Se mantiene la incertidumbre electoral en La Rioja tras el veto de la Corte al gobernador
Más de un mes después del fallo de la Corte Suprema que dejó al peronista Sergio Casas fuera de carrera, el panorama político de La Rioja es todavía incierto. El gobernador suspendió las elecciones previstas para el 12 de este mes y todavía no fijó nueva fecha. Tampoco está claro quién lo va a reemplazar como candidato del oficialismo. La Rioja es una de las dos provincias -la otra es Chaco- que todavía no definió cuándo votará gobernador.
En La Rioja el principal problema de Casas es que no tiene (nunca tuvo, en rigor) un sucesor natural. Tampoco se ocupó de "construir" uno. Hasta que la Corte le impidió competir por un tercer mandato, a fines de marzo último, estuvo concentrado en construir el camino hacia su re-reelección: reformó la Constitución de la provincia, convocó a una consulta popular para revalidar los cambios un tórrido 27 de enero y vio complacido cómo la Justicia local avalaba todo el proceso pese a los reclamos de la oposición. El frenesí duró hasta que el fallo de la Corte lo obligó a replegarse, barajar y dar de nuevo.
El problema es que la nueva mano ya está sobre la mesa, pero la próxima movida no es para nada clara. La lista de posibles candidatos oficialistas incluye al diputado nacional Danilo Flores, a los diputados provinciales Teresita Madera y Ricardo Quintela, a la intendenta de Arauco, Florencia López, a su par de Chilecito, Silvia Gaitán, y al ministro de Producción, Fernando Rejal.
El principal déficit de ese grupo es que ninguno, salvo Madera, es muy conocido. Casas necesita elegir a uno y mostrarlo cuanto antes. Una vez más, se pondrá en juego la teoría de la transferencia: la medida en la que un candidato apadrinado por el "dueño" de los votos "hereda" esos votos de su jefe político.
Hablando de herencias, también quiere competir el exgobernador y mentor de Casas, Luis Beder Herrera. Como corresponde a la tradición peronista, Casas y Beder están (hoy) enfrentados a muerte.
En La Rioja no hay PASO ni ley de lemas para que Casas ordene el tablero oficialista. El gobernador debe convocar a la elección 90 días antes de su realización.
En la gobernación se habla de dos posibles fechas para la elección: el 28 de julio y el 27 de octubre, junto con el comicio presidencial.
Cerca de Casas dijeron a LA NACION que el gobernador se inclina por el cuarto domingo de julio por dos razones. La primera, porque cree que tres meses para instalar a su candidato es tiempo suficiente. La segunda, más determinante en su análisis, es que esa fecha acota las posibilidades de que Macri "se recupere", como dijeron a este diario desde su entorno.
La cuenta es obvia: un posible repunte en la imagen de Macri, por mínimo que sea, beneficiaría directamente al candidato de la Casa Rosada, el radical Julio Martínez.
Los partidarios de votar el 27 de octubre sopesan el beneficio de que el candidato de Casas pueda ir en una boleta con Cristina Kirchner a la cabeza y aproveche ese arrastre. Los promotores de votar el día de la elección nacional también destacan que ir a las urnas recién dentro de poco más de cinco meses da más tiempo para resolver el entuerto oficialista.
También Beder prefiere que se vote en octubre. Si finalmente se postula, también podría beneficiarse del "efecto Cristina". En su caso, más allá de cuándo se vote, la clave es que si decide competir podría dividir el voto oficialista y, por lo tanto, mejorar las chances de Martínez.
En el campo opositor el fallo de la Corte produjo algún cimbronazo, pero el panorama parece ordenado. El intendente de la capital, Alberto Paredes Urquiza, es un peronista que supo construir un muy buen vínculo con el Gobierno, lo que le permitió gozar de recursos abultados desde que Cambiemos desembarcó en la Casa Rosada.
Esa buena relación tambaleó en las últimas semanas, cuando el peronista planteó que quería ser candidato a gobernador y puso en duda que Martínez fuera el mejor posicionado para competir. Es que antes del fallo de la Corte, la Casa Rosada había mandado a medir a ambos y la diferencia en favor de Martínez era clara. Paredes pidió hacer nuevas encuestas, convencido de que la desaparición de Casas de la oferta electoral cambiaba sustancialmente el escenario. La pretensión provocó más de un intercambio tenso con el Gobierno.
Los adversarios de Paredes en la provincia se jactan por lo bajo de que el Gobierno "le cortó los pelos" y "no le atiende más el teléfono". En la Casa Rosada aseguran que la paz con el intendente se selló hace dos semanas en una reunión con el propio Rogelio Frigerio. "En La Rioja seguimos como veníamos. El candidato es Martínez", dijeron cerca del ministro del Interior a LA NACION.
Más allá de esos vaivenes, la pelota está en campo de Casas, que sigue haciendo tiempo.
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