San Luis, ante el fantasma de la derrota: se enciende la maquinaria estatal de Rodríguez Saá en una provincia golpeada por la pobreza
En los barrios del Gran San Luis, con 44,3% de pobres, la gente hace largas filas en busca de un beneficio estatal; la oposición confía en que no se repetirá la experiencia de 2017, cuando el oficialismo local revirtió una derrota por 19 puntos
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SAN LUIS (Enviado especial).- Unas setenta personas forman una fila apenas pasadas las 10 en el salón “Eva te Abraza”, del barrio Eva Perón, una zona periférica del norte de esta ciudad. A la par de esa espera, una cuadrilla limpia la calle Riobamba y abunda el personal del gobierno de San Luis, identificado con indumentaria verde, que se mezcla con vecinos que llevan una pechera roja con la inscripción “Plan de Inclusión Social”. Dos mujeres se acercan a la fila y la separan por mitades: una, para microcréditos; la otra, para el Programa Empezar. Arranca una dinámica de preguntas y completado de planillas entre los aspirantes a estos beneficios para los que comenzó a inscribir el gobierno de San Luis el viernes.
La sede de inscripción en el barrio Eva Perón es solo una de las más de 100 que habilitó la administración puntana. Una batería de medidas está en marcha, tras la derrota de la lista de diputados nacionales del gobernador Alberto Rodríguez Saá a manos de la encabezada por el senador Claudio Poggi. Son anuncios que los opositores ven como un artilugio electoralista. Las calles de la capital provincial no vibran todavía al ritmo de la campaña para las generales de noviembre, en las que se elegirán tres diputados nacionales, pero en las barriadas del Gran San Luis, donde la pobreza se elevó hasta alcanzar el 44,3%, según la última medición del Indec, las filas en busca de un beneficio estatal comenzaron a verse desde el viernes.
Los adversarios del gobernador confían en que, esta vez, podrán evitar que el despliegue de Rodríguez Saá derive en una remontada como la que protagonizó en las elecciones de 2017 junto a su hermano Adolfo, de quien está distanciado.
“Vengo por el crédito blando de los $50.000, para arreglar el baño”, cuenta Rosa, que espera en la fila con un papel que trae desde otra sede, ubicada en la zona de Los Tres Barrios, a la que se acercó a las 7 y desde donde la derivaron al salón “Eva te Abraza”. Cuenta que, para que le entreguen el crédito, debe “ir al corralón y pedir presupuesto”. El plan al que aspira es para monotributistas hasta la categoría B, trabajadores informales y jubilados. Afirma que no tiene definido a quién votará. “Al llegar a la urna, decidiré”, subraya, y aclara: “Es la primera vez que vengo a pedir algo. Me quedé sin trabajo”.
Carlos Lezcano también espera en la puerta del salón del barrio Eva Perón. Está allí como acompañante de su hijo, en busca del Plan Empezar, que se aprobó antes de las PASO pero que también forma parte del operativo de inscripciones masivas lanzado el viernes. Es una asignación que puede ser de $9000 o $12.000, para jóvenes que se capaciten y desarrollen una práctica laboral “Puede ser que den algo ahora, pero le tengo miedo a la mentira. Tendría que cambiar el modelo. Mi pibe tiene 19 años, pero no sabe qué va a hacer”, dice a LA NACION.
Ese mismo día, un par de horas antes del arranque de las inscripciones, el gobernador Rodríguez Saá inauguraba los consultorios externos del Hospital Ramón Carrillo, una estructura de aspecto monumental ubicada en cercanías de Terrazas del Portezuelo, el también impactante edificio de la gobernación sanluiseña. “No”, se apura a decir el gobernador cuando LA NACION intenta consultarle sobre la campaña electoral. También declina hablar sobre las elecciones María José Zanglá, la directora del hospital, que encabeza la boleta de Fuerza San Luis, el espacio oficialista.
La recorrida de Rodríguez Saá por el nuevo hospital puntano, que se va habilitando por etapas, se realiza al día siguiente de la difusión de los números de pobreza. Entre el segundo semestre de 2020 y el primero de 2021, el registro del Gran San Luis aumentó 3,7 puntos, hasta llegar al 44,3%. “Eso me tiene con un dolor. No sé si no voy a buscar otra vuelta más a las que ya estamos dando. Lo voy a plantear al Consejo Económico [y Social], ver qué más podemos hacer. Entristece muchísimo, los dolores son enormes. Lunes, martes, miércoles, estamos haciendo más anuncios”, dice Rodríguez Saá cuando los medios locales le consultan por el tema.
En las PASO, la boleta del gobernador quedó segunda, con un 37,3%, detrás de Unidos por San Luis, la nómina que encabeza Poggi, exmandatario provincial, que obtuvo un 46,9%. “Yo, Alberto Rodríguez Saá, soy el único responsable de esta derrota de mierda”, enfatizó el mandatario días después de las PASO, de pie y ante sus militantes, tras pedirles que lo señalaran con el dedo. La escena se conoció por un video filtrado.
En las PASO 2017, Poggi venció a Adolfo Rodríguez Saá como candidato a senador desde una boleta del frente Avanzar y Cambiemos que compartía con José Luis Riccardo como postulante a diputado, hoy uno de sus competidores en la carrera por las tres bancas. Los Rodríguez Saá revirtieron 19 puntos y ganaron las generales por diez.
“Respecto de la experiencia de San Luis en 2017, va a ocurrir todo lo contrario, se va a ampliar la diferencia. Nosotros hemos aprendido, no hay ninguno relajado ni distraído; la sociedad también aprendió. Fui candidato a senador en 2017, del otro lado estaban los dos hermanos. Hoy, uno no está más y el otro, en la última elección a gobernador sacó 42%. Nunca un Rodríguez Saá candidato a gobernador había sacado menos de 65%. Y hemos hecho una comisión de abogados de defensa ante los potenciales delitos electorales. Vamos a denunciar no solo a Rodríguez Saá sino a todos los funcionarios que usen fondos públicos para la campaña proselitista de la lista oficial”, afirma a LA NACION Poggi, en su oficina en el centro de la ciudad, en la que pueden verse porcentajes y cantidades de votos anotadas con fibrón en una gran pizarra.
“El pueblo dijo basta. Lo que nosotros transmitimos es que reciban todo lo que les ofrecen, porque nace de las tasas y los impuestos que pagan los ciudadanos. Pero no tengo dudas de que, al momento de votar, lo harán con memoria y de acuerdo a lo que les conviene para el futuro de ellos y sus hijos”, agrega Poggi.
Riccardo, actual diputado nacional que busca revalidar su banca, es el candidato de la UCR. Ganó la interna del radicalismo, que quedó tercero, con 6,4%. En un bar del shopping puntano, sostiene: “En las generales van a cambiar los números, es una elección diferente. En el frente que represento, que es la UCR y Juntos por el Cambio en la provincia, va a haber un partido que llega más movilizado, porque había muchas listas que no participaban dado que iban con listas provinciales [directo] a noviembre. Todos los oficialismos, ante la adversidad, tienen una tendencia a la reacción. Le pasó a Cambiemos en 2019 y va a pasar en la provincia también”, indica Riccardo, exaliado de Poggi, a quien cuestiona.
“Estoy pidiendo el debate. Nosotros hace 35 años que estamos aquí, gobernaron Adolfo, Alberto, Poggi, y no sucumbimos ante el oportunismo político. Hay otros dos frentes, uno es el oficial y el otro es Unidos por San Luis, que compartió 25 o 30 años con el gobierno y usó las mismas prácticas cuando gobernó. Fue parte indisoluble del modelo de Rodríguez Saá, que llevó a esta provincia a tener la pobreza que tiene”, dispara. Poggi prefiere no intercambiar golpes: “El frente opositor es el nuestro, Unidos por San Luis, que sacó diez puntos más que el frente oficialista. Eximime de opinar del candidato. El partido radical es un partido amigo de nuestro frente”.
Los hermanos Rodríguez Saá gobiernan San Luis desde 1983, cuando Adolfo inició sus cinco períodos consecutivos de gobierno. Poggi gobernó entre 2011 y 2015, cuando era parte de ese espacio, al que luego se enfrentó.
Peleado con su hermano y fuera del PJ sanluiseño, Adolfo tuvo su candidato en las PASO, el exintendente de la capital provincial Alfonso Vergés, que quedó quinto, con un 2%. “Tenemos expectativa de mejorar. Hay una confusión en el electorado pensando que los hermanos Rodríguez Saá pueden estar embarcados en un mismo proyecto. Me animaría a decir, por mi cercanía y amistad con Adolfo, que esta pelea es muy dolorosa, a nivel familiar y político. Adolfo fue el hacedor del peronismo exitoso en San Luis y lo corrieron por la puerta de atrás del partido”, plantea Vergés, que recibe a LA NACION en su estudio jurídico de la capital provincial.
“Sin Adolfo no lo van a poder hacer [dar vuelta le elección como en 2017]. Hogar al que yo entré en San Luis, tiene una foto de él o un recuerdo. El gobierno ha lanzado créditos, microcréditos, no sé cómo le van a llamar. No es la solución y podríamos decir que es una medida electoralista”, completa Vergés. Algunas pintadas de “El Adolfo” sobreviven en paredes puntanas desde su candidatura de 2017.
Además de los microcréditos, después de las PASO el gobernador anunció el adelanto de un aumento para los empleados públicos y el incremento del Plan de Inclusión Social, de becas y de asignaciones familiares.
En las PASO, el cuarto puesto fue para el Frente de Izquierda. Johana Gómez, ganadora de la interna de la izquierda, dice a LA NACION: “Vimos el descontento puntano con el oficialismo nacional y provincial. No quieren planes, sino trabajo genuino. Nos sorprendió el resultado, sacamos más que el candidato de Adolfo”.
Los cruces políticos tienen alto voltaje, pero la campaña en las calles no se impone. Los pocos carteles céntricos que se ven son mayoritariamente de Fuerza San Luis, muchos de ellos con la imagen del gobernador. En las autopistas puntanas, la variedad es un poco mayor. “La última la dieron vuelta. Todo es posible si dan plata”, dice el taxista José Lara, en la parada de la Plaza Pringles, en el centro de San Luis, y aclara que sus pasajeros casi no le hablan de política. Alejandra Gómez, feriante en la misma plaza, afirma que apoya a Poggi y ve “complicado” que el oficialismo revierta el resultado. “Ya estamos cansados, hace muchos años que gobiernan [los Rodríguez Saá]”, indica.
Al alejarse del centro, comienzan a sucederse los barrios pobres como 1° de Mayo, 9 de Julio o República. Se pueden ver casas precarias con paredes de material, pero también de nylon. Algunas viviendas funcionan como unidades básicas del peronismo en estos barrios, tienen un cartel que las identifica como tales y algún afiche de Rodríguez Saá para confirmarlo.
En el barrio 9 de Julio, Érica Lucero tiene en la ventana de su pequeño kiosco un cartel de Joaquín Mansilla, diputado provincial de Libres del Sur que no logró superar el piso “por nueve votos”, según cuenta Mansilla a LA NACION vía telefónica. Lucero señala que en su casa se hace “panadería y copa de leche”.
“Hay una maquinaria fuerte y abierta del gobierno en todos los barrios, con planes y líneas de financiación. Nuestra militancia está en sectores necesitados y esta práctica de ‘acordarse para las elecciones’ ya la conoce”, advierte Mansilla.
Camino a Villa Mercedes, por la ruta 7, en las pantallas de lectores de patentes aparece la cara de Guadalupe, la niña de cinco años que está desaparecida desde el 14 de junio, cuando estaba jugando en el barrio 544 Viviendas, de la capital provincial.
Segunda ciudad en importancia de la provincia, Villa Mercedes tiene un clima electoral por ahora cansino, cuentan vecinos y empleados municipales en la plaza frente a la municipalidad de esta ciudad de impronta industrial. A una cuadra, hay un local de Poggi que tiene su foto vandalizada. Enterado de la inscripción para los microcréditos, un vecino que simpatiza con “El Alberto” y prefiere mantener el anonimato afirma: “No he decidido el voto, voy a ver qué cambios hacen”.
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