Rossi: “Las diferencias dentro del FdT son entre los que queremos resolver los problemas”
El exministro de Defensa del presidente Alberto Fernández, jefe político del actual jefe de bloque del oficialismo en la Cámara de Diputados, se mostró optimista con su designación: “va a conseguir el consenso para que se apruebe el acuerdo con el FMI”, sostuvo.
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Cristina Fernández y Néstor Kirchner son los que más aparecen en las fotos que Agustín Rossi tiene en su oficina en Rosario, en un edificio histórico que está ubicado en diagonal a la Bolsa de Comercio, en el corazón del centro rosarino. Rossi llega caminando solo a su lugar de trabajo, “en el llano”, como aclara, por la peatonal Córdoba, un día que muestra un cielo amenazante en una ciudad que vive a los saltos, por las escenas cada vez más crudas de la violencia narco.
En su oficina poblada de imágenes de la historia del kirchnerismo, de la que fue protagonista, Rossi trata de “desdramatizar” la renuncia de Máximo Kirchner. Dice que es lógico que haya diferencias frente a la gravedad de la situación. El reemplazante del hijo de la vicepresidenta es el diputado Germán Martínez, que durante la entrevista con LA NACION, trabaja en la oficina contigua, ya de regreso de Buenos Aires. Es un dirigente del riñón íntimo de Rossi, que lo acompañó desde 2005 cuando el exministro de Defensa ocupó la jefatura del bloque peronista, el lugar donde Martínez está sentado desde el martes pasado.
La designación de Martínez confirmó lo que se observaba en la Casa Rosada. El Chivo, como lo llaman en Santa Fe, se acercó al presidente Alberto Fernández en un momento clave: la necesidad de que el Congreso avale el acuerdo con el Fondo Monetario (FMI). Hay rumores del regreso de Rossi al gabinete, algo que no niega pero rechaza que esas versiones salgan de él o de su entorno. Su posible vuelta a la Casa Rosada muestra también el camino zigzagueante del gobierno. Rossi se enteró que tenía que dejar la cartera de Defensa a fines de julio pasado durante una entrevista en un canal de TV. Admitió ahora que “no fue elegante” la forma en la que se produjo su salida del gabinete, aunque aclaró que de todas formas iba a dimitir porque iba a ser candidato a senador en Santa Fe.
-¿La renuncia de Máximo Kirchner fue el momento de mayor tensión a nivel político desde que el Frente de Todos llegó al poder?
-La Argentina vive un momento singular desde la visión de su sistema político. Y el peronismo más. Es la primera vez que el PJ gobierna bajo la arquitectura de una coalición. En otros países del mundo, sobre todo los europeos que tienen regímenes parlamentarios, están habituados a las disidencias dentro de una coalición. No tienen tanto dramatismo, como el primer impacto que generó acá la renuncia a la jefatura de bloque de Máximo. Una renuncia que en la propia misiva él pone límites. Dice que no se va del bloque ni del Frente de Todos. Enuncia una serie de proyectos parlamentarios en los que va a trabajar, que muchos de ellos tienen que ver con propuestas del Poder Ejecutivo. Me da de pensar que pasado el primer momento de zozobra y superado el debate del acuerdo con el FMI va a haber un espacio que se va a seguir fortaleciendo.
-¿No le llama la atención silencio de la vicepresidenta que fue la arquitecta de la coalición de gobierno?
-Fue muy sincero el presidente Alberto Fernández en una entrevista antes de su viaje a Rusia y a China cuando reconoció que hay disidencias en el Frente de Todos (FdT). Cristina tiene matices también en torno a la firma con el acuerdo con el FMI. El problema que enfrenta la Argentina es de tal magnitud, y el grado de responsabilidad para resolver el problema es tan importante, porque esto va a impactar en millones de argentinos, que las miradas diferentes y las precauciones son entendibles. Siempre decimos que las diferencias dentro del FdT son entre los que queremos resolver el problema. Y no somos nosotros los que generamos este problema de la deuda. La realidad es que el endeudamiento que asumió expresidente Mauricio Macri y el cronograma de pagos son de una irresponsabilidad absoluta. Quién podía llegar a pensar en 2018 que la economía argentina iba a tener un superávit de la balanza comercial de 20.000 millones de dólares de excedente para poder pagar los compromisos de este año. Nosotros ahora estamos tratando de resolver el problema. Me parece que la resolución que encontró el presidente es posible y lo posible parece razonable en el acuerdo que se selló con el FMI. Es un acuerdo heterodoxo si uno lo compara con el que arribaron otros países, como Grecia. No hay una indicación de una reforma previsional ni laboral ni tributaria en términos regresivos. Se mantiene la inversión en obra pública. Y hay cuatro años y medio de gracia para empezar a pagar la deuda. En ese lapso la Argentina va a poder consolidar el crecimiento económico, que es lo que se dio el año pasado, para poner a la Argentina de pie. Defiendo las gestiones de Martín Guzmán y del presidente porque creo que como decía Arturo Jauretche: “No hay que al almacén con el manual del almacenero”. Guzmán no fue con el manual del FMI, que es lo contrario a lo que hubiese hecho Macri. Cuando él dijo a esto lo resolvía en cinco minutos era porque aceptaba todas las condiciones del Fondo.
-¿Esta instancia incómoda y complicada para el gobierno, de avalar un acuerdo con el FMI, obliga a replantear la unidad del Frente de Todos?
-Está claro que lo que se va a tratar de buscar es que el FdT tenga la posición más convergente posible. Esto es avalar el acuerdo con el FMI. Esta es hoy la posición mayoritaria en la coalición. Esto se va a conseguir. La sociedad en su conjunto se ha manifestado en esta línea, si uno ve algunas encuestas de opinión. Después habrá que ver con qué espíritu el bloque del FdT enfrenta el debate en base a los acuerdos internos.
No sólo creo que va a conseguir [Germán Martínez -jefe de bloque en la Cámara de Diputados-] el consenso para que se apruebe el acuerdo con el FMI sino que se va a convertir en un gran presidente de bloque.
-El FdT enfrenta el dilema de hacer un ajuste como requiere el FMI. ¿Cómo evalúa el costo político que tendrá para el gobierno?
-Nosotros no hablamos de recorte sino de expansión del gasto. Lo que hablamos es de una convergencia fiscal que es la acordada con el FMI. Y el objetivo es llegar a esa convergencia fiscal a través de un aumento de la recaudación, que se va a dar por un incremento de la actividad económica. El crecimiento de la economía en la Argentina tiene dos canales: fortalecer el sector exportador, que siempre es necesario porque genera divisas, y por otro lado, fortalecer el mercado interno, que implica el 75 por ciento del PBI de la Argentina. Creemos que vamos a crecer cerca del 4,5 o 5 por ciento este año y el que viene. Esto nos va a permitir tener las condiciones para ir a la convergencia fiscal que se acordó con el FMI. Nunca pensamos que se llegaba a esa instancia a partir de un recorte del gasto, sino que a la reducción del déficit se llega por aumento de la recaudación y de la actividad económica.
-Va haber ajustes de tarifas de la energía, por ejemplo, por la reducción de los subsidios.
-Eso es otra historia. Veníamos de tarifas planchadas. La suba de tarifas siempre va a estar por debajo de la inflación y por debajo de la suba de los salarios. Por lo que tengo entendido eso es lo que va a plantear el gobierno como tarifa plana y después se va a avanzar en una segmentación de aquellos sectores de clase alta y media alta para que paguen el 100 por ciento del servicio. Además, en este tema hay un problema de distorsión federal. Porque no hubo aumento de tarifas en el Área Metropolitana de Buenos Aires (Amba). En las provincias sí hubo incrementos, como en Santa Fe donde aumentó un 35 por ciento la energía.
-Renunció al ministerio de Defensa y ahora tiene una relación cercana con el presidente después de una salida traumática del gabinete. ¿Qué cambió?
-Es cierto que tener que renunciar por televisión no fue lo más elegante. De todos modos era previsible mi salida porque no podía haber seguido como ministro porque era candidato en Santa Fe. Esa cartera no está en la agenda mediática todo el tiempo pero requiere de un trabajo full time porque es un área muy grande. Más allá del incidente de que me pidió la renuncia por televisión estoy agradecido a Cristina Fernández y a Alberto por haberme permitido ser ministro de Defensa, donde me sentí plenamente respaldado por el presidente. Pasaron las elecciones y recompuse mi relación con Cristina. Con Alberto me seguí viendo y tengo una muy buen vínculo. Cuando su agenda se lo permite charlo con él y le doy mi mirada que es distinta porque estoy en el llano.
-¿Deja el llano y vuelve al gabinete?
-No me escapo a las versiones. Ninguno de los rumores tienen origen en mí o en mi entorno. El presidente nunca me dijo nada de regresar al gabinete. Tampoco tengo ansiedades. Me siento un dirigente y militante que aporta al Frente de Todos.
-¿La llegada de Germán Martínez como reemplazante de Máximo Kirchner lo acerca a regresar al gobierno?
-Germán Martínez me acompañó durante hace muchos años, tanto en mi rol legislativo como cuando fui ministro de Defensa. A partir de 2019 llegó a la Cámara de Diputados, un lugar que conoce muy bien y tiene una gran capacidad de trabajo e inteligencia y es un gran buscador de consensos. Nosotros somos kirchneristas que apoyamos la gestión de Alberto. No sólo creo que va a conseguir el consenso para que se apruebe el acuerdo con el FMI sino que se va a convertir en un gran presidente de bloque.