Senado: preocupa al oficialismo el juego de los aliados
Si bien conservó la mayoría, la falta de directivas claras del Gobierno los complica
Superado el trago amargo de la elección, en el bloque oficialista del Senado esperan una rápida reacción del Gobierno que les permita retomar la iniciativa política en una cámara en la que el Frente Renovador, de Sergio Massa, aún no ha mostrado todas sus cartas y trabaja de manera subterránea para socavar la mayoría que, todavía, mantiene el kirchnerismo
"Ya pasó la elección, ahora necesitamos una señal que nos muestre que hay alguien gobernando y termine con mensajes confusos como el de Randazzo [Florencio, ministro del Interior] y la estatización del Sarmiento", graficó una fuente oficialista de la Cámara alta.
La señal es clara. La bancada que conduce Miguel Pichetto (Río Negro) necesita que el Poder Ejecutivo unifique personería y que empiece a tomar las decisiones que los médicos le impiden tomar a Cristina Kirchner, alejada de la conducción del país para evitar situaciones de estrés.
En realidad, el telón de fondo de este escenario es el temor a los reacomodamientos que empiezan a perfilarse en el peronismo, luego de la derrota del kirchnerismo en territorio bonaerense a manos de Massa.
Por el momento, y a diferencia de lo que ya ocurre en la Cámara de Diputados, en el bloque oficialista del Senado no hay peligro de deserciones.
Pero sí hay inquietud por la falta de una política que garantice la cohesión de los senadores aliados.
El dato no es menor. Con 33 senadores propios (35 a partir de diciembre), el Frente para la Victoria depende de los 9 legisladores de fuerzas aliadas que aún tiene (y que se reducirán a cinco dentro de un mes) si quiere seguir controlando los resortes de la Cámara alta como lo ha hecho desde que Néstor Kirchner llegó al poder.
Es que el flanco tiene algunas grietas. A un Carlos Menem (La Rioja) al que los kirchneristas ya no cuentan a la hora de reunir número, por sus permanentes ausencias, se suman los coqueteos del massismo con la correntina Josefina Meabe. Desde el despacho de la legisladora negaron las versiones, pero en el oficialismo saben que cuando el río suena, agua trae.
El operador
En la Cámara alta todos los dedos apuntan a Carlos Verna, el peronista disidente pampeano y antikirchnerista militante que, sin estridencias, ya ha dado muestras cabales de que puede erigirse en el conductor de una ambulancia que vaya recogiendo a los heridos dejados en el camino por la Casa Rosada.
Verna ya mostró su poder de fuego hace poco menos de un mes, cuando anunció que el kirchnerista Juan Manuel Irrazábal (Misiones) lo iba a acompañar en un dictamen contrario al actual reparto de lo recaudado por varios impuestos, como cheques y cigarrillos.
Al final, el misionero terminó votando con su bloque, pero rechazó algunos artículos en la votación en particular. Para muchos, Verna se apresuró en adelantar la posición de Irrazábal. Pero los que lo conocen sospechan que, en realidad, no hizo más que enviarle una advertencia al oficialismo y dejar en claro que la próxima vez no tendrá la deferencia de anticiparles su jugada.
- El gráfico contempla los reacomodamientos que se iniciaron luego de las PASO hasta las elecciones del 27 de octubre.
Molesto por el apoyo de la Casa Rosada al Frente Renovador del gobernador Maurice Closs, lo que llevó a un kirchnerista de la primera hora como Irrazábal al borde de la rebelión es el apoyo de la Casa Rosada, a través de Juan Manuel Abal Medina y del diputado Andrés Larroque, a Gustavo "El Misio" Cáceres", un joven de La Cámpora que pretende disputarle la conducción del PJ misionero.
"El Juanchi está con nosotros, va a votar bien, pero ya no está dispuesto a apoyar locuras como el ascenso de Milani [César, jefe del Ejército]; y como él hay varios más en la misma posición", explicó otra fuente oficialista.
Si bien el mensaje es tranquilizador, la frase contiene otra advertencia hacia la Casa Rosada: se acabó el tiempo de la verticalidad absoluta en momentos en que todas las señales muestran a un gobierno en sus dos últimos años de gestión y sin una clara figura de recambio.
Desde que Massa rompió lanzas con el kirchnerismo, Reutemann abandonó el ostracismo en el que se había recluido.
"Había que poner un poco de equilibrio, había mucho poder en una sola mano", le dijo el ex piloto de Fórmula Uno a LA NACION en una charla informal hace unos 20 días para justificar su apoyo al intendente de Tigre, que sabe que con el "Lole" consiguió una figura fundamental para mostrarles a los que todavía dudan de que hay futuro fuera del kirchnerismo, para que así se animen a seguir el camino que el santafecino recorrió hace cinco años, en pleno debate de la resolución 125, cuando encabezó el primer cisma del kirchnerismo en el Senado.
De hecho, en la noche del domingo, Massa agradeció especialmente a Reutemann por su apoyo, al igual que a Roberto Lavagna.
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Equipo LN Data
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