Rosenkrantz: "Toda crisis de legitimidad es una crisis de confianza"
Con un diagnóstico crítico y un reconocimiento de la crisis de legitimidad que atraviesa el Poder Judicial, el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Carlos Rosenkrantz , inauguró hoy el año judicial frente a magistrados y académicos de todo el país. Llamó a los jueces a recuperar la confianza de la ciudadanía y, si bien abundó en críticas, dijo que no se trata de una crisis irreversible.
"Un Poder Judicial sin legitimidad pierde su razón de ser, pues sin legitimidad un Poder Judicial no puede ser eficaz en la realización de sus fines", dijo Rosenkrantz.
Este fue su primer discurso como presidente de la Corte Suprema , elaborado y pronunciado en un clima de máxima tensión, por la disputa de poder entre los ministros que integran el máximo tribunal. Parte de ese clima se debe, además, a una agenda cargada de temas sensibles, que resultan determinantes en un año electoral.
Rosenkrantz habló de la percepción que tiene la ciudadanía sobre el Poder Judicial, e insistió en la necesidad de que los magistrados actúen en el marco de la legalidad. "Toda crisis de legitimidad es en gran parte una crisis de confianza. Los argentinos están perdiendo la confianza en el Poder Judicial. Hay dudas de que nos comportamos como verdaderos jueces de una democracia republicana. La solución requiere entonces que revirtamos esta percepción y, para ello, los jueces debemos mostrar, todos y todos los días, que sí somos verdaderos jueces de una democracia republicana", planteó.
Y añadió: "Nuestras decisiones no pueden ser ad hoc, sino que deben están estructuradas por principios. Significa también que estamos comprometidos, en casos futuros, a aplicar esos mismos principios aunque el resultado sea impopular o antipático. Significa que, como Ulises, somos capaces de atarnos al mástil de la legalidad". Con esa referencia a la Odisea, la obra de Homero, el presidente de la Corte aludió a una cuestión que en más de una oportunidad lo ha convocado: fallar de manera impopular y, según dijo él mismo en ocasiones anteriores, más allá de lo que "la tribuna reclama".
Habló del rol que deben ocupar los jueces y dijo -tal vez en otro intento por diferenciarse de Lorenzetti - que hay que prescindir de estridencias y personalismos. "Tenemos que entender que pertenecer al Poder Judicial no es un privilegio. Ser jueces o funcionarios del Poder Judicial no nos confiere derechos, sino que, por el contrario, nos impone deberes y responsabilidades", agregó.
También hizo mención de la necesidad de lograr un funcionamiento acorde con los requerimientos de un poder del Estado moderno y reglado, y habló de medidas tendientes a evaluar la productividad, el flujo de causas y su tramitación.
Sin pronunciar la palabra independencia, como sí lo hizo Lorenzetti en discursos anteriores, Rosenkrantz se refirió a la necesidad de un Poder Judicial independiente. "Los jueces debemos mostrar que somos refractarios a todo interés personal, ideológico, político y de cualquier otra naturaleza que no sea el interés de realizar el imperio del derecho", dijo.
En este contexto, mientras el Gobierno, a través del consejero representante del Ejecutivo Juan Bautista Mahiques, pidió la remoción y el juicio político del juez federal de Dolores, Alejo Ramos Padilla, la Corte, por decisión unánime, le concedió un pedido a ese juez y autorizó a su juzgado a contratar a dos empleados para trabajar en la investigación sobre el caso D'Alessio.
El acto, realizado en el patio del Palacio de Tribunales, contó con la presencia de los jueces de las cámaras de Casación Penal y los miembros de la Cámara Federal. Se trata de los funcionarios que tienen en su poder causas judiciales sensibles, con funcionarios y exfuncionarios involucrados por actos de corrupción.
A diferencia de años anteriores, en que los jueces federales de primera instancia asistían a los discursos de Lorenzetti de manera casi perfecta,hoy la mayoría de ellos se ausentaron.
Solo asistieron -de los jueces de primera instancia de Comodoro Py - Sebastián Casanello, Daniel Rafecas y Sergio Torres. Tampoco concurrió el presidente de la Cámara Federal, Martín Irurzun.
La tradición inaugural la implementó el expresidente Ricardo Lorenzetti en 2008, y fue la primera vez en once años que él no pronunció el discurso. Lo oyó sentado en una de las cinco sillas, junto a los ministros Juan Carlos Maqueda, Horacio Rosatti y Elena Highton de Nolasco.
El discurso de Rosenkrantz planteó un diagnóstico más crítico que el de años anteriores. Es que, en las últimas semanas, el desprestigio de la Justicia Federal , con magistrados acusados de enriquecimiento o de recibir dádivas y atravesada por la actuación ilegal de los servicios de inteligencia, quedó en el centro de la escena.
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