Santa Fe: el gobernador Perotti resiste que Agustín Rossi sea el candidato del Frente de Todos
El mandatario provincial, que tiene su línea interna en el PJ, busca imponer sus propios candidatos; en Juntos por el Cambio habrá cuatro listas; Javkin emerge como líder progresista
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La carrera electoral arrancó con fuertes tensiones internas en Santa Fe en los principales frentes políticos, un estado casi natural en momentos en que se define de armado de listas pero que este año muestra en cada espacio un escenario más confrontativo, que deja al descubierto que las conducciones nacionales tanto en el Frente de Todos como en Juntos por el Cambio no cuentan con capacidad de persuasión para evitar las competencias. También ocurre lo mismo en el Frente Progresista, donde tras el fallecimiento del ex gobernador Miguel Lifschitz, el intendente rosarino Pablo Javkin aspira a ganar espacio al socialismo.
El anhelo en el Frente de Todos es lograr la unidad que prosperó en 2019 en Santa Fe, que le dio la victoria a Omar Perotti en las elecciones a gobernador. Desde la última caminata por Olivos que mantuvo el mandatario santafesino con el presidente Alberto Fernández el 16 de junio pasado comenzó a sonar con mayor intensidad el nombre del ministro de Defensa, Agustín Rossi, como posible candidato para encabezar la lista de senadores.
Ese plan no era el original de Perotti, que diez días antes de ese paseo por la quinta de Olivos había lanzado una corriente con sello propio, bajo el nombre de Hacemos Santa Fe –un símil del eslogan del gobernador cordobés Juan Schiaretti- para darle empuje a la postulación de Roberto Mirabella, el dirigente de mayor confianza que ocupa actualmente la banca que dejó Perotti cuando asumió como gobernador.
El otro lugar estaba destinado para María de los Ángeles Sacnun, actual senadora del círculo cercano de Cristina Kirchner. El problema que asomó fue que las encuestas ratificaron las últimas semanas que Mirabella y Sacnun siguen con un bajo nivel de conocimiento y no terminan de despegar.
En el gobierno nacional señalan que Perotti aportó otro nombre que estuvo en el gabinete de Alberto, como es la exministra de Hábitat María Eugenia Bielsa, que renunció en nombre pasado. Pero el nombre de la exfuncionaria que sí tiene un capital político importante en Santa Fe, donde fue vicegobernadora durante la gestión de Jorge Obeid, no convenció por ahora al kirchnerismo más duro.
Desde el entorno de Perotti sostienen que la gestión repuntó durante los tres últimos meses y que su imagen positiva está por encima de la del presidente y más aún de Cristina Kirchner. Creen que la postulación de Mirabella se puede traccionar en esta nueva etapa, con un repunte de la economía santafesina y la mejoría en los indicadores sanitarios a causa del plan de vacunación. “Rossi tiene un techo”, advierten.
Desde el entorno del ministro de Defensa señalaron que el sector de La Corriente no iba a jugar fuerte en estas elecciones nacionales, sino a nivel local. Pero advirtieron que la coyuntura alteró esa postura inicial. Perotti tiene dificultades para encontrar dentro de su pequeño entorno dirigentes que tengan potencial electoral, algo que no abunda en el peronismo santafesino.
Ante este escenario, en el sector alineado con Rossi esperan un llamado de Perotti, que hasta ahora no se concretó. Ponen como fecha límite el próximo martes, de cara al cierre de listas que será el sábado próximo. “Si no hay acuerdo, hay internas”, apuntan.
En Juntos por el Cambio hay cuatro listas que se enfrentarán el próximo 12 de setiembre, algo inédito dentro de esa fuerza, donde competirán tres listas radicales y una de PRO. El diputado nacional Federico Angelini encabeza la nómina del Senado junto con Amalia Granata, que en 2019 fue la sorpresa electoral en la elección provincial al obtener seis bancas en la Legislatura en alianza con sectores evangelistas.
Angelini se muestra en los carteles desplegados en la previa de la campaña como un dirigente de PRO que juega con todos los frentes internos de ese espacios, con Horacio Rodríguez Larreta, con Mauricio Macri y Patricia Bullrich. Los otros tres espacios están encabezados por el exintendente de Santa Fe José Corral, de la UCR, el concejal de PRO Roy López Molina y la diputada nacional de la Coalición Cívica Lucila Lehmann. La otra lista de dirigentes del radicalismo la encabeza la periodista Carolina Losada y el intendente de Avellaneda Dionisio Scarpín, que ganó repercusión más allá del norte de Santa Fe con el conflicto de Vicentín. Y una cuarta radical que encabezará el exministro de Seguridad de Santa Fe Maximiliano Pullaro, alineado a nivel nacional con Martín Lousteau.
Desde el sector más puro de PRO, encabezado por Angelini, no están cómodos con la aparición de estos tres sectores radicales. En Juntos por el Cambio no hay una tradición de alta participación en la PASO y el escenario electoral aparece complejo, con un alto nivel de atomización y paridad. “Le estamos haciendo el juego al kirchnerismo”, señalan. Desde el otro lado, advierten que es lógico que en este periodo de resurgimiento del radicalismo haya espacios de disputa, cuando la conducción de Juntos por el Cambio siempre tuvo una mirada más cerrada que le dio la victoria al kirchnerismo en 2019.
Como ocurrió en los últimos comicios nacionales, en Santa Fe la elección tiende a una polarización entre el peronismo y Juntos por el Cambio. El socialismo, que actualmente tiene un diputado nacional, cargo que ocupa Enrique Estévez, formalizó un nuevo nombre para competir que será el Frente Amplio Progresista, que utilizó hace más de una década el exgobernador Hermes Binner. El fallecimiento del Miguel Lifschitz alteró toda la planificación electoral en este espacio. El exgobernador iba a ser candidato a senador. Su lugar lo ocupará su pareja Clara García.
En este espacio, el que decidió jugar fuerte es el intendente Pablo Javkin, de origen radical, que promovió una nómina encabezada por el exsenador socialista Rubén Giustiniani, quien se había apartado de la conducción de ese partido por diferencias con Antonio Bonfatti. La estrategia del intendente de Rosario es ganar espacio dentro de una coalición que está en procesado de reacomodamiento y que ante el vacío político que dejó Lifschitz podría acelerar las pretensiones de jugar por la gobernación en 2023 y que a su vez mantiene relaciones aceitadas con dirigentes de Juntos por el Cambio, como Facundo Manes y Martín Lousteau.
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