Scioli y Macri sueñan con la polarización
Mientras Sergio Massa se esforzaba por convertir sus desdichas políticas en una fortaleza para recuperar un primer plano, estrategos de campaña de Daniel Scioli y Mauricio Macri se mostraban convencidos de que las primarias abiertas del 9 de agosto tendrán el sentido de una primera vuelta electoral, en tanto que la primera vuelta del 25 de octubre encaminará a sus candidatos a una inevitable polarización que podría evaporar la alternativa del ballottage.
¿Hubo un pacto secreto entre Scioli y Macri para sacar de la cancha a Massa, como insinuó la esposa del tigrense, Malena Galmarini ?
¿Pudo haber sido un indicador de esas componendas el presunto mensaje de WhatsApp que le habría dirigido días atrás el gobernador bonaerense al jefe de gobierno porteño asegurándole que Massa estaba al borde del knock out?
Es difícil saberlo. Hay, sin embargo, algo cierto: si hubiese una polarización entre Scioli y Macri, sólo uno de los dos llegará a la Casa Rosada, pero sus respectivas fuerzas políticas se asegurarán más representantes en el Congreso que con una tercera fuerza disputándoles poder hasta el final. Claro que si, como todos imaginan, la mayoría de los diputados nacionales del Frente para la Victoria no será impuesta por Scioli sino por Cristina Kirchner, puede adivinarse quién sería la mayor beneficiaria de una catástrofe electoral del massismo.
Massa está convencido de que La Cámpora no le perdonará haber sido el artífice de que, tras los comicios de 2013, el kirchnerismo sepultara el proyecto para una Cristina eterna. La presencia fotográfica del secretario general de la Presidencia, el camporista Eduardo "Wado" de Pedro, oficiando como una suerte de maestro de ceremonias en cada encuentro con los intendentes que, uno tras otro, iban abandonando el massismo para retornar con la cabeza gacha al redil kirchnerista fue todo un símbolo para Massa y un mensaje hacia quienes se alejaron del oficialismo: todavía el Gobierno maneja el látigo y la chequera.
Los próximos días definirán dos cuestiones no menores: el papel de Cristina Kirchner en las elecciones (¿candidata a diputada nacional, al Parlasur o a ambas cosas?) y los compañeros de fórmula de los principales precandidatos presidenciales.
Los asesores del gobernador bonaerense admiten que su candidato a vicepresidente debería ser una figura capaz de atraer a un 15% del electorado independiente que puede votar al peronismo, pero que discrepa con el estilo kirchnerista, y reconocen que un dirigente enrolado en La Cámpora o el propio Axel Kicillof podrían obrar como "piantavotos".
De ahí que haya sciolistas entusiasmados con la reciente foto en la que se vio a Scioli con el gobernador salteño, Juan Manuel Urtubey. Junto al gobernador sanjuanino José Luis Gioja, sería el preferido del mandatario bonaerense, sobre el gobernador entrerriano Sergio Urribarri, más afín al cristinismo.
En el macrismo tampoco se desconoce que, ante una polarización, se deberá seducir a una parte del electorado que busque un cambio con algo de continuidad. Quizá por eso, además de Rogelio Frigerio y Marcos Peña como eventuales compañeros de fórmula de Macri, haya quienes piensen una vez más en el perfil humanista que podría aportar Gabriela Michetti.
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