Rubén Beraja: "No negocié nunca con Telleldín, no sé qué se le pagó"
El ex titular de la DAIA sostuvo que cuando la Presidenta lo acusó de "vaciador de bancos" tuvo un momento de "descontrol"; asegura no haber sido nunca menemista
La entrevista tuvo lugar en las oficinas del ex titular de la DAIA, en el centro porteño.
–Usted carga con un estigma que la Presidenta puso en palabras hace unos días cuando le dijo "vaciador de bancos".
–Bueno, yo creo que lo de "vaciador" fue un momento de descontrol de la Presidenta, porque no existe esa figura. Yo estoy acusado en la causa por supuesta defraudación al Banco Central, por administración fraudulenta al Banco Mayo y por la misma figura en relación con particulares. En el juicio oral, me voy a defender.
-Lo acusan de haber conformado una asociación ilícita...
Esa es una figura muy práctica en el derecho penal cuando se quiere generar condiciones menos favorables para los procesados, porque si hay una figura penal mal tipificada que da lugar para el arbitrio, es la asociación ilícita. ¿Voy a armar una asociación ilícita después de estar 30 años al frente de una entidad, apoyando instituciones de todo tipo y promoviendo cultura?
–¿Por qué cayó el Banco Mayo según su versión?
–Cae dentro de una secuencia llamativa. Yo la describo y las conclusiones las puede sacar cualquiera. El Mayo cae en un período que va desde marzo del 98 a junio del 99. Cae el Patricios, cae el Mayo, el Israelita de Córdoba, y tiene que encontrar una solución para dejar de operar por sí solo el Comercial Israelita de Rosario. O sea, cuatro bancos vinculados a la comunidad judía...
–¿Cuál es su hipótesis?
–Pedro Pou [titular del Banco Central] me había planteado que no había lugar para "la banca étnica". Y después agregó: "Ni para la banca familiar ni para la cooperativa". Él quería favorecer a los grandes bancos internacionales. Y no sólo eso: también muestra ahí unos prejuicios, por ejemplo, preguntarme con relación a un fondo de inversión que estábamos haciendo con EE.UU., si los dueños eran judíos, lo cual no venía al caso. Y después me dijo: "Usted me tiene que recomendar a alguien para estudiar el Talmud, porque quiero saber cómo hacen los judíos para ganar plata". Le dije: "Mire alrededor del mundo y va a ver mucha gente no judía que sabe ganar plata". Pou tenía muchos prejuicios antijudíos.
-Pero sin embargo el Banco Central le aportó 327 millones de dólares al Mayo para que no cayera...
-No. Cuando nos enteramos que van a suspender al Patricios, voy al Central y pregunto por qué. Me dicen que porque no tiene para pagar la Cámara Compensadora. Pregunto cuánto era. Nosotros habíamos llegado a un acuerdo con el Patricios para comprarle acciones de una sociedad y cubrirle la caja. Entonces les dije: no lo suspendan el jueves, esperen al viernes a última hora y que el Nación empiece a administrar las cuentas corrientes y las cajas de ahorro hasta que el Patricios encuentre una solución. Porque el efecto que iba a tener la suspensión del Patricios iba a ser perjudicial para el Mayo. En principio estuvieron de acuerdo. El jueves teníamos que hacer el depósito. Una hora antes me llaman y me dicen: Beraja, no hagan el depósito. No atinaban a mirarme a la cara. Y me dicen: Vamos a suspender al Patricios hoy mismo. Llegó el doctor Pou de Nueva York y él no lo aprueba.
-¿Pou no aprobaba el salvataje?
-No aprobó que la eventual liquidación del Patricios se hiciera sin daño al resto del sistema, en especial al Mayo. El efecto contagio es mayor entre los que son parecidos. Había mucha confusión entre el Mayo y el Patricios. Por ejemplo, yo nunca fui presidente del Patricios.
–Siempre dentro de su hipótesis, supongamos que Pou no ayudó. De todos modos, ¿por qué estaba al final tan desfinanciado el Mayo?
–No estábamos desfinanciados. Le explico: suspenden al Patricios, y el Mayo, por efecto contagio, pierde casi el 25% de los depósitos en 25 días. Después de eso, pude hablar con Pou, que me dice: "Quédese tranquilo que al Patricios lo va a tomar alguno de los grandes bancos". Pasaron los días, y me dice: "No conseguí ninguno, lo tienen que tomar ustedes". Yo le contesto que no...
-Supongamos, siempre dentro de su hipótesis, que Pou tenía animadversión contra ustedes. ¿Por qué no recurrió al buen vínculo que tenía con Menem?
-Yo nunca hablé con Menem del banco. Mi vínculo con él era respetuoso y considerado, hasta que se produjo un gran desencuentro aquel 18 de julio de 1997. En esa ocasión habló uno de los familiares en el acto del aniversario y acusó a Menem y Duhalde de ser cómplices del atentado. Ahí Menem me manda a pedir una carta de disculpas de la AMIA y la DAIA por haber sido agraviado. Yo le contesto que no corresponde, porque el que habló es un familiar. Cada persona habla por sí y se hace responsable.
-Es curioso, porque lo que se dice es justamente al revés: que usted fue corriendo a pedirle perdón a Menem por lo que había pasado en el acto.
-¡Justamente es lo que no hice! Esa versión la instaló un sector de la comunidad. Es más: estaba yo con otro dirigente en el despacho de Corach y le dijimos que no teníamos por qué pedir perdón. Lo que sí yo pude haber dicho es que no estaba de acuerdo con lo que dijo el familiar, porque lo dijo desde sus entrañas, pero no había elementos para decir algo tan grave desde lo institucional. Pero hubo una operación de prensa desde la Casa de Gobierno. Cuando salimos de la reunión con Corach vemos que en la televisión ya decían: "Beraja fue a pedir disculpas a Menem". Nunca existió ese pedido de perdón.
-¿Cómo definiría la relación que usted tenía con Menem?
-Mi relación con Menem siempre fue funcional, nunca fui amigo ni tampoco...
-¿Dijo "funcional"?
-En relación a mis funciones. (sonríe) ¡No, por favor, que no de lugar a dudas! Iba a verlo cuando tenía un tema puntual. Nunca fui a sus fiestas ni a eventos sociales. Pero dejame contarte algo. Después de ese acto donde él fue acusado de algo tan grave, tuvimos una conversación telefónica donde me dice: "ahora le voy a hablar como presidente de la república, no como Carlos Menem. Y quiero que me responda: ¿qué tiene que hacer una presidente si el día de mañana una organización de italianos o españoles agravia a la investidura presidencial?". Yo me callo un momento y le digo: "presidente, me está tratando de extranjero a mí y a toda la comunidad judeo argentina". Se calla un instante y me dice: "Tiene razón". Pero como yo estaba en un día muy agitado porque había sido un acto difícil, le digo: "Si, presidente, pero usted me dejó ver la estructura interna de su pensamiento: que los judíos somos ciudadanos, pero no tanto".
-También se decía que usted tenía gran vínculo con Corach...
-Igual que con otros ministros. Pero dejame volver a un punto: tiempo después de aquella conversación telefónica–donde reconozco que yo no estuve diplomático- Jorge Rodríguez, jefe de Gabinete, me encuentra y me dice: "Beraja, te aviso que Menem me dijo que no quiere saber más nada con vos ni con los judíos". Eso fue agosto del 97. De ahí en más, un año y pico después, Pou tuvo las manos libres para hacer lo que quiso con los bancos de la Comunidad.
-Habrá escuchado que circula la idea de que Beraja embarcó a buena parte de la dirigencia de la comunidad en una suerte de relaciones carnales con el menemismo.
-Sí. Se instaló, pero no responde a la realidad. Nunca existió esa relación carnal. Era una relación formal. Nunca pedimos favores extraordinarios.
-Pero hay otra hipótesis de la caída del Banco Mayo: que tenía también dos bancas offshore, una era "Mayflowers". Decían que usted captaba depósitos y que los colocaba en proyectos inmobiliarios de gente cercana a usted –incluso dicen que testaferros- y que...
-No, no, no. El Mayo no tenía banca offshore. Eran de otros grupos y no se mezclaba con fondos del banco. Era un grupo autónomo que operaba un fondo de inversión inmobiliaria y que cuando vino la debacle entendieron que el punto más claro donde atacar era el banco.
-O sea: cuando el Mayflowers y el otro no les devuelve las inversiones o lo que hayan depositado, van a tocarle la puerta al Mayo.
-Exactamente...
-Y ahí se produce la corrida....
-¡No! La corrida es por otra razón: por las visitas de los inspectores del Banco Central al mercado se genera una duda...
-¿Su versión es que Pou con sus inspecciones asusta a los inversores, produce una corrida y eso desangra al banco?
-Sí señor. No fue una caída espontánea. Fue una caída inducida por Pou.
-¿Y detrás, por Menem?
-Yo no tengo pruebas de eso. No creo que haya estado él directamente involucrado.
-¿El banco no dio créditos a gente cercana a usted y a la cúpula del banco?
-No. Y una aclaración: todo lo que el Banco Central le dio al Mayo en concepto de redescuentos, le fue devuelta al Central. Eso de que nos fuimos sin devolver 300 millones, es una barbaridad. Lo tengo todo documentado.
–AMIA. Hay una escena inicial: usted, en representación de la querella; el juez Galeano, y Telleldín, un acusado, los tres en una mesa. ¿Para qué le ofrecieron 400.000 dólares a Telleldín?
–Beraja nunca decidió pagarle nada a Telleldín. Esa reunión no existió. Nosotros nos reunimos en una dependencia de un juzgado para hablar con Telleldín para que comprendiera lo importante que era que él dijera la verdad respecto de a quién le entregó la camioneta. Una reunión sin ningún resultado. Advertimos que él era muy rápido, con mucha calle y que nos podía pasar por arriba a todos. Yo no negocié nunca con Telleldín. Nunca supe qué se le pagó, lo que se le pagó y lo que promovió todo el escándalo.
-¿Usted no opinó en ese momento que esos 400 mil dólares servían para estimularlo a que dijera la verdad?
-No. Primero pensé que esa plata se había pagado del fondo de recompensa que había establecido el Poder Ejecutivo para que colaborara con la causa, ¡no que se le había pagado a escondidas o con fondos reservados! Yo sabía que Galeano estaba dialogando con Telleldín para disuadirlo a que colabore para mejorar su posición procesal. Eso es lo que yo sabía. Nada más. Eso de que yo sabía del pago es una fábula para que yo esté en el juicio que llaman de encubrimiento, privación ilegítima de la libertad y peculado.
–Pero ¿a usted no le mostraron un video donde Galeano charlaba con Telleldín?
–No. A mí no me mostraron ningún video. Después, con ese video se esclareció que Galeano le comprometía 400.000 dólares a Telleldín. Antes, era un secreto de Estado. Pero yo nunca me enteré de ese pago.
-Insisto: ¿Usted no formó parte de la decisión de pagarle a Telleldín?
No. Además yo no actuaba solo. Mi actuación era con participación plena de otros dirigentes de la comunidad. Buscando como acusarme, encuentran una figura que no está en el código penal: cómplice psíquico de Galeano en segundo grado en el delito de peculado: que yo le habría prestado a Galeano asistencia psicológica para que él se decidiera a pagarle a Telleldín. Ahora, esos 400 mil venían de la SIDE que dependían del presidente de la Nación y del secretario de inteligencia. Entonces uno pregunta: ¿qué asistencia adicional necesitaba Galeano para sentirse seguro si creía que lo estaba haciendo legalmente? Seguramente no la mía.
-Asistencia psicológica no, pero era una forma de alinear a la comunidad...
Nunca hubiéramos aprobado algo que no cumpliera con todos los recaudos legales. Teníamos que preservar la causa. Había muchas amenazas de nulidades.
–Avalemos por un momento lo que dice. ¿De dónde sale que usted avaló el pago a Telleldín para que desvíe la investigación?
–Yo creo que ese invento fue elaborado desde el Gobierno para tener en esa causa, como rehén, a un dirigente de la comunidad judía.
–¿Un rehén para qué?
–Para hacer lo que hizo Cristina, no ahora, siempre. Cada dos por tres dice: "¿Qué me dicen a mí, si hay un dirigente de la DAIA que está involucrado en una acción en contra del descubrimiento?". Es una forma de lavarse las manos. Es como decir: "No le echen la culpa al Estado. Échense la culpa ustedes, porque un dirigente de ustedes actuó mal".
-¿Qué piensa de la idea de que el atentado fue contra Menem por haber mandado los barcos a Irak?
-Acuerdo bastante. Cuando Menem sube necesita reinsertar a Argentina en el mundo occidental. Y Menem decidió entrar a Washington por la puerta de Jerusalem. Es nuestra interpretación. Luego Argentina interrumpe el contrato vigente con Irán para proveerle agua pesada con fines atómicos. Había un embarque de agua en enero del 92 que Argentina cuando cancela el contrato, ese agua no viaja a Irán. Tres meses después vuela la Embajada.
-¿Y la famosa pista siria?
¡No existe una pista siria autónoma! Es una fantasía para distraer lo que se ha investigado durante 20 años. Querer instalar la idea de una pista siria ahora, después de 20 años, 10 de Galeano y 10 de Nisman, es tratar de borrar todo para empezar de cero. Irán y Siria son socios en muchos ataques terroristas. Por eso cuando leo que los nuevos fiscales van a investigar la pista siria, me parece que es falta del conocimiento del tablero internacional. Siria e Irán son socios, pero quien tiene capacidad operativa a distancia es Irán. Hezbollah no hacía nada sin el consentimiento de Siria.
-A usted se le reprochaba falta de fuerza en el reclamo por el esclarecimiento. Lo atribuían a que no quería dañar su relación con Menem.
Beraja fue a la Comisión de Relaciones Exteriores de EEUU en el 94 y 95, y denunció las irregularidades en las investigaciones y la falta de sincronización entre las fuerzas de seguridad e investigación. La falta de colaboración del poder político. Hasta Neustadt en un editorial me acusó de faltarle el respeto a Menem.
-¿Y por qué cree que si reclamó tanto sigue instalada la idea de que "entregó a la comunidad"?
Eso está instalado en un sector de la oposición de la comunidad. Cualquiera que haga una investigación documental verá todo el trabajo que se hizo.
-¿Qué piensa de la denuncia de Nisman?
Nisman hizo un trabajo serio, esforzado. Tenía un compromiso con la investigación. (piensa) La denuncia no la leí en su totalidad. Es una hipótesis. De que hubo un acuerdo con Irán, es verdad. Ahora, él a ese acuerdo le atribuye una intención. No tengo elementos para saber si es así.
-¿Y qué le parecía el Acuerdo con Irán?
Yo soy crítico del Acuerdo con Irán, primero porque Nisman no podía viajar a Irán porque estaba condenado a muerte. Segundo, porque Canicoba Corral no se ha mostrado activo acá, en Argentina. No me imagino cuán activo puede estar en Irán, frente a jueces iraníes. Y tercero, porque me parece una rendición. Yo quisiera pensar que el acuerdo fue de buena fe, pero no lo aseguro.
–La Presidenta dijo que Israel no reclama por el esclarecimiento del atentado a la embajada. Y se preguntó por qué.
–Lo que dijo la Presidenta en ese momento lo dijo bajo un impulso de ira. No tenía sentido. Israel ya reclamó y hay un juicio. Esa expresión me parece que obedece a no comprender cómo es el juego internacional.
–Usted también fue mencionado en el discurso...
–Y por eso le contesté. Ni a mí ni a ningún ciudadano se lo puede vapulear, injuriar o calumniar desde la cadena oficial.
–¿Usted fue menemista?
–No, nunca. Nunca fui menemista.
–Caramba. Es una aseveración sorpresiva...
–Nunca voté a Menem.
-Pero todo el mundo dice "Beraja menemista".
-Porque yo cometí un error. En los actos en Casa Rosada me sentaban cerca de Menem. Y había muchas fotos donde salía cerca de él. No le daba importancia a la lectura de la imagen. Pero yo nunca jamás he sido menemista. Y las relaciones que mantenía eran las de un representante de una entidad apolítica y apartidaria.
–¿Cree que se resolverá lo de la AMIA algún día?
–Lo veo difícil. Además, si ahora la Unidad Fiscal de Investigación va a investigar la supuesta pista siria, es una broma total.
–¿Y por qué van a investigar la pista siria?
–Es una idea que tiene la Presidenta desde hace mucho tiempo.
–¿Y por qué tiene esa idea?
–No sé de dónde la saca. Debió aportársela a Nisman.
–Dejamos acá.
Historia clínica
Beraja, Rubén
Edad: 75
Ocupación
Abogado. Ex titular de la DAIA.
Observaciones
Dice: "Yo estaba invitado por Israel a vivir allá, en reconocimiento a mi actuación en favor de los intereses de la comunidad. Me quedé a defender mi honor".
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