamen esta semana. La idea es convencer a los remisos a que apoyen el texto, aunque sea en disidencia, para poder debatirlo en el recinto la semana próxima.
La moneda de cambio para lograrlo es prometerles que sus planteos podrán ser subsanados al momento de la reglamentación de la aplicación de la nueva norma, en el caso que estas cuestiones instrumentales puedan ser introducidas mediante ese mecanismo, o con la sanción de una norma posterior que tome en cuenta sus puntos de vista.
Detrás del apuro por sancionar la ley de boleta única hay dos vertientes. Los exintegrantes de Juntos por el Cambio (radicales y Pro, sobre todo) sostienen que esta es una oportunidad de oro para instaurar el mecanismo y vencer la resistencia del peronismo, que se niega en redondo a aceptar el cambio de la papeleta partidaria por una institucionalizada, diseñada y distribuida por la autoridad electoral competente. “En esta cuestión, la modificación del proyecto y su regreso a Diputados en segunda revisión es jugar a favor de los que no quieren que salga nada”, es el argumento con el que intenta este sector convencer a los disidentes para apurar la sanción de la ley.
Por su parte, los libertarios, y sobre todo Villarruel, buscan sumar un nuevo éxito legislativo al ya obtenido en la primera sesión del Senado tras la asunción de Javier Milei, cuando lograron reunir una mayoría circunstancial de 39 senadores que venció la resistencia del kirchnerismo e impuso la elección de las nuevas autoridades de la Cámara alta.
Para la vicepresidenta, la apuesta tiene un condimento extra. La aprobación de la boleta única de papel le serviría para mostrar que el camino de la concertación y la negociación es mucho más eficiente que el de las declaraciones altisonantes del Presidente y su vocero, Manuel Adorni, que apestillan al Congreso acusándolo de demorar las propuestas del Gobierno por reclamar cambios en sus iniciativas y de ir en contra de la “voluntad popular” que les permitió ganar el balotaje.
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