Senado: con Cristina Kirchner ausente, el oficialismo y la oposición hicieron una catarsis política
Durante más de cuatro horas, convirtieron al recinto de la Cámara alta en un campo de batalla dialéctico; el Frente de Todos fracasó en su intento por aprobar una declaración de repudio
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En lo que terminó convertido en una prolongada catarsis política, el oficialismo y la oposición se trenzaron este jueves en el Senado en un duro debate cargado de acusaciones y chicanas en torno a la crisis provocada por la vicepresidenta Cristina Kirchner como reacción a la acusación formulada en la causa Vialidad por el fiscal Diego Luciani.
La vicepresidente abrió la sesión, pero apenas permaneció en la poltrona de la presidencia del Senado poco más de cinco minutos. Cuando el primer senador opositor comenzó a hablar, ya se había retirado a su despacho por lo que no escuchó, al menos desde el recinto, ninguna de las intervenciones a favor y en contra que por casi cuatro horas ocuparon el centro del debate.
Como corolario de la discusión política, el Frente de Todos fracasó en su intento de ofrendarle a la vicepresidenta un proyecto de declaración en repudio al accionar de la policía porteña por los incidentes registrados con militantes kirchneristas el sábado pasado en el barrio de la Recoleta.
Con tres senadores ausentes y la advertencia de la abstención en pleno de la bancada de Juntos por el Cambio, el oficialismo no podía alcanzar el quórum necesario para votar y debió conformarse con devolver la iniciativa para su debate en comisiones.
Intento opositor
La misma suerte corrió una declaración impulsada por el principal conglomerado opositor, que condenaba la polémica declaración del presidente Alberto Fernández en la que afirmó que Alberto Nisman se suicidó y que esperaba que el fiscal Luciani no siguiera el mismo camino.
Antes de que la partida terminara en tablas, hubo un debate en el que el Frente de Todos volvió a la carga con su teoría de una persecución de la justicia, en connivencia con el macrismo, contra Cristina Kirchner y el peronismo.
“No hay negación más perversa de la democracia que utilizar la figura de la asociación ilícita para perseguir a una presidenta votada por la democracia; es la negación total de la democracia y del deseo y la voluntad de la mayorías populares”, sentenció la oficialista Juliana Di Tullio (Buenos Aires).
La réplica de Juntos por el Cambio apuntó sus cañones contra el accionar de la vicepresidenta, a la que acusó de incitar una crisis institucional. “Desde la épica de la resistencia se pretende tapar la enorme inoperancia que tienen para gobernar. Nadie dijo que el peronismo está en el banquillo, ahí está el relato. No mientan más, este es un juicio puntual”, disparó Luis Naidenoff (Formosa), jefe del bloque radical, en alusión a la acusación por supuestos hechos de corrupción que enfrenta Cristina Kirchner.
El debate de los proyectos de declaración estuvo precedido por casi dos horas de cuestiones de privilegio durante las que la crisis institucional disparada por el pedido de 12 años de prisión formulado por el fiscal Luciani contra la expresidenta ocupó el centro de la escena.
Sólo dos senadoras, Alejandra Vigo (Córdoba Federal) y Beatriz Avila (Pro-Tucumán), abordaron temas de intereses social. La cordobesa, planteó una cuestión de privilegio contra el Ministerio de Transporte por “el caos en el servicio de transporte de pasajeros”. La tucumana, por su parte, contra el Ministerio de Salud para que tome medidas ante las muertes ocurridas en su provincia por una bacteria desconocida que provoca neumonía bilateral.
El resto de las cuestiones de privilegio fueron un variopinto cruce político con algunas intervenciones que rozaron el surrealismo discursivo. “La han perseguido, la han victimizado, pero se han olvidado de la capacidad de recreación que tiene nuestra conductora para establecer un nuevo funcionamiento”, se jactó el oficialista Antonio Rodas (Chaco) en una encendida defensa de la vicepresidenta, antes de acusar a Juntos por el Cambio de ser “una bolsa de gatos” y, siguiendo en la línea felina, asegurar que los peronistas “son como los gatos, que cuando parece que nos estamos peleando, en realidad nos estamos reproduciendo”.
Desde la vereda opositora, la santafecina Carolina Losada (UCR) no se anduvo con indirectas y le pidió a Cristina Kirchner que se someta, como cualquier ciudadano, ante la Justicia, “La vice (sic) tiene que rendir cuentas ante la ley”, dijo, antes de recordar que está acusada por delitos de corrupción. “No queremos dirigentes que se creen semidioses, necesitamos dirigentes que sean ciudadanos y que se sometan a la Justicia como cualquier ciudadano argentino”, remató.
En su defensa de la vicepresidenta, el kirchnerismo embistió contra el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y Luciani, al que el rionegrino Martín Doñate calificó como “un inverosímil fiscal, que con un show mediático, patético, escalofriante por las inconsistencias de sus argumentos, con ensañamiento, con odio, ha puesto a la Justicia argentina en la escala más baja de consideración de nuestra sociedad”. “Lo que intentó hacer fue una prisión domiciliaria, no tengo ninguna duda”, afirmó, por su parte, Matías Rodríguez (Tierra del Fuego) en dirección al dirigente del Pro.
Desde la oposición, el radical Julio Martínez (La Rioja) se burló de la épica que busca darle el oficialismo a la situación procesal de Cristina Kirchner, “Quisieron hacer un 17 de octubre, pero no les salió porque claramente Cristina no es Evita ni Perón”, dijo. “Hay más gente preocupada por la falta de figuritas que por la impunidad de Cristina Kirchner”, remató.
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