Santiago del Estero: un feudo renovado que padece la falta de agua y vive del empleo público
Al terminar el actual mandato Zamora y su esposa cumplirán 20 años en el poder; en 2019 el kirchnerismo ganó las elecciones con el 74,8% de los votos; el contraste con las lujosas nuevas edificaciones
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SANTIAGO DEL ESTERO.- enviada especial. Sus casas, una de las cuales se las dio el gobierno provincial, luego de un problema de salud que complicó la movilidad de Jorge, están en un lote a apenas 400 metros de la troncal ruta 93 y a unos 5 kilómetros del dique del embalse de Río Hondo y del imponente Autódromo de motos GP, construido por el Estado provincial, el hotel Terma 1, el Golf y el moderno aeropuerto local. Dos mundos totalmente opuestos.
Allí todo es imponente: el hotel es una construcción con vistas al río y realizado en honor al fallecido corredor Juan Manuel Fangio, que luce llamativamente vacío. El golf, que se jacta de ser el primero en la Argentina diseñado por Robert Trent Jones II, un referente en la materia tiene sus pastos verdes húmedos en el atardecer de un agobiante día de comienzos de enero.
El mismo en el que la familia Sosa Sánchez, de ocho integrantes, entre los que hay una mujer mayor, un hombre de 44 años que se recupera de un ACV, dos mujeres jóvenes y cuatro chicos de entre 17 y 5 años, a pocos kilómetros de allí, en el paraje Las Tinajas, sufre la escasez de agua y complicaciones en el acceso a la salud. La sala de primeros auxilios del lugar está cerca de ellos, pero abandonada.
Para atenderse tienen que desplazarse en remis por un camino estrecho y sin mantenimiento, hasta río Hondo, que es la segunda ciudad en importancia de la provincia, conocida por los beneficios de sus aguas termales, alrededor de las que se montaron hoteles de lujo y casinos. Las falencias en la salud y en los corredores viales son otros de los déficits estructurales de la provincia.
“Así como dicen que Dios atiende en Buenos Aires, acá lo hace en Santiago, pasa que para llegar hasta ahí los caminos no son precisamente autopistas”, sintetiza una de las personas consultadas para esta nota, que prefirió mantener en reserva su identidad. “Aunque sea por un hueso roto te tenes que ir a Santiago y no sabes cómo llegas”, completan. En contrapartida, para la inauguración del aeropuerto de Río Hondo en 2012, viajó la propia Cristina Kirchner, en su segundo mandato.
El lugar, con una frecuencia de vuelos escasa, costó en ese momento $150 millones. Dos años después Kirchner volvió a Santiago capital para otra inauguración, una muestra de la excelente relación que mantiene con el matrimonio del gobernador Gerardo Zamora y su esposa, Claudia Abdala Ledesma, quien hoy la secunda en el Senado y antes sucedió a su marido en la gobernación.
La segunda visita de Cristina fue para la inauguración de las “torres gemelas”, como se conoce a la moderna construcción de dos torres altas y vidriadas en las que están emplazadas las carteras de Economía y Educación y que poco tienen que ver con la arquitectura de la ciudad, marcada por casas bajas, peatonales comerciales, un puñado de edificios y las calles por las que circulan una enorme cantidad de motos que en número le ganan al parque de autos.
Santiago del Estero es casi una santuario para el kirchnerismo. Los números que suele sacar allí elección tras elección son incluso ampliamente superiores a los que obtienen en Santa Cruz, cuna del movimiento. En las últimas elecciones presidenciales, en 2019, el kirchnerismo, subido al “zamorismo” provincial, volvió ganar como en ninguna otra provincia y obtuvo el 74,8%, contra el 18,43 de Juntos por el Cambio, quedándose así con todas las bancas nacionales en juego: cuatro de diputados nacionales y tres de senadores. Un auténtico feudo blindado por votos de un sistema político aceitado.
Este escenario consolidó aún más el poder de Zamora, por estos días uno de los gobernadores que no duda en mostrar y resaltar el poder que los mandatarios provinciales, en especial los del Norte Grande, del que ejerce la presidencia pro tempore, tienen a nivel nacional.
Los signos de modernidad y contraste que definen a la provincia también se plasman en el ingreso a Santiago donde conviven cuidadas viviendas sociales con el estadio único “Madre de Ciudades”. El lugar, al igual que la mayoría de la obra pública en la provincia, lleva el sello de la constructora MIJOVI S.A, una de las empresas alcanzadas por el escándalo de los cuadernos de la corrupción, cuando fue mencionada por el financista K, Néstor Clarens, arrepentido en el expediente. En Santiago todavía recuerdan la asiduidad de las visitas de otros dos involucrados en ese y otros casos: el exministro Julio De Vido y el exsecretario de Obra Pública, José López.
Mucho antes de eso, la provincia ocupó la primera plana de los diarios durante 2003 y 2004, cuando Néstor Kirchner terminó decidiendo su intervención. Avalada por todo el arco político en el Congreso de la Nación, la medida se concretó en 2004 y buscó poner punto final al sistema instrumentado por el justicialista Carlos Juárez basándose en la alternancia en el poder con su mujer, Nina Aragonés. Juntos construyeron un auténtico poder feudal y se valieron del terror infundido por el exjefe de la Inteligencia provincial, Antonio Musa Azar.
El fundamento esgrimido en el texto que dispuso la intervención fue el “grave deterioro institucional” al que se había llegado en la provincia. Lo que empujó hacia ese abismo, como en otros feudos, fue un crimen: “El doble crimen de La Dársena”, casi calcado al de María Soledad Morales, en Catamarca, que terminó con otro feudo tan antiguo como el de los Juárez, el de los Saadi.
Kirchner designó a Pablo Lanusse -hoy abogado de Mauricio Macri- como interventor. Un año después llegó el llamado a elecciones. Fue el turno del por entonces radical Zamora que resultó reelecto en 2009 y luego, volviendo sobre sus pasos, con los que se había autolimitado en la Constitución provincial para no ser reelecto por más de dos períodos consecutivos, decidió insistir. La Corte Suprema de Justicia le dijo que no (origen de su encono con el máximo tribunal) y entonces apareció el nombre de su esposa como la candidata a sucederlo.
Abogada y escribana, Abdala Ledesma gobernó entre 2013 y 2017. Zamora recalca que ella ganó con el 66% y que la gente “la quiere”. Luego volvió a ser el turno de Zamora, que en ese lapso previo fue senador nacional. La sucesión encadenada recuerda, casi como una cuestión cíclica, a la de sus antecesores, aunque ahora Zamora jura que no se repetirá en 2025 cuando se realicen las próximas elecciones a la gobernación provincial y él ya no pueda volver a competir. Asegura que Abdala Ledesma no irá y que hay opciones dentro del Frente Cívico por Santiago.
“En 2025 va a venir otro gobernador, ella no quiere y espero que no le digan más feudo a mi provincia”, recalca mientras reniega sobre el concepto de feudo y apunta, una vez más, al centralismo porteño. Pero lo cierto es que el matrimonio terminará gobernando en forma ininterrumpida por 20 años.
Mientras busca alejar el mote de feudo, Zamora alude a la historia para explicar lo que sucede entre la ciudad de Buenos Aires y el norte argentino, una asimetría que para él es la razón de las desigualdades en su provincia. “Desde allá se subestima el problema”, insiste y busca correr conceptos como el de la pobreza que marca asu Santiago. “El mismo caso, si es un juez santiagueño: “ah debe ser un juez corrupto”, pero si es de Comodoro Py, “ah perfecto”. “Si es un político santiagueño que gana con el 70% de los votos, seguro que es un sátrapa de pueblos ignorantes, oprimido, que todos son empleado públicos”, descarga y se aferra a datos positivos como los 1300 millones de dólares que el último año lograron en exportación.
En Santiago la mayoría de los consultados coincide en creer que el poder no saldrá de la órbita matrimonial. “Gerardo fue opositor de Juárez y terminó siendo su mejor discípulo”, dice alguien que lo conoce bien y no lo quiere nada. Las sensaciones sobre el matrimonio no son unívocas. Mientras que en muchas personas, sumidas en la pobreza del 40% que marca la jurisdicción, hay miedo y evitan hablar sobre las condiciones en las que viven, otros los rescatan. “No ganan porque sí”, es una de las frases que se repite.
En Santiago del Estero el empleo público representa más de la mitad de los puestos de trabajo registrados en la provincia, con el impacto que tiene en un sistema en el que el trabajo privado es mucho menor y en una importante cantidad de casos, en negro. Además, es la base de la fidelidad hacia el poder político de turno.
”Tenemos el estadio que parece los de Europa, la costanera con guardavidas para aprovechar en el verano el río. Cumplieron con las viviendas. Estamos bien”, describe un joven taxista que en la mañana de un sábado disfruta contando los detalles de la cancha en la que juega el equipo local, mientras se lamenta que Diego Maradona no haya podido conocer el lugar. Su optimismo contrasta con el pesimismo que se expande entre opositores, que ven periódicamente reducida su capacidad, ya no de “contrapeso” porque explican que eso es numéricamente imposible, sino para acceder, al menos, a información sobre los manejos económicos desde el Estado provincial, sobre el que sobrevuelan todo tipo de sospechas.
La transparencia y la rendición de cuentas parecen sofisticaciones. Las sospechas también se extienden sobre la justicia local y los resortes de ambos fueros. Para la oposición hay una “colonización” del Poder Judicial cuyo comienzo ubican en el comienzo de la gestión y como consecuencia de “que el interventor designado por el presidente Néstor Kirchner, Pablo Lanusse, luego de desmantelar el andamiaje del régimen anterior y desplazar a los magistrados adictos al matrimonio Juárez, le entregó a Zamora un Poder Judicial en comisión, con jueces designados en cargos provisorios y cuyo reemplazo se encontraba, por lo tanto, a “tiro de decreto”, señala en un informe uno de los pocos opositores en la provincia, el legislador Alejandro Parnás.
En las calles de Santiago se ve mucha gente joven, en especial por la zona céntrica como la peatonal Rojas, especialmente en los locales deportivos. Pero los números indican que en las últimas tres décadas cerca del 60% de la población santiagueña en edad laboral emigró hacia centros urbanos. Zamora jura que el número no refleja que lo que viene pasando en los últimos cinco años. La cifra sale de un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), organismo dependiente de Naciones Unidas (ONU).
De esa radiografía que se hizo de la provincia también se habla de otros de los desafíos que tiene por delante la provincia y que tiene que ver con el sostenimiento de las poblaciones rurales que no solo requiere de la provisión de infraestructura y oportunidades productivas. “Se necesita, además, mediar en los conflictos vinculados con la tenencia de la tierra y propender a la formalización de la propiedad”, detallan. Y agregan otro dato preocupante de la realidad santiagueña: “actualmente, 10.000 de los 17.000 productores/as ligados a la agricultura familiar producen bajo límites territoriales y catastrales indefinidos”.
Por otro lado surgen los reclamos por inseguridad jurídica y se denuncia la usurpación de tierras. Como las casi 4000 hectáreas que los primos Guillermo y Daniel Masoni, tienen usurpadas en tomas encabezadas por el Movimiento Campesino de Santiago del Estero (Mocase), una organización fundada en 1990 e hiperpolitizada que lucha, entre otras propuestas, por la reforma agraria y que en los últimos años respaldó públicamente campañas de Zamora y se acercó al kirchnerismo.
El informe también da cuenta de otro dato escalofriante: la mortalidad materna, basados en datos de 2018, triplica la media nivel país.
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