Santiago del Estero: viaje a la maquinaria de poder de los favoritos de Cristina Kirchner
Cuando el gobernador Gerardo Zamora escucha que lo llaman caudillo, se ríe. Atribuye el uso de ese término a una visión "unitaria" y "descalificadora". También reacciona con sarcasmo cuando se le pregunta por qué en Santiago del Estero no hay alternancia en el poder desde hace 15 años y responde: "Es que son todos zamoristas". La matriz de esa frase pertenece a Juan Domingo Perón, pero Zamora proviene del radicalismo y no pierde el tiempo: fue el primer gobernador en expresar su apoyo a la fórmula Fernández-Fernández, mientras busca constituirse en una suerte de padrino de los intendentes radicales del norte que no encuentran un liderazgo claro en el partido.
Con perfil bajo, Zamora fue durante los doce años de kirchnerismo un aliado del gobierno nacional y expandió su poder con una maquinaria que los medios locales no exhiben. Regido por su pragmatismo, mantuvo a su provincia -uno de los distritos más dependientes del Estado nacional y con los mayores índices de pobreza- en buenos términos con el gobierno de Mauricio Macri, mientras se forjaba como un aliado incondicional de Cristina. El matrimonio acumuló poder en una de las provincias más conservadoras.
"Zamora y Claudia nunca renegaron de Cristina", dijo un dirigente cercano a la vicepresidenta en diálogo con LA NACION, que considera al matrimonio un ejemplo de lealtad. Claudia Abdala Ledesma también proviene de las filas radicales, y ahora tomó mayor relevancia en la escena nacional: así como Cristina eligió a Zamora mientras era senador para ser el presidente provisional del Senado y reemplazar a la peronista Beatriz Rojkés de Alperovich, con la llegada del Frente de Todos al poder eligió a Ledesma Abdala para ocupar el tercer lugar en la línea sucesoria. Santiago fue la provincia elegida por Cristina Kirchner para presentar por primera vez su libro Sinceramente. La fórmula Fernández-Fernández se impuso allí con el 75% de los votos.
"Cristina eligió al de arriba y a la de abajo", dice con un sonrisa un dirigente de las filas del Frente Cívico, el partido que encabeza el gobernador santiagueño donde convergen radicales y peronistas. A tres meses de la asunción de Fernández, Abdala Ledesma ya quedó a cargo del Poder Ejecutivo por 32 horas: cuando la vicepresidenta viajó a Cuba y el Presidente finalizaba su gira por Europa. Zamora viajó después que ella a Buenos Aires, según reconstruyó LA NACION, y retornaron juntos a su provincia, sin sobresaltos.
El jueves pasado, el Presidente recibió a 21 intendentes cordobeses que, desde la provincia donde el macrismo cosechó la mayor cantidad de votos, lo apoyaron. El gestor del encuentro y artífice de ese apoyo fue Zamora. Hay quienes consideran que la acefalía del radicalismo cordobés -fracturado en medio de la disputa interna por la gobernación de la provincia y la intendencia de la capital cordobesa- se ve reflejado en esa foto.
Pero el gobernador no solo traza vínculos con intendentes cordobeses: el año pasado, un candidato a intendente de un distrito tucumano fue denunciado por presunto lavado de activos, por recibir fondos de Zamora para su campaña electoral.
En la capital santiagueña no existen calles u obras públicas que lleven el nombre de Zamora. Apenas se pueden ver, todavía, los afiches electorales del Frente de Todos descascarados, con los rostros de Fernández, Zamora y Cristina Kirchner. Aunque el matrimonio tiene un perfil muy bajo, las pasiones de ambos son conocidas: Zamora se declara fanático del Turismo Carretera -construyó el Autódromo de Termas de Río Hondo, uno de los más modernos y ostentosos del país- y Ledesma disfruta diseñar sus propias prendas de vestir. Ante la consulta de LA NACION a varios habitantes de la capital, surge un mismo comentario con respecto al mandato de Ledesma como gobernadora (entre 2013 y 2017): "Aparecía en las guardias de los hospitales de sorpresa, para controlar si todos los médicos estaban presentes". Durante su mandato ella ganó legitimidad. Mientras Zamora enumera obras realizadas durante su gestión y las presenta como grandes logros, los referentes de la oposición las califican de "faraónicas" y subrayan que la mayoría de la población santiagueña no tiene acceso. Se edificó el Estadio Único Santiago del Estero para 28.000 personas. Lo construye la UTE Mijovi-Astori con un presupuesto superior a los 1000 millones de pesos y, según confirmó la AFA -que firmó un convenio con el gobernador-, será escenario de la Copa América de este año. Zamora tiene, confirmaron desde su entorno a LA NACION, buenos vínculos con el vicepresidente tercero de la AFA, Guillermo Raed.
Según datos del Indec, en La Banda, ubicada a 8 kilómetros de la capital, la pobreza alcanzó el 44,8% de la población y la indigencia, el 3,3%. El año pasado, la provincia recibió, según cifras oficiales de la gobernación, $54.436.668.47 del Gobierno nacional. Un informe elaborado por el Observatorio Argentino por la Educación indica que, a pesar de que evolucionaron los recursos coparticipables de la provincia, la inversión en esa materia creció por debajo de esa evolución. El mismo informe señaló que el 52,7 por ciento del gasto educativo de Santiago proviene de los recursos coparticipables y transferencias no automáticas.
La maquinaria de poder
A partir del triunfo contra el candidato de la intervención José Figueroa, Gerardo Zamora gobernó desde 2005 hasta 2013, año en que la Corte Suprema frenó su reelección. Sin querer ceder la sucesión a quien sería su vice, el peronista José Neder, le pidió a su pareja, Ledesma Abdala, que fuera la gobernadora. Ella se postuló como Claudia Zamora con Neder como vice y fue elegida con el 64% de los votos. El matrimonio iniciaría, así, su tercer mandato al frente de la provincia. Hoy Zamora les dice a los suyos, según reconstruyó LA NACION, que ese fallo de la Corte, en ese entonces percibido como devastador, en realidad le "alargó la vida política".
El esquema para acumular poder funciona sin límites. Aunque la Constitución establece que a cada provincia le corresponden tres senadores (dos bancas al partido que tenga más votos y la restante a la segunda fuerza), en Santiago los tres senadores responden al gobernador. Los primeros dos son el Pichón Neder y Ledesma Abdala. El tercero, Gerardo Montenegro, secretario regional de la UPCN. Se postuló por el Frente de Todos, pero es aliado suyo. Todos ellos están en contra de la ley de interrupción voluntaria del embarazo y levantan la bandera "de las dos vidas".
Ernesto, de 55 años, porta un cajón con sus herramientas y un banquito. Con 30 años de práctica, sabe que puede tardar en promedio unos tres minutos para hacer brillar los zapatos de los transeúntes. Vive en La Banda y tiene cinco hijos.
Desde las siete de la mañana, frente a la Plaza Libertad, corazón de la capital santiagueña, trabajan los "lustrines". Forman parte de la escena urbana hace décadas. A veces los clientes, habitantes de la capital que se sientan a tomar café en los bares frente a la plaza, conversan con ellos y otras veces se dejan lustrar los zapatos mientras leen el diario El Liberal. Ernesto -que prefiere preservar su nombre real- dice a LA NACION: "No nos gusta a los santiagueños que nos traten como un feudo, pero los humildes sentimos que no hay otra opción que Zamora".
Desde la plaza se ve, en los locales y los carteles, otra realidad: el poder que concentra el Grupo Ick, propietario de la distribuidora de electricidad Edese, del Banco Santiago del Estero, de la compañía de seguros Hamburgo, de los hoteles y casino Carlos V y Coventry, la constructora Comintel, del Cementerio Privado Parque de la Paz y de un conglomerado de medios de comunicación.
El poder del grupo es leído como un elemento de continuidad entre el juarismo y el zamorismo. El multimedios es controlante de Canal 7, de la Radio Panorama, del diario El Liberal, del diario Panorama y de la empresa de transmisión por cable TIC. Hay otro multimedios en la provincia, que pertenece a José María Cantos, y que incluye el Nuevo Diario, de gran tirada, y la radio LV11.
Marcelo Lugones, que representó a Cambiemos en las elecciones de 2017, quedó debajo de Zamora por una diferencia de 50 puntos. Las internas entre Pro y la UCR perjudicaron las posibilidades de derrotar al zamorismo. El año pasado la candidata a senadora de Juntos por el Cambio, Luciana Rached, quedó por debajo de Montenegro. El candidato del macrismo, Héctor Ruiz, fue impugnado por tener una condena por abuso sexual. "El problema es que somos pocos y peleamos mucho", dijo a LA NACION la diputada provincial Patricia Núñez de UCR-Cambiemos, quien reconoció la feroz interna entre ambos partidos.
Con la colaboración de Leonel Rodríguez
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