“Ruta del dinero K”: la historia del financista cordobés que está en la mira de tres países
La Justicia de Argentina, España y Malta investigan si Néstor Marcelo Ramos colaboró desde Suiza para blanquear capitales de Lázaro Báez y de un empresario chavista
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Cuando la Justicia argentina reclamó su extradición en junio de 2016 por su rol en “la ruta del dinero K”, Néstor Marcelo Ramos vivía en un pueblito suizo de Ticino, un cantón al sur de los Alpes donde la lengua franca es el italiano. Rodeado de cientos de oficinas bancarias, los hombres de negocios aprecian la zona porque ofrece oportunidades financieras, una tranquilidad inimaginable y un paisaje soñado.
Ramos llevaba dos décadas en Suiza. Desde allí, se sabe ahora, colaboró con argentinos y venezolanos que movieron y blanquearon decenas de millones de dólares. Y desde allí resistió el reclamo de la Justicia argentina, que recién logró indagarlo en 2021 y por videoconferencia. Se negó a viajar a la Argentina porque afrontaba serios problemas de salud y no se movió de Europa, apoyado en el pasaporte italiano que recibió por ascendencia familiar.
Nacido en Córdoba, en julio de 1963, Ramos se radicó en Italia en 1989, pero luego se mudó a Suiza, donde reside desde entonces con sus papeles en orden. Eso le dio otras armas para defenderse en la Confederación Helvética cuando el fiscal Guillermo Marijuan y el juez federal Sebastián Casanello quiso indagarlo porque su fondo insignia, Helvetic Service Group (HSG), apareció en la operatoria que le permitió a Lázaro Báez blanquear US$ 33,5 millones.
Ahora, Ramos aparece mencionado en otra investigación, pero no en la Argentina, sino en España, donde la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal de la Policía Nacional entregó un informe a la Justicia que lo señala por su nombre al abordar presuntas operaciones de lavado del chavismo.
El informe que recibió la jueza María Tardón apuntó contra “Southern Cross Sicav Plc”, un fondo que en enero de este año recibió una multa por casi US$ 350.000 de la unidad antilavado de Malta, según verificó LA NACION. Esa sanción fue el corolario de una investigación previa. “Las averiguaciones de Malta le ubican tras un entramado empresarial con domicilio en el número 5 de la calle Vía Masone de Bérgamo, en el norte de Italia, la misma sede de varias empresas pertenecientes al fiduciario argentino Néstor Marcelo Ramos”, reveló el diario español El Confidencial.
Allí no se agotan las ramificaciones. La Justicia española también avanza sobre una sociedad, “Columbus One Properties”, que los investigadores sospechan que habría servido para blanquear decenas de millones de dólares a través de la compra de 130 propiedades. Desde un hotel, dos edificios de departamentos y una decena de viviendas en Madrid, junto a un complejo de 40 departamentos de lujo en Marbella.
El hombre clave en esas operaciones, sospechan los investigadores, sería el italiano Aldo Ventola, quien también reside en Suiza y cuyas sociedades comparten ese domicilio en Bérgamo con algunas compañías de Ramos, cuando ambos arrastran sospechas previas de lavado.
Ventola, por un lado, estuvo vinculado a otro resonante caso de corrupción en Europa: fue el encargado de esconder 49 millones de euros de la Liga Norte, en Italia, que habían sido desviados para financiar la campaña electoral de ese partido. Y Ramos, por el otro, apareció vinculado a otras operatorias venezolanas en los FincCEN Files, una investigación global del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) en la que participó LA NACION.
¿Qué apareció en los FinCEN Files? Que Ramos prestó servicios para la familia Ceballos, un clan dedicado a la industria de la construcción y la obra pública, y sospechado de actos de corrupción en Venezuela, y que luego buscó resguardar su fortuna de los avatares de ese país, donde el chavismo avanzaba con las expropiaciones. Todo eso encendió las alarmas de un banco por donde pasaron los fondos y que reportó lo ocurrido a la unidad antilavado de Estados Unidos, la FinCEN, que también puso la lupa sobre Ramos.
Consultado por ICIJ, el abogado de Ramos en Suiza, John Dell’Oro, respondió a las preguntas sobre las operaciones de su cliente con una sola línea defensiva: “Dado que el señor Ramos brindó servicios fiduciarios, considera que la información específica está cubierta por el secreto profesional. Nunca brindó servicios financieros, por lo que no participó directamente en ninguna transacción de pago y no sabe nada al respecto”.
Abogado recibido en la Universidad de Córdoba, especializado en derecho societario y de extremo bajo perfil, Ramos evitó siempre a la prensa. El diario suizo 20 Minuti fue el único que logró dialogar con él. “Nunca he conocido a ese hombre”, afirmó, en alusión a Báez, en junio de 2016, sobre “la ruta del dinero K”. Los periodistas lo describieron como “un abogado de profesión y consultor financiero” que “monta un scooter y hace parrilladas en el jardín mientras tiene una orden de arresto internacional”.
Tras la sucesión de escándalos, Helvetic Services Group entró en proceso de liquidación. Pero Ramos jamás fue extraditado a Buenos Aires. La Oficina Federal de Justicia suiza concluyó en febrero de 2021 que las condiciones de los lugares de detención en la Argentina “son preocupantes”. También detalló que Ramos afrontaba un cáncer severo y, según las autoridades helvéticas, su eventual extradición pondría en riesgo su ya deteriorada salud.
Durante su indagatoria por videoconferencia, Ramos insistió con que siempre actuó como fiduciario; es decir, como mero administrador de dinero ajeno, lo que no implicaría la comisión de ilícitos, tanto en las operaciones de Báez como de los venezolanos o cualquier otro de sus clientes. Pero Casanello lo procesó por su participación en la “ruta del dinero K”. El juez concluyó que “Ramos era lo que se conoce como un facilitador profesional: un profesional que presta el servicio de diseñar estrategias, de forma intencionada y activa, para facilitar la comisión de delitos”.
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