Senado: tierra arrasada y pases a planta, la herencia que le dejó Cristina Kirchner a Victoria Villarruel
Los funcionarios de la vicepresidenta encontraron las oficinas de las secretarías Administrativa y Parlamentaria vacías, sin computadoras ni papeles; nombramientos de último minuto
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Política de tierra arrasada. Esa es la herencia que encontraron los funcionarios que Victoria Villarruel designó para manejar el Senado. El frío, aunque cordial trato que le dispensó Cristina Kirchner cuando ordenó iniciar la transición entre vicepresidentas parece haberse terminado en la noche misma del 9 de diciembre, cuando la expresidenta y sus colaboradores más estrechos abandonaron la conducción de la Cámara alta.
El panorama fue desolador cuando María Laura Izzo ingresó a la Secretaría Administrativa, cargo en el que fue designada la semana pasada y que durante toda la administración kirchnerista ocupó María Luz Alonso, dirigente de La Cámpora y ahora legisladora provincial en La Pampa. Ni siquiera un bibliorato encontró la nueva funcionaria cuando desembarcó en el complejo de oficinas a las que se accede desde el distribuidor del primer piso del palacio legislativo, justo enfrente de la réplica a escala de la cuadriga de la victoria que corona el frontis del Congreso Nacional.
El panorama fue bastante similar para Agustín Giustinian, designado al frente de la Secretaría Parlamentaria. Cables cortados, cajones vacíos y escritorios pelados, sin una sola computadora, fue la escenografía de una retirada en orden pero con la intención premeditada de complicar el inicio de la nueva administración libertaria.
Recién aterrizados en la función y todavía armando sus equipos de colaboradores, tanto Izzo como Giustinian no han tenido tiempo de definir con Villarruel el camino a seguir. No se descarta que la vicepresidenta ordene una auditoría para dejar en claro la herencia recibida, sobre todo en materia administrativa.
A la política de tierra arrasada se suma la resistencia a dejar los cargos de varios de funcionarios designados durante la administración kirchnerista. Muchos son militantes de La Cámpora y algunos, hasta el fin de la semana pasada, pretendían reeditar el “resistiendo con aguante” del 2015 y permanecían en las posiciones en las que fueron nombrados en los últimos dos años, ante el pasmoso silencio de los gremios legislativos.
La base de operaciones de este grupo fue la Dirección General de Comisiones, dependencia que ocupó hasta el 10 de diciembre María Laura Cosone, mano derecha del exsecretario parlamentario Marcelo Fuentes, cara visible de una estructura elefantiásica que terminó justificando elevados salarios a jóvenes kirchneristas.
En ese organigrama, instalados en la órbita de la Secretaría Parlamentaria se destacan nombres como los de Romina Verón, secretaria de Coordinación; Nahuel Petryk, director de despacho; Daiana Soledad Páez, directora de Recinto y Salones, y Lilian Solange Ortellano, subdirectora de Archivo y Registro de Leyes, entre otros. Todo este grupo parece haber migrado al primer piso del edificio anexo, sede del subbloque ultrakirchnerista Unidad Ciudadana, que preside la senadora Juliana Di Tullio (Buenos Aires).
Nuevos nombramientos
El caso del vaciamiento de la Secretaría Administrativa es más grave aún si se toma en cuenta que, según confiaron fuentes gremiales, la gestión de Cristina Kirchner se despidió pasando a varios empleados a la planta permanente del Senado. Lo hizo el último día hábil de gestión, el pasado 7 de diciembre.
La veracidad del rumor se podría comprobar fácil, revisando los decretos firmados por la ahora exvicepresidenta y por Alonso. El problema radica en que esos papeles no están a la vista, al menos no en las oficinas donde deberían estar guardados, y tampoco están subidos en la página web de la Cámara alta, tal como lo establecen los acuerdos de transparencia asumidos por administraciones anteriores.
No es la primera vez que la opacidad de la gestión de Cristina Kirchner impide tener certeza o bloquea el acceso a la información en este tipo de cuestiones. En septiembre de 2022, este diario dio cuenta del pase a planta permanente de casi 130 empleados. La mayoría de los beneficiados revistaban en despachos de senadores peronistas, pero la entonces vicepresidenta se preocupó por beneficiar a varios de sus colaboradores más cercanos, como su secretario privado y dirigente de La Cámpora, Gabriel Graves.
Ahora, aparecen casos de pases a planta vertiginosos. Uno de esos es el de Paula Jimena Echeverría, que en abril de 2021 había sido designada como personal de gabinete para desempeñarse como directora de Apoyo Técnico institucional, es decir en un cargo político que termina junto con la función de la persona que pidió su designación, y que menos de dos años después ya forma parte de la planta permanente de la Cámara alta.
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