Senado: aumenta la tensión en una oposición frustrada
Genera sospechas la demora que sufren los proyectos aprobados en la Cámara de Diputados
Se sabe que todos quieren ser padres de las victorias, pero que las derrotas suelen ser huérfanas. Algo de esto ocurre entre los bloques de la oposición en el Senado, en donde empiezan a escucharse reproches y a primar un clima de recelo y sospechas entre sus integrantes ante la notoria falta de resultados legislativos de parte del conglomerado antikirchnerista.
Las pruebas están a la vista: en los últimos cinco meses, la oposición logró reunir 37 votos positivos sólo en la sesión preparatoria, en la que un mosaico de radicales, peronistas disidentes y otras fuerzas menores se adueñaron de varias presidencias y de la mayoría en todas las comisiones.
Desde aquella sesión del 4 de marzo, el arco no kirchnerista apenas si pudo aprobar la coparticipación del impuesto al cheque y mordió el polvo de la derrota en su intento por rechazar el pliego de Mercedes Marcó del Pont al frente del Banco Central.
El panorama se ensombreció más aún la semana pasada, con la decisión de dejarle a la Cámara de Diputados el inicio del debate del proyecto de aumento de las jubilaciones. Fue un tácito reconocimiento de la falta de votos para poder avanzar con la iniciativa en la Cámara alta.
Clima enrarecido
Como si esto fuera poco, el clima empieza a enrarecerse ante la manifiesta falta de actividad en la discusión de los proyectos aprobados por la Cámara de Diputados.
En algunos casos, desde hace más de dos meses, en las comisiones del Senado duermen, sin que la oposición atine a tratar de impulsar la firma de sus dictámenes, proyectos de envergadura, como la modificación de la ley reglamentaria de los DNU y del Consejo de la Magistratura y la eliminación de los superpoderes.
Esta situación generó la queja del senador Samuel Cabanchik (ProBaFe-Capital). "Si la UCR impulsa un proyecto de dictamen, ya tendríamos cuatro firmas, pero no hacen nada", afirmó el vicepresidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales.
Las palabras de Cabanchik no hacen más que traducir los resquemores que en sectores de la oposición de la Cámara baja se vienen escuchando desde hace tiempo. Una de las más críticas en ese sentido es Elisa Carrió, quien en reuniones privadas sostiene que la UCR no quiere avanzar en esos temas porque se ven en el gobierno dentro de dos años y quieren mantener las prerrogativas de las que goza el kirchnerismo.
Los dardos apuntan también al bloque radical y, en particular, a su presidente, Gerardo Morales, de parte del Peronismo Federal. "Morales es un voluntarista", afirmó un senador de ese sector, en clara crítica a la estrategia del jujeño, uno de los más entusiastas difusores de la idea de que la oposición tenía 37 senadores y era mayoría en la Cámara alta.
Pero la realidad ha demostrado que ese escenario fue un sueño. Morales justifica la ausencia de resultados en las maniobras de la Casa Rosada para arrebatarle senadores a la oposición. "Nosotros queremos apurar los dictámenes, pero el problema es el número", explica.
Morales se refiere al giro de Carlos Menem, que votó con la oposición el reparto de cargos en las comisiones y ahora favorece con sus ausencias al kirchnerismo; los cambios de posturas de la santafecina Roxana Latorre (PJ) y las permanentes dudas en torno de María Bongiorno (Frente Grande-Río Negro).
Sin embargo, esta explicación no alcanza para justificar los fracasos y el cada vez menos disimulable malestar que reina en una oposición que no puede esconder su frustración.
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