Senado. Mensaje de la oposición, con la mira puesta en Rafecas
El bloqueo de la oposición en el Senado al tratamiento del proyecto de ley de alquileres, al negarse a conceder los dos tercios para su tratamiento sobre tablas, puede también leerse como un gesto de advertencia a Alberto Fernández y Cristina Kirchner de cara al tratamiento de la iniciativa para nombrar al juez federal Daniel Rafecas como procurador general de la Nación.
Sin el apoyo de, al menos, algunos senadores del conglomerado opositor, integrado por Juntos por el Cambio y el interbloque Federal, al Frente de Todos le será difícil, sino imposible, alcanzar el voto de los dos tercios de los presentes que la exige la ley para designar al jefe de los fiscales.
La unidad de acción demostrada por la oposición, que se tradujo en la "desconexión" simultánea de 29 senadores de la sesión remota, amenaza con convertir la misión Rafecas en una empinada cuesta arriba para el oficialismo.
Es que con 43 senadores alineados con la Casa Rosada (40 propios más dos aliados, aunque José Alperovich está de licencia obligada por las denuncias de abuso sexual en su contra), el Frente de Todos está lejos de los 48 votos que se necesitarían para alcanzar, en una sesión con asistencia perfecta, la mayoría agravada de dos tercios para designar a Rafecas.
El gesto opositor se explica en la creciente ofensiva del oficialismo en la Cámara alta, ordenada por Cristina Kirchner, que en las últimas dos semanas comenzó a aplicar su mayoría para avanzar con una agenda que nada tiene que ver con la pandemia de coronavirus y sin atender en lo más mínimo a los reclamos, incluso reglamentarios, que plantea la oposición.
Pero también fue pensado como una señal en medio de una creciente ola de rumores, agitada desde el kirchnerismo, sobre la posibilidad de que algunos senadores de Juntos por el Cambio pudieran entrar en una negociación en la que se canjearían votos a Rafecas, o ausencias en el recinto, a cambio de modificaciones en la ley de Ministerio Público Fiscal.
En ese sentido, también sirvió para alejar, al menos por el momento, los fantasmas de que algún gobernador opositor pudiera ayudar al Gobierno a reunir la mayoría de dos tercios y, así, facilitarle a Rafecas el camino para superar la dura prueba del Senado.
Producto de la pandemia, que impide la realización de la audiencia pública a la que debería concurrir a defender su nominación, el tratamiento del pliego del juez federal permanece congelado en la Comisión de Acuerdos.
Tal vez esa demora, que en un principio fue vista como un inconveniente, ahora se convierta en una bendición para el Gobierno. Por lo pronto, le dará tiempo para buscar los votos que, como quedó demostrado en el Senado, por ahora no tiene para evitar que Rafecas siga el camino del frustrado Daniel Reposo.
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