Sandra Pitta: “No se puede consensuar con psicópatas que de un día para el otro toman te cortan la coparticipación”
La científica se postula en el segundo lugar de la lista que en la Ciudad encabeza López Murphy; dice que Macri tercerizó el área de ciencia y destaca la gestión de Néstor Kirchner; su opinión distante de Rodríguez Larreta y Vidal
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A partir de un cruce en las redes sociales con el entonces candidato Alberto Fernández, en 2019, su nombre se hizo conocido. Farmacéutica, biotecnóloga e investigadora del CONICET, se convirtió en una de las figuras más combativas del espacio político opositor. Sandra Pitta, precandidata a diputada nacional en la lista porteña que encabeza Ricardo López Murphy, pretende mayor firmeza en los dirigentes de Juntos por el Cambio, critica al Gobierno nacional, a cuyos miembros calificó de “psicópatas” con los que no se puede dialogar y toma partido por Patricia Bullrich y Mauricio Macri en lugar de los más moderados María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta. En una charla con LA NACION, se refirió además a las presiones que recibió en el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, denunciadas en su flamante libro “CONICET, la otra cara del relato”.
-¿Por qué decidió entrar en política?
-Siempre me interesó, nunca fui afiliada a ningún partido. Tuve actividad gremial durante seis años. A través de esa actividad conocí la realidad desde Jujuy a la Quiaca, las problemáticas. Fui delegada y logré muchas cosas. Sin ocultar que no era peronista. Siempre estuve buscando este camino. Creo que hay que cambiar cosas del CONICET, específicamente su relación con el mundo privado, la transferencia tecnológica, darle un impulso en serio.
-¿Cuál es la otra cara del relato que denuncia en su libro?
-Hay un relato de lo que fue la ciencia en el kirchnerismo y hay una realidad que no tiene nada que ver. Había una realidad en 2004 producto de la tremenda crisis que habíamos atravesado. Era un rebote que había que encaminarlo, y cuando ellos ven que en la ciencia había un grupo de gente que los iba a favorecer, toman eso. Los científicos somos embajadores sin cartera. La imagen de la Argentina se veía a través de sus investigadores, que son los que más contacto tienen con el exterior. Hoy intentan vender que hasta 2015 fue una maravilla y no fue así. Había un sinfín de problemas que se ocultaban y que la gran destrucción ocurrió en los cuatro años del gobierno de Mauricio Macri, y eso no fue así. Hubo una declinación que empezó en 2008. Otra cosa que me impactó fue que se armó un colectivo que se llamó “Ciencia con Cristina”, al cual pertenecían casi todos los investigadores. El científico es un técnico que va más allá de los gobiernos, es un técnico del Estado.
-Sin embargo, usted elogia a Néstor Kirchner por lo que hizo en ciencia.
-En 2004 había en el CONICET gente muy capacitada, el presidente era el doctor Eduardo Charreau, una persona de gran estatura moral e intelectual, y es él el que toma la posta y dice tenemos esta oportunidad, aprovechémosla, que se abran estas puertas y que el CONICET tenga la importancia que debe tener. Estaba en ese momento Lino Barañao como secretario de la Agencia de Promoción que había sido creada por Carlos Menem. Todo parecía tener un color interesante que empezó a deslucirse a partir de 2007.
-¿Había que ser afín al Gobierno para no quedarse afuera?
-Si vos no estabas alineado a las políticas del kirchnerismo, eso podía afectar tu carrera. No tengo pruebas, pero el miedo existía. Si existe el miedo ya es peligroso, eso lleva a la autocensura. Si uno quería criticar algo, primero tenías que decir: “Gracias Néstor y Cristina por recuperar la ciencia”. En 2015 me mandaron un mail desde la facultad de Ciencias Exactas para que votáramos a Daniel Scioli. Desde una universidad que se supone que tiene que defender el libre pensamiento. Mucha gente se sintió mal con ese mail. En la época de Cambiemos mandaban mails diciendo que Macri era un dictador, que nos perseguía.
-¿Qué pasó con la ciencia en el gobierno de Cambiemos?
-Macri tercerizó la ciencia. Llegó y dijo: todos coinciden en que el kirchnerismo manejó bien la ciencia, entonces la dejó en manos del kirchnerismo. Confió en que ellos la manejarían bien. Confió mal porque toda la gente se quedó para “resistir con aguante”. Para Macri era dormir con el enemigo. Los que podía tener como aliados se quedaban callados, porque las evaluaciones dependen de estas personas y nunca sabés si van a tener un sesgo negativo al evaluarte. La incertidumbre hace que te autocensures por las dudas.
-¿Como vivió el momento cuando, en 2019, Alberto Fernández expresó: “No tengas miedo Sandra Pitta, te voy a cuidar”?
-En ese momento empezamos a recibir una solicitada para apoyar al Frente de Todos, y muchos la firmaron. Yo en general no firmo esas solicitadas. Yo sabía que muchos iban a votar a Cambiemos y había una solicitada a favor de Cambiemos que yo sí firmé. Una amiga me decía que no quería firmar porque creía que nos iban a perseguir. Cuando sale esta solicitada con los nombres que la firmaron, Félix Requejo, en las redes, escribe: “De esto de nutre Macri, de los perversos, ¿volverá a trabajar Sandra Pitta en CONICET?”. Me costó darme cuenta de lo que había ocurrido. Cuando tomé conciencia, advertí que era grave y dije a mí no me van a callar.
-¿Cómo la convoca Ricardo López Murphy?
-En 2019 me entrevisté con López Murphy. Mis ideas coinciden con las suyas. Cómo sacar la ciencia adelante, qué es lo que se necesita para ir hacia la economía del conocimiento, que el futuro de la ciencia deje de ser una promesa y se concrete. Solo se puede concretar con medidas como las que presenta Ricardo, con leyes más sensatas, sin el agobio impositivo que tenemos. La ciencia y la economía no van divorciadas. Van juntas. Si la economía no permite tener emprendimientos, la ciencia también va a estar a un costado.
-¿Si el llamado era de María Eugenia Vidal le hubiera dicho que sí?
-Lo hubiera pensado. María Eugenia me parece una persona respetable. Pero el feeling que tengo con Ricardo viene más por lo académico. Hablamos el mismo idioma. No implica que María Eugenia no sea una persona inteligente. Me refiero a que tenemos las mismas preocupaciones en lo académico y en el desarrollo de la ciencia con Ricardo y de ahí viene el vínculo. Al final será una lista de unidad.
-¿Cuáles son las diferencias que tiene con Vidal?
-Yo creo más en la firmeza. La política es diálogo, pero no se puede consensuar con psicópatas que de un día para el otro toman medidas como sacar la coparticipación de CABA sin siquiera dialogar. Se requiere una postura mucho más firme en el Congreso y eso es lo que representa Ricardo.
-¿Quién más representa eso en Juntos por el Cambio?
-Fernando Iglesias, Paula Oliveto. Pero en la lista de Ricardo, al ser casi todos outsiders y ser parte de lo académico o de las fuerzas productivas, tenemos otra visión.
-¿El Presidente perdió credibilidad hacia adentro y hacia afuera a partir de la foto que apareció de las celebración en plena cuarentena estricta?
En lo personal, para mí, nunca tuvo credibilidad. Tuvo un pico de credibilidad cuando empieza la cuarentena y todos lo llamaban “comandante”, y me preocupé porque otra vez se impuso la figura de un caudillo máximo que nos iba a salvar la vida, aunque generó cierta credibilidad. Yo veía las filminas y veía que estaba mintiendo. Se comparaba con Suecia y daba datos erróneos. Pero en la población hubo una confianza y la gente dijo “sigámoslo que está haciendo las cosas bien”. Yo creo que se enamoró de la cuarentena, de frases rimbombantes como “salud o economía”, y eso no es así. No existe esa dicotomía. La empezó a perder con el tema de las vacunas y la terminó de perder para afuera y para adentro con el “olivosgate”. Porque ahí se nota claramente la hipocresía, si uno levanta el dedo y dice “cumpla o te voy a meter preso”, tiene que ser el primero en cumplir. Él incumplió. La orden era para afuera, para demostrar poder.
-Él dice que es un hombre común al frente de un gobierno y Cristina le dice que tiene una gran ingenuidad política. ¿Usted qué cree?
-Creo que es Cristina la que gobierna. Lo veo a él como alguien que fue puesto por Cristina porque en ese momento no tenía suficientes votos. Si él se considera un hombre común, debe tener en cuenta que está a cargo de un país presidencialista, en donde los presidentes no son gente común. Si es tan ingenuo, ¿por qué Cristina lo eligió para ser su testaferro dentro de la presidencia?
-¿Lo ve a Horacio Rodríguez Larreta como candidato a Presidente en 2023?
-Creo que hay muchas figuras en Juntos por el Cambio; a mí me gusta mucho Patricia Bullrich. Y Mauricio Macri. Me gustaría que Ricardo López Murphy tuviera la posibilidad para hacer lo que no pudo hacer en 2003. Pero creo más en las administraciones que en las personas.
-¿Qué observación hace acerca del plan de vacunación y la amenaza de la variante delta?
-Se tardó mucho en vacunar correctamente, con las dos dosis. Se aceleró por las PASO. Pero ya podríamos tener más de 60 por ciento vacunados con dos dosis. Se privilegió la geopolítica, los negocios con los amigos. No se trabajó con todas las vacunas que se debían haber tenido. La noticia de que Pfizer sea aprobada por la FDA significa que cualquier privado en el mundo la puede comprar, abre una puerta muy interesante, una puerta que el gobierno cerró y podría haber salvado muchas vidas, tenemos más de 110 mil muertos. No deberíamos haber llegado a esta cantidad de muertes. La vacuna Pfizer se podría haber comprado.
-¿Qué se juega en esta elección?
-En esta elección se juega la República, no como una palabra que todo el mundo repite. Se juega la división de poderes, el no avasallamiento al poder Judicial, que el poder Legislativo sea independiente. Tenemos un Congreso en donde el Frente de Todos tiene la mayoría, ellos votan verticalmente, y aunque no crean en lo que están votando, lo van a votar igual. Necesitamos una oposición firme en el Congreso porque en este momento es el único poder que está frenando al poder Ejecutivo. Lo que pasó en Venezuela sucedió por una oposición que no fue lo suficientemente firme y un Ejecutivo que avasalló con todo.